Arxiu mensual: novembre de 2020

PUBLICACIÓ DEL LLIBRE “MAQUIS Y FRANQUISMO: LUCHA ARMADA, MIEDO Y REPRESIÓN. LA AGRUPACIÓN GUERRILLERA DE LEVANTE (AGL) Y ARAGÓN (AGLA) (DESDE FINALES DE 1947 HASTA LA RETIRADA A FRANCIA EN 1952)”

Aquest llibre, en dos volums, de JOSÉ RAMÓN SANCHIS ALFONSO (CRONISTA OFICIAL D’ALDAIA)ha sigut editat pel Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense (CEMAT) Cantavieja 2020, amb l’ajuda del Gobierno de Aragón, i amb la col·laboració del Grup per la Recerca de la Memòria Històrica de Castelló, la Asociación Pozos de Caudé y La Gavilla Verde. El nostre grup ha aportat diverses fotografies, informació sobre els maquis en excursions realitzades per la província de Castelló i el pròleg del llibre escrit per l’investigador i membre del GRMHC Juan Luis Porcar. L’AUTOR ha donat un llibre per a la biblioteca del Grup quedant així disponible per a la seua consulta i/o préstec, tanmateix també el tenim a la venda.

Aquest llibre estudia la lluita de guerrilles contra el Règim de Franco, dirigida pel Partit Comunista des de França, que va tenir lloc en el seu àmbit geogràfic per les províncies de Castelló, Terol, Tarragona, Conca i València. El marc cronològic ens ve delimitat entre els anys 1947, quan el mes d’octubre es reorganitza l’agrupació i es crea el 23è Sector, i 1952, quan durant els mesos de juliol i agost es duu a terme la retirada definitiva a França dels últims guerrillers. Està prolongat en el temps en estudiar la partida independent de “Francisco” i la “Pastora”, que després de desertar de la AGLA va estar activa fins a l’any 1954, i també en oferir unes pinzellades històriques sobre el llarg exili d’alguns guerrillers, a França i Txecoslovàquia, fins al seu retorn definitiu a Espanya; així com en dedicar un apartat al guerriller Florencio Guillén García “Viejo” de Gúdar i els seus fills Dionisio i Gerardo Guillén Montolio.

Com diu el nostre company Juan Luis Porcar en el pròleg del llibre:

“Nos encontramos ante un libro resultado de años dedicados a la investigación histórica, al trabajo de campo en el que conviven paisaje y factor humano, que nos ofrece una amplia y pormenorizada información sobre el fenómeno de la guerrilla y su incidencia en el territorio y sus habitantes, una información que pacientemente José Ramón Sanchis ha sabido recoger, ordenar, e interpretar, y de esta forma recuperar datos y testimonios de una época oscura y silenciada, abriendo archivos y permitiendo que protagonistas de los hechos puedan también escribir la historia y que esa memoria trascienda hasta nosotros.

La incansable tarea de Sanchis, recorriendo cada rincón, cada pueblo, cada masía, en un amplio territorio que incluía zonas de las provincias de Teruel, Castellón, Cuenca, Valencia y Tarragona, el contacto directo con las víctimas y sus familiares posibilita la recogida de información oral, que contrastada con la documentación escrita nos permite analizar no sólo la acción represiva del Estado, sino también las diversas actitudes de la población frente a ella y las relaciones interpersonales en el ámbito rural.

El primer Franquismo y el mundo rural golpeado por el fenómeno de la guerrilla forman parte también de una historia local, hasta ahora desconocida, de un silencio que nos habla de represión y miedo, que se impone a las palabras y a las confesiones solo pronunciadas durante las noches en la intimidad del hogar. El tiempo se detiene para las víctimas pero los que ya no están, los desaparecidos, planean sobre la comunidad como un espectro que exige verdad y justicia, sobre una historia local hasta hace pocos años, escrita mayormente por los vencedores de la Guerra Civil y sus herederos.

Esta obra que tienes entre tus manos representa un estudio riguroso en el cual el autor pretende también abrir nuevas vías de investigación, un trabajo concienzudo y realizado con disciplina y dedicación, estudiando archivos, recopilando datos de la prensa de la época, contrastando los resultados con otras investigaciones, y recogiendo testimonios y protagonistas para rescatar una historia en la que el tiempo juega en su contra.

Libros como este son necesarios para conocer nuestra historia no tan lejana, para desmitificar creencias y hechos dados como veraces, ayudarán a una comunidad a crear y asumir su propia identidad conociendo todo lo reprimido y hasta ahora silenciado, en definitiva, para poder enfrentarse al olvido de las vivencias traumáticas, el cual nunca será posible si antes no se asume el recuerdo.”

Fuente: https://memoriacastello.cat

CRONISTAS ALICANTINOS (I)

GERARDO MUÑOZ

Los cronistas dejan constancia de la historia de una localidad o de una provincia. Sus crónicas son consideradas oficiales cuando han sido nombrados para ocupar dicho cargo por el municipio o la diputación. Pero, a lo largo de los siglos, también ha habido grandes cronistas que han escrito sobre la historia de una ciudad o de una provincia sin haber ostentado el cargo oficialmente. Son los llamados cronistas oficiosos.

La persona elegida para ostentar el cargo de cronista oficial suele distinguirse por su labor de investigación y divulgación de la historia local o provincial. Es el asesor de la correspondiente institución en materia histórica y, en la actualidad, el cargo no suele estar remunerado con un sueldo.

Desde hace unos años, la figura del cronista oficial está siendo cuestionada por quienes consideran que no tiene mucho sentido mantenerla en una época en la que la información está al alcance de todo el mundo a través de internet. Frente a ellos se encuentran quienes defienden su permanencia porque tienen la responsabilidad de escribir para la posteridad la «historia oficial» de lo que acontece, teniendo acceso además a toda la documentación que existe en los archivos, sin restricción alguna.

Casi todos estos cronistas oficiales aparecen en el «Diccionario bio-bibliográfico de los Cronistas Oficiales de España», publicado en 2018. Mi agradecimiento a Antonio Luis Galiano Pérez.

LOS INICIOS

El primer cronista del que tenemos noticia en Alicante es del siglo XVI, si bien es una noticia indirecta. Así lo explican los profesores Armando Alberola y Cayetano Mas en el estudio preliminar del facsímil de «Ilice ilustrada», publicado por el Ayuntamiento de Alicante en 1991: «Según Bendicho, el primer trabajo sobre la historia de la ciudad consistió en un discurso leído por el Licenciado Martín Bartolomé García en el año 1600».

Es decir, la única obra que se conoce sobre la historia alicantina de este licenciado García es un discurso cuyo texto está perdido.

Alberola y Mas continúan escribiendo: «Por otra parte, existen ciertas noticias referidas a otra Historia de la ciudad escrita durante el siglo XVII por Sebastián Nicolini, sacerdote alicantino, doctor en Cánones y Canónigo de la Colegial de Játiva, localidad en la que murió en 1681. Su título era “Origen, fundación y excelencias de la Ilustre, Augusta, muy noble y muy Leal Ciudad de Alicante”, y aunque aparece citada en algunos elencos bibliográficos lo cierto es que nunca se ha sabido nada de ella».

Vicente Bendicho

Nació en Elche en 1584.

Se ordenó sacerdote en Orihuela y continuó sus estudios de Teología en Tortosa, obteniendo el doctorado. Fue párroco en Alicante y Mutxamel.

Siendo deán de la colegiata de San Nicolás, escribió la «Chronica de la Muy Ilustre, Noble y Leal ciudad de Alicante», dedicada al justicia, jurados y Consejo de dicha ciudad.

Falleció en Alicante el 14 de abril de 1642.

Juan Bautista Maltés y Lorenzo López

Ambos fueron jesuitas y llegaron a ser superiores de su orden en Alicante.

Maltés nació en Alicante el 6 de abril de 1646, en el seno de una antigua familia aristocrática. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1662. Escribió el borrador de una crónica sobre la historia de la ciudad de Alicante. Falleció el 14 de enero de 1712 en Gandía.

López nació en Alicante en 1680. Estudió Gramática y Artes en el colegio jesuita de Alicante y obtuvo la cátedra de Teología en Valencia. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1698. Según cuenta en su «Prefacion», completó el borrador de la crónica que había escrito Maltés. Murió en Alicante en 1758.

La crónica iniciada por Maltés y concluida por López no fue publicada hasta 1880 con el título de «Ilice ilustrada. Historia de la muy Noble, Leal y Fidelísima Ciudad de Alicante».

DE LA PROVINCIA

Juan Vila Blanco

Nació el 24 de junio de 1813 en Alicante.

Estudió en Alicante, Orihuela y Valencia. Fue periodista, poeta y funcionario de Correos en Albacete, Castellón y Alicante. Socio correspondiente de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fundó y fue redactor de varios periódicos y revistas literarias en Alicante. Publicó poemarios y crónicas sobre la historia de la ciudad.

Padecía de ceguera.

Fue nombrado cronista oficial de la provincia el 3 de enero de 1867. Censurado tras la Revolución de 1868, hubo de dejar el cargo en noviembre de ese año, pero volvió a ser nombrado en octubre de 1875, ostentándolo hasta su muerte.

Falleció en Alicante el 23 de enero de 1886.

José Pastor de la Roca

Nació el 20 de febrero de 1824 en Dolores.

Estudió en Orihuela y Valencia. Residió casi toda su vida en Alicante. Fue procurador judicial, poeta y político. Desempeñó los cargos de vicepresidente de la Diputación Provincial y de gobernador civil. Publicó numerosos artículos y varias crónicas y novelas históricas. Colaboró con periódicos alicantinos y fundó varias revistas.

Fue nombrado cronista oficial de la provincia en noviembre de 1868, tras ser censurado Vila Blanco. Ocupó el cargo hasta su muerte. Renunció a sus emolumentos como cronista en julio de 1869, pero recibió de la Diputación 1000 escudos anuales para gastos.

Murió el 22 de octubre de 1875 en Alicante.

Gabriel Miró Ferrer

Nació el 28 de julio de 1879 en Alicante.

Estudió en Orihuela, Alicante, Ciudad Real, Valencia y Granada, licenciándose en Derecho. Trabajó como funcionario en el Ayuntamiento de Alicante, en la Diputación Provincial y en la Junta de Obras del Puerto. No aprobó las oposiciones a judicatura a las que se presentó en 1905 y 1907. Marchó a vivir a Barcelona en 1914, donde trabajó en el Ayuntamiento y en la editorial Vecchi y Ramos.

Fue un novelista de éxito, publicando numerosos libros. Colaboró con periódicos de Alicante, Madrid, Barcelona y Buenos Aires. Fue desestimada en 1927 la propuesta que presentó Azorín para que ocupase un sillón en la Real Academia de la Lengua, debido a la campaña de desprestigio que sufrió, entre los sectores más conservadores, tras la publicación en 1926 de su novela «El obispo leproso».

Se casó en 1901 con Clemencia Maignon, con quien tuvo dos hijas.

Fue cronista oficial de la provincia entre el 12 de octubre de 1908 y el 23 de mayo de 1910, con sueldo de 1800 pesetas anuales, y entre el 1 de enero de 1912 y enero de 1919, con sueldo de 2000 pesetas anuales, aunque estuvo varios años sin cobrarlo.

Vivió en Madrid desde 1920, ocupando un puesto en el Ministerio de Instrucción Pública.

Falleció el 27 de mayo de 1930 en Madrid.

Gonzalo Vidal Tur

Nació el 8 de mayo de 1895 en Onteniente.

Ordenado presbítero el 25 de mayo de 1915 en Orihuela, se licenció en Teología y Filosofía y Letras. Fue capellán del Ejército, profesor del Seminario de Orihuela, profesor del Instituto de Alicante, archivero de la Diputación Provincial, párroco de San Juan Bautista de Benalúa. Autor de varios libros de historia y numerosos artículos publicados en la prensa alicantina. Su obra «Alicante: sus calles antiguas y modernas» (1974) contiene algunos errores graves y adolece de un marcado sesgo ideológico franquista, pero no deja de ser de lectura obligada para conocer la historia del callejero alicantino.

El 16 de enero de 1940 fue nombrado cronista oficial de la provincia.

Fue enterrado el 8 de noviembre de 1979 en el cementerio de Alicante. El Ayuntamiento compró a sus herederos en octubre de 1988 su biblioteca, de más de 800 ejemplares, que se conserva en el Archivo Municipal.

Vicente Ramos Pérez

Nació el 7 de septiembre de 1919 en Guardamar del Segura.

Estudió en Valencia y Madrid, doctorándose en Filosofía y Letras con una tesis sobre Gabriel Miró. Trabajó de maestro en Alcoy e impartió clases de español en Estocolmo entre 1957 y 1959. También trabajó en la Caja de Ahorros del Mediterráneo. Fue miembro de la Real Academia de Historia.

Contrajo matrimonio en 1943 con Manolita Moya García, con quien tuvo dos hijos.

Ingresó en Unión Valenciana, siendo elegido diputado en las elecciones generales de 1982. Al año siguiente abandonó Unión Valenciana y se pasó al Grupo Mixto, hasta 1986.

Publicó numerosos libros y artículos en la prensa alicantina y fundó dos revistas literarias. Creó la biblioteca Gabriel Miró.

En 1970 fue nombrado cronista oficial de la provincia. Entre 2000 y 2006 publicó «Historia de la Diputación Provincial de Alicante» en cuatro tomos.

Fue nombrado hijo adoptivo de Alicante. Hay una avenida con su nombre.

Falleció el 2 de junio de 2011 en Alicante.

Fuente: https://www.informacion.es

LA PLAZA DE TOROS DE ELDA SE ACERCA A SU 75 ANIVERSARIO CERRADA Y EN PLENO DETERIORO

PÉREZ GIL

La plaza de toros de Elda alcanzará su 75 aniversario el 14 de julio de 2021 sumida en un proceso de abandono y deterioro que se remonta a la última década. A ocho meses de cumplirse la efeméride, el coso lleva cinco años cerrado por motivos de seguridad y diez años sin albergar ningún festejo taurino de renombre. La última gran tarde de toros se celebró en abril de 2010, tras dos años de parón ante la ausencia de empresas interesadas en presentar carteles para el coso local. Fue de la mano de la sociedad Tauroalmería, que llevó a torear a Elda a Jesulín de Ubrique en el año de su reaparición, David Fandilla «El Fandi» y el diestro local Antonio Pérez «El Renco». Desde entonces el inmueble, incluido en los Bienes Catalogados del Ayuntamiento como Patrimonio Arquitectónico Civil, está criando matojos.

Mucho se ha escrito y hablado sobre la necesidad de recuperar este espacio para la ciudad. Pero la última iniciativa para conseguirlo se remonta a diciembre de 2017, cuando el equipo de gobierno de PSOE-Compromís convocó un concurso de ideas para rehabilitar la plaza de toros. Se presentaron ocho propuestas, una de Castilla-León, otra de Galicia y seis de Elda. El trabajo que el jurado eligió para desarrollarlo era el que presentó el mismo grupo de jóvenes arquitectos que remodeló la Plaza Castelar de Elda durante la etapa de gobierno del PP. La propuesta pasaba por cambiar el uso de la plaza de toros, manteniendo únicamente su estructura, para formar una herradura abierta en la que instalar tiendas, locales de ocio y oficinas. También se pretendía aprovechar la zona de las gradas para celebrar espectáculos de todo tipo. El concejal de Patrimonio Histórico, Amado Navalón, ya anunció entonces que se trataba de una «hoja de ruta» para hacer futuras actuaciones encaminadas a recuperar el edificio. Pero han pasado tres años y nada se ha hecho aunque, esta misma semana, el equipo de gobierno de PSOE-EU ha admitido que está estudiando la posibilidad de rehabilitar el edificio a lo largo del actual mandato para darle un uso comercial y lúdico.

Apuntes históricos

Fue el domingo 14 de julio de 1946 cuando se inauguró la plaza de toros de Elda. La construyó el empresario Eustaquio Cantó Amat con la finalidad de dotar a la ciudad de un espacio en condiciones para el desarrollo de los espectáculos taurinos. El emplazamiento elegido fue una zona sin edificar, a las afueras de la población, que en apenas una década se comenzó a poblar de calles, casas y edificios. Así lo detalla el historiador y CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ELDA, GABRIEL SEGURA, en una de sus publicaciones. Para la construcción se utilizó piedra de las canteras de Bolón cedida por su propietario Francisco Beltrán. Se comenzó a construir en 1944 y, tras año y medio de obra con una inversión de 600.000 pesetas, se decidió inaugurarla sin acabar. El cartel inaugural contó con los novilleros Paquito Bru, de Madrid, y Sergio del Castillo, de Sevilla, que contaban con mucho renombre entre la afición taurina.

Fuente: https://www.informacion.es

VIRGEN DE SANTA MARÍA DE EL PUIG: PATRONA DEL REINO DE VALENCIA

JUAN BENITO RODRÍGUEZ MANZANARES

Dado que todos amamos nuestra patria chica, en esta ocasión voy a comentar unas pinceladas de la Virgen María en su bella y significativa advocación de la Virgen de Santa María de El Puig, Patrona del Reino de Valencia, actual Comunidad Valenciana.

Y para ello, he de remontarme a tiempos celestiales en los que, acompañada por ángeles y querubines, ascendió al cielo el cuerpo vivo de María Santísima, madre de Dios, hecho que se celebra el 15 de agosto bajo el nombre de la «Asunción de la Virgen María».

Una vez en el cielo la Madre de Dios, dos ángeles fueron hasta el que fuera su sepulcro por breve tiempo y, del mismo arrancaron la losa donde reposó su santa cabeza. En esa losa, con cinceles de oro y martillos de plata, los ángeles tallaron una imagen sedente en el trono de la sabiduría, de la Virgen María sin corona y sin joyas, y con el niño Jesús en su regazo.

Desde el cielo buscaron el mejor emplazamiento para depositar en la Tierra la virginal talla, decidiéndose por un otero conocido como «El Puig» (1), colocando la santa imagen en una oquedad natural formada por algunas rocas.

En ese lugar permaneció hasta que los Santos Apóstoles Santiago (5 a.C.-44), Pedro (s. I a.C.-ca. 64 a 67) y Pablo (ca. 5 a 10-ca. 58 a 64), la descubrieron y la presentaron a los primeros cristianos para ser venerada.

Y aunque lo dicho hasta aquí puede entrar en el ámbito de la leyenda, lo tomaremos como válido para nuestro artículo.

Al llegar los romanos construyeron una capilla situando la talla en ella. Y en el reinado visigodo, siendo rey Suintila (¿?-634), levantaron un monasterio entorno a la capilla romana, del cual, según el historiador, Pere Antoni Beuter (1490-1554), quedan algunos cimientos y fragmentos cilíndricos de sus columnas.

Para la torre de ese monasterio se fundió una gran campana de bronce y en una orla de la misma grabaron:

«Santa María ruega por nosotros. Tu imagen nos sea protectora, la cual fue labrada en una piedra de tu sepulcro por ángeles, y traída por ellos y honrada con la venida de los apóstoles. Tus siervos te reverenciamos. Echa lejos de nosotros los rayos y truenos con el sonido de la campana, la cual hicimos en la era de seiscientos sesenta».

Todo estuvo tranquilo hasta 711 cuando se inició la invasión musulmana y los monjes del monasterio, por temor a que estos profanasen la santa imagen, cavaron un foso en la capilla y en él escondieron la imagen de la Virgen María, poniendo la citada campana sobre el agujero ya tapado.

Ahora bien, cuenta otra leyenda que, en la noche del 1 al 2 de agosto de 1218, se le apareció la Santísima Virgen a San Raimundo de Peñafort (1175-1276), al rey Jaime I de Valencia (1208-1276) llamado «el Conquistador» y a Pedro Nolasco (1182-1256), al cual le pidió que fundara una comunidad de religiosos dedicada a libertar los esclavos cristianos de manos musulmanas y así lo hizo, creando la Orden de la Merced.

Y otra leyenda cuenta que, en ese lugar, durante las noches de varios sábados del verano de 1237, los centinelas del castillo de Enesa, también llamado de Patá o de Cebolla, situado sobre una colina muy próxima al monasterio, vieron siete luminosas estrellas que descendían y desaparecían siempre en un mismo punto próximo al monasterio. Intrigados por este hecho, cavaron en el punto indicado por las extrañas luces y encontraron la campana antes mencionada y bajo ella, la imagen de la Virgen María con el niño en su regazo que cincelaran los ángeles, la cual, pasó a ser conocida por la advocación de la Virgen de Santa María de El Puig.

Con estos mimbres llegamos a 1238, año en que el rey Jaime I entra victorioso a Valencia, tras el asedio que realizó a la misma desde el 21 de abril de ese mismo año, conquistando la taifa de Valencia por capitulación firmada el 9 de septiembre, de manos de quien fue el último rey musulmán de Valencia, Zayyán ibn Mardanish (¿?-1270). Y para coordinar toda la acción militar de la conquista de Valencia, el rey Jaime I se asentó en El Puig, donde tuvo noticias de la Virgen de Santa María de El Puig.

El rey Jaime I era muy religioso, motivo por el que siempre se hacía acompañar por la orden de los mercedarios creada por Pedro Nolasco, mas, una vez asentados en El Puig, se sabe que antes de entrar en batalla, él y su ejército se encomendaban a la virgen de la zona, es decir, a la Virgen de El Puig, para que le ayudara en sus campañas militares.

El rey Jaime I tuvo éxito en sus hazañas militares y, la victoria sobre su enemigo y finalmente la conquista del reino taifa de Balansiya, que es como los musulmanes denominaron a la Valentia romana, la cual pasó a denominarse Valencia, se la atribuyó a la intercesión de esta advocación mariana.

Desde ese momento el monasterio pasó a denominarse de Santa María de El Puig, también denominado Real Monasterio de los Padres Mercedarios de El Puig de Santa Maria, pues el rey Jaime I les cedió este monasterio a la Orden de la Merced, y a la Virgen de El Puig la nombró Patrona del Reino de Valencia, siendo coronada canónicamente la advocación de la Virgen de Santa María de El Puig, el 9 de octubre, (día en que el rey Jaime I entró victoriosos a Valencia) del año 1954.

Aquí es preceptivo comentar que en 1667 fue nombrada Patrona de la ciudad de Valencia a su Capitana Generala, Nuestra Señora de los Inocentes, Mártires y Desamparados, más conocida como La Virgen de los Desamparados, o bien por sus apelativos cariñosos de la «Geperudeta» («Jorobadita») debido a la inclinación de su cabeza o «mareta» («madrecita»), la cual es la titular de la Real Basílica que en Valencia ciudad lleva su nombre.

Y comentaba que es preceptivo citar el anterior párrafo, porque el 10 de mayo de 1961, el papa Juan XXIII (1881-1963) nombró a la Virgen de los Desamparados, Patrona de Valencia y de su reino, pero como en 1961 Valencia no constituía un reino, sino que era parte de la unidad de España bajo el régimen de Francisco Franco Bahamonde (1892-1975), para multitud de valencianos la Virgen de El Puig sigue siendo la Patrona del Reino de Valencia, hoy Comunidad Valenciana, y la Virgen de los Desamparados, la Patrona de Valencia. Y, además, para los seguidores de la Virgen de El Puig, la decisión del papa Juan XXIII, fue un verdadero agravio.

Como apunte comentar que el filósofo, historiador y CRONISTA OFICIAL DE EL PUIG DE SANTA MARÍA, JULIO SAMUEL BADENES ALMENARA, afirma que el hecho de que el rey Jaime I nombrara a la Virgen de El Puig Patrona del Reino de Valencia, no es una leyenda sino que es historia, pues en la «Crónica Latina» se especifica que, Jaime I consideró a la Virgen de El Puig patrona de las batallas de la conquista de Valencia y posteriormente la nombró patrona del Reino de Valencia.

Valencia, y El Puig, son sinónimo de cultura.

«Puig», es una palabra valenciana que traducida a castellano es «promontorio».

Fuente: https://www.elperiodicodeaqui.com

LA SEQUÍA Y EL APROVECHAMIENTO DE LAS AGUAS DEL RÍO DEL CASTILLO EN 1841


Riu del Castell.

BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT, CRONISTA OFICIAL DE XIXONA.

En el verano de 1841 la sequía era acuciante y la escasez de agua se notaba en el propio casco urbano de Xixona. Las mujeres tenían que hacer mucha cola en las fuentes públicas para llenar sus cántaros habiéndose producido alguna discusión sobre el turno para el aprovisionamiento del líquido elemento; discusiones que, en ocasiones, habría pasado de las palabras a las manos: ”pues las mujeres se están peleando los más de los días en las fuentes públicas por las muchas que se juntan y la dificultad que sucede para llenar sus cantaros, al paso que llegan algunas veses los arrieros y no pueden dar a bever a sus cavallerias”. Además las cabalgaduras de los carreteros y arrieros no podían abrevar por falta de agua: “se han buelto de la fuente una porcion de cavallerías sin poder beber”.

La merma en el caudal de agua, que llegaba a las fuentes públicas de la ciudad de Xixona, era muy destacada; así se evaluaba en la mitad del caudal que acostumbraba a manar de sus chorros: “paseha diariamente por todas las calles de esta poblacion, observa que el agua que cahe por las fuentes, donde se surte el vecindario para su consumo, no llega a la mitad de la que en todas épocas ha visto en ella”.

A finales de agosto de 1841 se comenzó a plantear una posible solución para la sequía. Las aguas de las que se abastecía la ciudad procedían de la fuente de Segorb. Estas aguas discurrían por el barranco que hay detrás del castillo y llegaban a una caseta donde, las aguas necesarias eran desviadas para el abastecimiento de la ciudad y el resto circulaban por el cauce de este riachuelo en dirección hacia el Sur y eran aprovechadas por los regantes de la partida de Segorb. Cuando la ciudad había padecido una sequía se había procedido a incrementar el caudal de las aguas que se reservaba al consumo humano y reducir el agua sobrante que continuaba por el riachuelo. Según el consistorio esta práctica se podía realizar, ya que los regantes de Segorb sólo tenían derecho al uso del agua sobrante.

El 23 de agosto el pleno municipal acordó llamar a la casa consistorial a los tres médicos de esta ciudad, cirujano y boticario para que a las 5 de la tarde de ese mismo  día pasasen a analizar la calidad de las aguas que se recogen en el barranco situado encima de la caseta del agua, puesto que “teniendo noticia que dicha agua no reúne las cualidades que la que se consume en esta ciudad”. El informe que emitieron los expertos debió de ser positivo y el pleno del 26 de agosto de 1841 acordó por mayoría aumentar el caudal del agua destinada al abastecimiento público y disminuir la que finalmente circula por el riachuelo del castillo. También se acordó abrir un expediente informativo para saber si estos regantes eran propietarios del agua o sólo tenían derecho a utilizar las aguas sobrantes.  Sobre este asunto declararon una veintena de testigos que corroboraron la versión del Ayuntamiento.

Esta intención municipal de disminuir el caudal del agua que circulaba por el río del castillo y que era aprovechado por los regantes de Segorb supuso el inicio de hostilidades entre los potentados de dicha partida y el cabildo jijonenco.

Los regantes de la partida de Segorb, encabezados por Francisca Cortes Gisbert, elevaron un recurso ante el Jefe Político de la provincia, quien abrió un expediente y solicitó información sobre el asunto al juez municipal.

El 1 de septiembre se volvió a reunir el pleno municipal para debatir una solicitud del juez de primera instancia en la que pedía una certificación del acta de la sesión del 26 de agosto y el expediente o los antecedentes que habían servido para acordar el incremento del caudal para consumo humano. Esta solicitud la realizaba por petición del Jefe Político de la Provincia, es decir los regantes de Segorb apostaron fuerte y denunciaron la intención municipal de reducir el caudal del río del castillo ante la máxima autoridad provincial. La respuesta del Ayuntamiento fue muy contundente. Inicialmente intentaron desacreditar la solicitud del juez manifestando que en este caso no actuaba como institución, puesto que el recurso se había presentado ante el Jefe Político de la Provincia, sino como un simple intermediario. Además se cuestionaba su imparcialidad en el asunto: “en razón al trato y relaciones de amistad que tiene con Doña Francisca Cortes interesada en el negocio como otras de los regantes de Segorb”.

Tras una discusión se llegó a un acuerdo consistente en pedir al Jefe Político de la Provincia la recusación del juez de primera instancia en este tema y en negarse a declarar ante dicha autoridad. Este acuerdo se tomó por mayoría de 7 votos a favor, 2 en contra y 2 abstenciones. Resulta curioso que entre los que se oponen al acuerdo municipal se encuentre Manuel Verdú, comisionado por el pleno para el mantenimiento de las acequias y responsable del agua y Sebastián Garrigós, alcalde segundo.

El 2 de septiembre acudieron al notario: Vicente García, presbítero y síndico del clero de esta ciudad; D. José Garrigós; Doña Francisca Cortes Gisbert, viuda; Teresa Cortes viuda también; Miguel Lusandes; Francisco Coloma; José Selfa; Antonio Coloma; José Mira en representación de su padre Vicente y José Picó, todos ellos propietarios de la partida de Segorb para firmar una escritura en la que se constituían como interesados en el riego. Estos hacendados tenían muy claro los motivos que propiciaban esta acta: “teniendo presente que por el Ayuntamiento constitucional de esta repetida ciudad se trata de quitarles las aguas de las espresadas fuentes con cuya quieta y pacífica posesión se han hallado siempre los comparecientes así como sus antepasados”.

La razón de este convenio era comprometerse públicamente en la defensa de sus intereses y establecer los medios económicos para ello.

Así acordaron presentar los recursos necesarios ante los tribunales de Justicia: “hasta su final terminación, cuantos expediente y pleitos sean necesarios”. Para la provisión de fondos se nombró a José Garrigós, depositario y se aprobó que la aportación de numerario fuera proporcional a la cantidad de horas de agua de riego que tenían concedidas, a razón de 160 reales por cada día de agua. En caso de que estas cantidades fueran insuficientes se determinó que se pudiera hacer una nueva derrama. Es significativo que como testigo de este convenio firmara Sebastián Garrigós, alcalde segundo de Xixona.

En este enfrentamiento entre el ayuntamiento y los regantes de Segorb resulta llamativa la postura de D. Manuel Verdú, encargado del abastecimiento público y del mantenimiento de las acequias, quien siempre defendió los intereses de los hacendados. Es por ello, que el pleno del 1 de septiembre intentó atar en corto a este díscolo concejal. Dado que no podían destituirle, a pesar de alegar: “no prestava, ni podía prestar, toda la vigilancia y cuidado que exigía un asunto de tanta importancia para el público,  a causa de vivir fuera de esta ciudad”, puesto que la excusa presentada parece ciertamente baladí, se procedió a controlar todas sus actuaciones mediante el nombramiento de un ayudante, José García.

Este nombramiento de un ayudante disgustó al concejal, quien además había perdido el control de las llaves de la caseta del agua. Manuel Verdú escenificó su malestar ante el pleno de la corporación del 16 de septiembre cuando solicitó que se le devolvieran las llaves y, en caso contrario,  no se hacía responsable de los desperfectos que se pudieran producir en la red de abastecimiento del agua. Sus compañeros de corporación decidieron responderle en una sesión posterior.

A pesar de ello, hemos revisado las actas capitulares y no hemos encontrado una respuesta por escrito. Da la impresión que Manuel Verdú siguió desempeñando el cargo y el 7 de enero de 1842 cuando se renovaron los cargos municipales se buscó una solución de consenso al nombrar como responsables de infraestructuras al propio Manuel Verdú  y al concejal Antonio Sirvent. En esta última sesión plenaria el concejal Mateo Cremades y el síndico D. José García intentaron que estos regidores fueran responsables a título individual de lo que pudiera ocurrir en el servicio de aprovisionamiento agua; pues plantearon que “quedasen responsables de qualquier evento que pudiese suceder en el Pueblo por falta de cuidado en las cañerías” , sin embargo el resto de concejales no fueron del mismo parecer, aunque si que apuntaron que “los encargados referidos deven tener el mayor cuidado en los encargos, que se les han conferido, haciendo presente a la corporación las faltas que observen para que esta las provea de remedio”.

El 11 de enero de 1843 ya se recuperó la normalidad puesto que fue nombrado como encargado de la composición de calles, fuentes, cañerías y tejar, Antonio Sirvent, quien había compartido el cargo el año anterior con Manuel Verdú.

Fuente: https://bgarrigos07.wordpress.com

CASINOS: ANOCHECER EN ELS ARQUETS, CRUZANDO EL BARRANCO DE LOS FRAILES

JOSÉ SALVADOR MURGUI. CRONISTA OFICIAL DE CASINOS

Cuando las noticias del mes de noviembre no son buenas, y la pandemia invita a quedarte en casa, los sentimientos y la mente evocan la necesidad de salir, de lograr un reencuentro con tu yo. La sensación de bienestar que te trasmite el sol junto a la posibilidad de recibir una ducha de las vitaminas que te proporcionan sus bondadosos rayos, te invitan a buscar y localizar el momento y el lugar.

A escasos dos kilómetros de Casinos, encuentras parajes idílicos, donde la madre naturaleza muestra su fuerza. Saliendo por lo que era el Camino de Alcublas, hoy carretera en dirección al mismo lugar, pasando el Camino de la Perica, el de san José y el camino del Barranquet, después de cruzar esa obra ejecutada en los años sesenta del siglo pasado, el majestuoso canal, &nb sp;que ha conseguido transformar del secano al regadío, aquellas resecas parcelas que eran propiedad de la Casa del Campo, llegas al Barranco de los Frailes que la habitaban dependientes de la Cartuja de Portaceli.

Ese barranco, cañada de los Frailes, que muy bien puede nacer en el “Rincón de Barrales” y cruzar las “Lastras del Tío Perico”, tiene una personalidad propia, pues lo adorna una vegetación mediterránea, muy característica de nuestras tierras y campos. Los altos pinos, junto a la multitud de romero, tomillo, esparto, y esa infinidad de plantas aromáticas, espinosas, como las aliagas que empiezan ahora a florecer, hacen del paisaje una vista tan relajante como atractiva.

En medio de esa Rambla de los Frailes, se eleva majestuoso el antiguo acueducto dels Arquets, capaz de conducir el agua de lluvia desde el “Partidor”, en la partida del Salt, dentro de la Rambla de Artaj, lugar donde se distribuía el agua para alimentar la balsa de Casinos, y las dos balsas de la Casa del Campo, balsas que a lo largo de la historia regentaban aquellos frailes cartujos, con los que en diferentes ocasiones tuvieron que pleitear los vecinos de Casinos a la hora de administrar el agua, ante la necesidad humana y sequia de nuestras tierras. La Casa de Campo se eleva majestuosa sobre todo el territorio, su campana era oída desde la lejanía, avisando a los trabajadores la hora de la comida, para acudir a la casa a compartir el alimento; el domino de estas posesiones era una fuente de trabajo y riqueza.

Els Arquets, construidos con piedra tallada a la perfección, nos hablan del paso de los años, nos revelan el cauce del agua, el paso de los siglos. Por arriba la acequia, por abajo la Rambleta. Es un camino de piedra tan bien labrado, que cuando lo contemplas a nivel del suelo, parece que estés recorriendo por aquellas pedregosas calzadas romanas con nombre propio: la Vía Apia antica, o sientes las piedras bajo tus pies, cuando desciendes del Monte de Saturno en la Colina Capitolina de Roma, y te diriges a la Cárcel Mamertina. Es una fantasía, ver como se oculta el sol, bajo las piedras dels Arquets, sintiéndote acompañado de los aromas de la tierra, de toda la sinfonía de verdes colores que te regala la naturaleza, o del frescor de las piedras y la tierra, cuando se confunden con el olor de la tierra mojada.

Todo ese paraje natural, lo adornan los frondosos campos de naranjos, campos nuevos, que han sustituido los campos inmensos, repletos de tupidos algarrobos, capaces de alimentar los animales, la caballerías, que ayudaban en las labores agrícolas de antaño.

Son muchas las veces que alumnos y maestros han acudido a contemplar esta joya de piedra, por ventura, guardo una libreta escrita por mi padre Avelino Murgui, que bajo el título de “Ejercicios de gramática”, narra la “Excursión a la Casa de Campo” en la que participaron los alumnos de D. Pedro Villanueva a primeros de diciembre de 1937. Con tinta roja escribía: “… Como muy cerquita de estos pajares, existe un pequeño acueducto (puente por donde pasa el agua por encima), fuimos a verlo, y nuestras ansias de aprender quedaron satisfechas. Entre los niños que nos acompañaba había alguno que sabía recitar versos, y nos deleitaron diciendo algunas poesías de las muchas que sabían.

Francisco Ors, maravillosamente, nos recitó “Piececitos”, “Caperucita encarnada”, y “Cuento a Margarita”; Pascual Murgui Marqués, pronunció: “¡Viva México!”; Salvador Enguídanos (de Llíria) y Pascual, declamaron “Los Gigantes de Pamplona” y un niño, que era evacuado de apellido, Cárdenas, pronunció en andaluz, un verso de su tierras…”

Hoy junto a mi nonagenario padre, hemos recordado contemplando ese acueducto aquel momento de su infancia, solo tenía diez años; he imaginado aquellos niños con pantalón corto, jersey casero, bufanda de lana, gorras de pana, y zapatos rotos, oyendo las dulces palabras, que escribió Gabriela Mistral, y que el niño Francisco Ors, les dirigía con suave voz:

“Piececitos de niño, azulosos de frío,

¡cómo os ven y no os cubren, Dios mío!

¡Piececitos heridos, por los guijarros todos,

ultrajados de nieves, y lodos!

El hombre ciego ignora, que por donde pasáis,

una flor de luz viva, dejáis;

que allí donde ponéis, la plantita sangrante,

el nardo nace más, fragante.

Sed, puesto que marcháis, por los caminos rectos,

heroicos como sois, perfectos.

Piececitos de niño, dos joyitas sufrientes,

¡cómo pasan sin veros las gentes!”

Francisco Ors, a la sombra tibia de aquellas piedras, seguro que no imaginaba que después de estudiar su carrera de Farmacia, en Granada, sería un gran dramaturgo autor de “Contradanza”, que sería un guionista de RTVE, que haría una serie titulada “Las Viudas”, entre las que escribió “Viuda Valenciana”, tampoco soñaría, con recibir en 1984 el Premio Mayte de teatro, por su obra “El día de Gloria”, ni seguro pensaría que algún día se brindaría con el vino tinto “Casa Roja”…

Decía la poesía: “Sed, puesto que marcháis, por los caminos rectos, heroicos como sois, perfectos…” Heroicos aquellos hombres y mujeres de aquella escuela, y de otras, junto a sus maestros; heroicos, perfectos, por las lecciones que de ellos hemos aprendido; por el inmenso legado que nos habéis dejado que es esta fecunda y llana tierra que tiene por nombre Casinos.

Fuente: https://www.elperiodicodeaqui.com

EL TEULADINO, VICENTE BERENGUER, NOMBRADO HIJO ADOPTIVO DE GATA DE GORGOS POR SU LABOR HUMANITARIA

El Ayuntamiento de Gata durante la sesión plenaria celebrada en la noche del pasado martes, aprobó, por unanimidad de la corporación, nombrar hijo adoptivo de Gata de Gorgos, al misionero de Teulada, Vicente Berenguer Llopis. El motivo esgrimido: Su trayectoria personal, sus actuaciones humanitarias y solidarias y su valía personal.

No es el primer homenaje que recibe este teuladino de pro nacido en 1937. Al igual que en anteriores, esta nueva distinción es sin duda muy merecida (como todas las demás). Berenguer se convierte de este modo en hijo adoptivo por partida doble ya que, recordemos, en 2017 fue nombrado hijo adoptivo de la ciudad de Valencia, por su trabajo en la escolarización de las generaciones más jóvenes de Mozambique.  En los 50 años de misionero en este país africano, el misionero, ha construido 14 colegios, 2 Institutos y un Internado. Ha escolarizado a más de 75.000 niños y niñas. Se antoja difícil que en toda la Comunidad Valenciana haya personas más involucrada en la enseñanza.

La historia de Vicente Berenguer Llopis es la de una vida totalmente dedicada a los más desfavorecidos, siendo el único extranjero hasta la fecha, distinguido por su trabajo por el gobierno de Mozambique.

MIGUEL VIVES, EL CRONISTA DE GATA DE GORGOS en una reciente mención ha señalado que: “Desde hace unos años, Vicente Berenguer vive a Gata considerándose un gatero más que ha sabido adaptarse y comprometerse también en nuestro pueblo con la gente, con los más necesitados, ganándose el aprecio y respecto de toda la gente del pueblo (…) Él se ha volcado en la enseñanza, la cultura, la solidaridad y la ayuda humanitaria. En unos momentos como los actual, más que nunca necesitamos luz, levantar la mirada y que la sociedad gatera pueda tener un referente como es el de la persona de Vicente Berenguer”.

Fuente: http://teuladamorairadigital.es

‘MÚSICA CELESTIAL EN POBLET’, UN ARTÍCULO DE ALFONSO ROVIRA

ALFONSO ROVIRA. CRONISTA OFICIAL GRÁFICO DE ALZIRA

La agrupación musical Ibn Hafadja de Alzira, ofreció un espectacular concierto en la iglesia del monasterio donde está enterrado Jaime I, bajo la dirección de Alberto Sánchez Castillo.

De un diez, elevado al quince, podemos calificar la actuación de la Agrupación Musical Ibn Hafatja, de la Sociedad Musical de Alzira, en la tarde del sábado 27 de junio de 2015, en la iglesia del monasterio de Santa María de Poblet, muy vinculado a Alzira por la conversión al cristianismo de su santo patrón, Sant Bernat, que fue monje de aquella abadía en el siglo XII.

Con la asistancia del alcalde de Alzira, Diego Gómez, acompañado del abad del monasterio, Josep Alegre, dio comienzo el concierto dirigido por Alberto Sánchez Castillo, presentado por Aureliano Lairón, Cronista Oficial de Alzira y miembro de le “Germandat de Poblet”, quien explicó al auditorio de dónde venía el nombre de la agrupación musical, y de la vinculación del monasterio con Alzira. Fueron obras escogidas especialmente para el lugar donde estaban actuando, entre ellas “Els motets de la Passió d’Alzira”, de José Grau, que cantaron Guillermo Galán, clarinete, y Chema Pérez, saxo del conjunto. Una de las obras que más apreció y aplaudió el público que llenaba el templo de la abadía, pertenecientes a la “Germandat de Poblet”, procedentes de distintos lugares, que celebraban la asamblea anual. Una de las obras que encantó al auditorio, fue “La Madrugá”, de Abel Moreno.

Al finalizar la audición, el mismo abad manifestaba su satisfacción por haberla escuchado, lo que hizo que el “mestre” volviera a bisarla en su honor, tras intercambiar unos obsequios. Los músicos hicieron entrega de un cuadro de la Virgen de la Asunción, grabado en el mismo una clave de “Sol”, obra de Susana Nadal. Por su parte los monjes les obsequiaron con unas publicaciones del monasterio.

El concierto en esta abadía fue un regalo para los oídos, el poder escuchar aquellas armoniosas notas, gozando más de una hora con el mayor silencio y atención el programa escogido por el “mestre”. La banda alcireña hizo atronar las gruesas paredes conventuales en el mejor de los paraísos.

Para terminar, todo el grupo se dispuso a plasmar el recuerdo gráfico de su paso por el monasterio, reuniéndose en el altar mayor de la iglesia, teniendo como fondo el retablo del valenciano Damián Forment, que lo fabricó entre 1527 y 1529. A llegar Lairón en su presentación al sepulcro donde descansan los restos de Jaime I de Aragón -que falleció en Alzira el 27 de julio de 1276- comentó el deseo del gobernante que fue el más importante del Reino de Valencia en su época, estar enterrado en el Monasterio de Poblet.

Por la mañana, al llegar al recinto de la abadía cisterciense, giraron visita al monasterio acompañados de un monje, quien les dio toda clase de explicaciones históricas. Tras el concierto se visitó en Espluga de Francolí un completo y bellísimo museo rural.

A la mañana siguiente, domingo, cerca de las 11 de la mañana, la expedición emprendió viaje de regreso a Alzira, no sin antes girar visita al monasterio de Santes Creus, también de la Orden del Císter, donde recorrieron el recinto con las sabias explicaciones de José Luís Andrés, miembro también de la “Germandat de Poblet” y principal responsable de la actuación musical en Poblet. En la iglesia de les Santes Creus, descansan los restos de Pedro I de Valencia; su hijo, Jaime II, “El Just” y el almirante Roger de Lauria.

Los alcireños siempre son bien recibidos en Poblet, por el motivo de todos conocido, San Bernardo, príncipe árabe de Carlet y mártir de Alzira, se convirtió allí al cristianismo mediado el siglo XII. Los monjes lo recuerdan de singular manera: “Alzira es la terra del mártir Sant Bernat, monjo de Poblet, que per Déu i la religió, juntament amb les seues germanes, María i Gràcia, donaren la vida terrena, glorificant el Monestir, a més, que el rei Jaume d’Aragó, les despulles del qual abans de morir a Alzira, va renunciar a la corona a favor del seu fill Pere, es va fer monjo del Císter, va rebre el sant Viatic i sense dubte va exhalar el darrer suspir”.

Fuente: https://www.nuestrasbandasdemusica.com

EL DINERO DE LA REPÚBLICA EN ALGAR


Moneda fraccionaria emitida por el Consell Municipal de Algar en 1937

JOSEP CATALUNYA ALBERT, CRONISTA OFICIAL DE ALGAR DE PALANCIA

En el Acta de 10 de octubre de 1937, relativa a la sesión del Consejo Municipal de Algar de Palancia, presidida por el consejero-presidente D. Leandro Bojó Mora, con la asistencia del resto de los consejeros ( Francisco Molina Montesinos, José Mora Mestre, Máximo Bolinches Bojó, Enrique Gascó Carbonell y José Medrazo), consta el siguiente acuerdo:

     … retirar de la localidad el papel moneda existente en la circulación toda vez que por no aparecer numerados no puede tener certeza exacta de los que circulan, máxime si tiene que responder este Consejo en todo momento de la efectividad de los mismos; y que en sustitución de estos se haga una tirada de papel moneda fraccionaria de veinticinco céntimos, y de una peseta, en cantidades ambas del 1 al 2.000, ingresándose el sustitutivo en moneda legal en arcas municipales como valores fuera de presupuesto.

A esta cuestión se refiere el que fuera historiador y cronista de varios municipios del Camp de Morvedre, Emilio Llueca Úbeda (1949-2008), en una comunicación escrita publicada en la revista Braçal, editada por el Centre d’Estudis del Campde Morvedre, titulada Las emisiones de papel moneda en el Camp de Morvedre 1936-1939, en la que se refiere expresamente a Algar y viene a corrobar lo acordado por su Consejo Municipal, antes referido.

Efectivamente, el Consejo Municipal de Algar emitió dos series, una de 1 peseta, sobre cartulina blanca y textos en negro y con un formato de 45 x 65 milímetros, y una segunda serie, mejor elaborada que la anterior, de 25 céntimos, con un formato de 55 x 80 milímetros. En ambos aparece la antefirma del presidente y del cajero, con un sello ovalado de color violeta en el anverso. Se emitieron alrededor de 3.000 pesetas en “papel moneda de emergencia”.

De todos modos, este papel moneda emitido por los Consejos Municipales, entre ellos, como hemos visto, el de Algar de Palancia, tuvo corta vida, ya que el 18 de enero de 1938 se pusieron en circulación los certificados provisionales de moneda divisoria emitidos por el Ministerio de Hacienda de la República, que venían a solucionar el problema, ordenándose, por Decreto de 6 de enero de dicho año, la recogida de todo billete no emitido por el Banco de España o Tesoro Público.

LA ALMOINA, LA HISTORIA QUE NOS REGALÓ LA VIRGEN


damián torres

Los primeros estudios sobre la Valencia romana se hicieron al excavarse los cimientos para la capilla de la Patrona a mediados del siglo XVII

FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA

Si sabemos lo que sabemos sobre nuestros orígenes, si conocemos con detalle la fundación de la ciudad y sus primeros siglos de historia, se lo debemos a la Virgen de los Desamparados y a la devoción que los valencianos le tienen. Porque los primeros datos de la Valencia romana se conocieron cuando se levantó la actual Basílica; y porque el deseo de construir un templo grandioso dedicado a la Patrona fue el que nos propició, andando el tiempo, el rico yacimiento de la Almoina, un libro abierto sobre la historia antigua de la ciudad.

En el año 1667, la Virgen de los Desamparados fue trasladada desde la Catedral a un templo nuevo, construido apenas a unos metros de distancia. La creciente devoción a la imagen de una Virgen que amparaba a los que morían en soledad, a los ajusticiados, los enfermos y los locos, unida al agradecimiento por su intercesión en la peste de 1647, recomendó construirle una gran capilla, de planta elíptica, coronada por una elegante cúpula cubierta de tejas azules. Pero desde que en 1652 comenzaron a abrirse los cimientos, la Valencia de origen romano comenzó a hablar de forma elocuente, a través de lápidas e inscripciones.

José Vicente del Olmo (1611-1696), secretario del Santo Oficio de la Inquisición, es seguro que conoció aquellos trabajos fundacionales que se desarrollaban a pocos metros de su despacho, en la calle de Navellos. Y llevado de su gran afición a las antiguas inscripciones, las fue copiando al detalle; él se ocupó de que las lápidas más destacables se colocaran a la vista en las primeras hiladas de sillares del templo nuevo. Para dar a su obra un valor científico -no en balde es considerado como uno de los primeros «novatores» de la ciencia valenciana- Del Olmo, en 1657, publicó un libro que reunía todos los hallazgos: la «Lithología o explicación de las piedras y otras antigüedades halladas en las çanjas que se abrieron para los fundamentos de la Capilla de nuestra señora de los Desamparados de Valencia».

El notario de la Inquisición dejó claro que la Valencia romana estaba debajo y en las inmediaciones de la Catedral y el nuevo templo que se construía. El tiempo ha demostrado que excavar en ese perímetro, hasta la plaza de la Reina incluso, es hacerlo en el cogollo de la ciudad fundada en 138 antes de Cristo. La excavación de la Almoina ha detectado el cardo y el decumanus, las calles principales de la ciudad.

En el siglo XX, el exhaustivo trabajo de Del Olmo todavía ha servido de guía eficaz sobre la Valencia romana. Pero durante más de dos siglos su obra no tuvo la continuidad necesaria. La ciencia arqueológica, en Valencia, apenas tuvo investigadores hasta que Nicolau Primitiu, un ilustrado fabricante de molinos de arroz, se ocupó, en los años veinte y treinta, de supervisar por su cuenta zanjas y obras en las calles, desde el trazado de alcantarillas en tiempos del marqués de Sotelo a la excavación de refugios durante la guerra civil.

Templo para la Patrona

El 28 de agosto de 1929, LAS PROVINCIAS publicó en su portada un documento importante: el plano de las nuevas alineaciones de la plaza de la Virgen, preparado por el arquitecto municipal Javier Goerlich. Ayuntamiento, Iglesia y Diputación se habían puesto de acuerdo para un trazado que permitía el crecimiento del palacio de la Generalitat a costa del jardín de la antigua Casa de la Ciudad, un aumento sensible de la plaza de la Constitución y un crecimiento notable de la manzana de la Basílica de la Virgen. Otra secuela digna de atención era que las plazas de la Almoina y del Cardenal Benlloch (la actual del Arzobispo) se unían a costa de los edificios que las separaban, que quedaban condenados al derribo. El bisturí de Goerlich, nunca piadoso con los edificios con años a la espalda, se mostraba tajante una vez más.

Con la guerra civil de por medio, la Diputación se demoró hasta 1952 en ampliar su sede. Hay unos dibujos de Albert, hechos para un gran palacio provincial, pero a la hora de la verdad todo se redujo a copiar el torreón primitivo en uno nuevo sin llegar a comerse siquiera el jardín del viejo Ayuntamiento, que tenía un refugio en el subsuelo.

Sin embargo, la Iglesia, y sobre todo la Archicofradía de Nuestra Señora de los Desamparados, puso en marcha, en 1930, un concurso de proyectos destinado a levantar un gran templo a la Patrona. Lo ganó el arquitecto castellonense Vicente Traver que, como LAS PROVINCIAS recordó, era el autor de la hermosa plaza de España de la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929), famosa por los azulejos dedicados a todas las capitales.

En nuestro diario de 8 de febrero de 1931 se encuentra todos los detalles. Traver soñó en su tablero un templo grandioso que conquistó el corazón del jurado; y que se convirtió en el ideal imposible de algunos fieles. La actual Basílica pasaría a ser el atrio de acceso a un templo circular, con siete puertas a la calle y un diámetro de 35,5 metros. Sobre un tambor más alto que la actual veleta se levantaría una cúpula solemne, de aire vaticano, que elevaría la edificación por encima del Miguelete. Un campanario que tendría un competidor nada pequeño en la esquina de la plaza con la calle del Almudín.

El arzobispo Melo dio un plazo, hasta final de año, para que el arquitecto entregara el proyecto detallado y una maqueta. Pero luego, ya se sabe, vino la República y se quemaron algunas iglesias, llegó más tarde el frente popular y la guerra, la imagen de la Virgen tuvo que ser escondida en el Ayuntamiento con la colaboración de Javier Goerlich y el alcalde Cano Coloma… y cuando todo terminó el templo estaba para empezar de nuevo porque había sido usado como almacén de intendencia.

Treinta años de excavaciones

Hasta el año 1960, la Archicofradía no volvió a plantearse el futuro del templo mariano llamado a absorber la calle de la Leña y llegar hasta la de la Harina. De los muchos pequeños edificios sin interés de la zona, unos habían sido comprados por el Ayuntamiento, otros por la Archicofradía y otros seguían habitados. El de mayor interés era el de la propia Almoina, de origen medieval. Por esa época lo que quería el presidente de la Junta pro Templo Monumental, Joaquín Mestre, era hacer algo, no sé sabía bien qué, que permitiera en un futuro abordar el gran templo soñado.

Las ideas cristalizaron en un espacio abierto, con pérgolas, que permitiera celebrar bodas al aire libre, o a semicubierto, una demanda nueva de las jóvenes parejas valencianas. Sin embargo, tampoco se llevó a cabo ese modesto proyecto.

El gran solar de la Basílica terminó cayendo por su propio peso y por el devenir mismo de una Iglesia que, aun adorando a su Virgen, no necesitaba de un templo grandioso para demostrarlo. En tiempos del alcalde Miguel Ramón Izquierdo (mayo de 1978) el Ayuntamiento alcanzó la propiedad de toda la zona de ampliación mediante permuta de suelo con la Archicofradía, que renunció, después de casi medio siglo, a hacer un templo grandioso.

En los primeros años ochenta comenzaron las campañas de excavación arqueológica que han permitido conocer a fondo los orígenes de la ciudad. La sagacidad de los arqueólogos municipales quedó demostrada un año tras otro: cada vez que la corporación municipal decía tener prisa, o cada vez que había que consignar presupuestos, el departamento informaba de un hallazgo interesante del que los periódicos se ocupaban con intensidad. La Almoina, así, fue dando a conocer sus secretos. Y aunque hay publicaciones municipales que dicen que las campañas de 1976, 1983 y 1984, hechas por el departamento de Historia Antigua de la Universidad, no fueron muy trasparentes, los trabajos que emprendieron los servicios municipales de Arqueología desde 1985 fueron dando un goteo de noticias muy interesante.

Conseguir lo que ahora tenemos disponible, especialmente la Cripta y la Cárcel de San Vicente, fue un verdadero calvario, con años de obras paralizadas: se dudaba si las líneas de Goerlich se debían seguir con muchos derribos y hasta la casa del Punt de Gantxo estuvo en peligro.

En cuanto al Museo de la Almoina, con su techo de cristal, fue un fruto final afortunado, del año 2007, al que se llegó después de décadas de críticas en los periódicos y etapas de matorrales interrumpidas por esporádicas y fructíferas excavaciones.

Una reforma retrasada por las expropiaciones

La restauración y reforma de la Catedral, que impulsó el ministro valenciano Vicente Mortes con proyecto de Juan Segura de Lago, dio pie a la necesaria ampliación y transformación de la plaza de la Virgen. El derribo de las Casas de los Canónigos, feas edificaciones adosadas a la Catedral, permitió ensanchar las vistas en la calle del Miguelete, que se reservó para los peatones. En 1970 se empezó a hablar del cambio de una plaza que tenía dos «compromisos» notables: el Congreso Eucarístico Nacional de mayo de 1972 y el 50º aniversario de la Coronación de la Virgen, en 1973.

Pero no se llegó a tiempo a ninguno de los dos compromisos. El pleno municipal de 29 de abril de 1972 aprobó una reforma sustancial, hecha por el arquitecto Emilio Rieta y el ingeniero Manuel Calduch. Pero las expropiaciones lo complicaron y retrasaron todo en medio de las quejas de la prensa. Cuando los trabajos comenzaron verdaderamente, en mayo de 1975, ya era alcalde de Valencia Miguel Ramón Izquierdo, que impulsó una transformación destinada a decir adiós a la vieja estampa de la «plaza de la Tómbola». En marzo de 1976 se trabajó en la zona día y noche para que todo estuviera a punto para las procesiones de las fiestas religiosas de primavera. Un año después, en mayo de 1977, se inauguró la nueva fuente, con esculturas de Esteve Edo, que rinde homenaje al padre Turia y sus siete acequias.

Fuente: https://www.lasprovincias.es