ANTONIO LUIS GALIANO PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA
En el momento actual los medios de comunicación nos abruman con el posible resultado de la resolución dictada por los jueces o los tribunales que, en principio dan fin a los numerosos pleitos. Sin embargo, en muchos casos van mal acompañados por juicios paralelos que se generan en el seno de la sociedad y que condenan al encausado, resultando después que, muchas veces resultan archivados o absolutorios por la Justicia, sin la posibilidad de restablecer la imagen de aquel que se ha visto sumergido en un juicio paralelo.
Sentencias importantes han existido a lo largo de nuestra historia. Sin ir más lejos, recordemos la Sentencia Arbitral de Torrellas, por la que la entonces Villa de Oriola pasó a formar parte del Reino de Valencia. Y siglos antes, nos detendríamos a la dictada por el procurador romano Pilato, por la que basándose en el derecho que tenía de poder imponer la pena capital a un reo. En este caso con la muerte de Jesús en la cruz, tras lavarse las manos y proponer si se le liberaba a Él o al famoso Barrabás.
Pero, para llegar hasta esta escena evangélica, Jesús tuvo que sufrir vejaciones que todos los años, cuando el tiempo lo permite, las vemos recorrer nuestras calles y plazas en los pasos de Semana Santa que, con su iconografía se lleva a cabo una labor pedagógica sobre la Pasión y Muerte de Cristo.
Decíamos, que esto acece cuando el tiempo lo permite, y algunos años ya sea en el mes de marzo o en el de abril, esa lluvia tan necesaria deja en suspenso los desfiles procesionales, aunque, el refranero es el que se encarga de culpar al segundo de estos meses. De ahí, «en abril aguas mil», que en ocasiones se le añade «y todas caben en un barril», probablemente porque consideran que la cantidad caída por metros cuadrados es poca. Pero, suficiente para suspender la procesión, o resguardar los pasos a mitad del desfile, o cubrir las imágenes con plásticos. Ahora bien, siguiendo con el refrán recuerdo aquellos versos del sevillano Antonio Machado, uno de los representantes de la generación poética del 98, que el 26 de julio de esta año se cumplirá el ciento cincuenta aniversario de su natalicio. Versos que dicen: «sobre el viento achubascado,/ y entre nublado y nublado/ hay trozos de cielo añil».
Ha pasado la Semana Santa. Ya estamos en la Pascua Florida, cuyo domingo de Resurrección en este año cae el 20 de abril, coincidiendo con una amplia nómina de santos y beatos en el calendario, como San Teodoro Triquino del siglo V, apellidado así en Constantinopla por el cilicio con el que cubría su cuerpo. Y recordamos, la conmemoración de la Pascua con las meriendas en San Isidro, en el campo, o el Seminario. Así como la Fiesta de la Exaltación del Azahar que organizaba el Casino Orcelitano, cuya Presidencia la ostentaba Manuel Martínez Ros.
En 1965, esa entidad celebraba por segunda vez de dicha Fiesta, y el domingo día 18 de abril en su Salón Imperio se llevaba a cabo la coronación de la Reina del Azahar. Situémonos en el mes de abril de dicho año, y la lluvia respetó el Martes Santo, que ese día de mercado cayó en 13 y martes. Lo cual no ensombreció el que las calles de nuestra ciudad fueran testigo de la incorporación de un nuevo paso en la Semana Santa oriolana de la mano de la Cofradía Ecce-Homo: La Sentencia.
Desde siempre la Cofradía tuvo intención de dotar a su procesión de un nuevo grupo escultórico que acompañase el Martes y Viernes Santo al «Señor en el balcón», o de incorporar a este último alguna figura más como un sayón, o un soldado romano, o a Barrabás o a algún sirviente. Pero, nunca progresó la idea, pues no se terminaba de localizar ningún pasaje evangélico capaz de cumplir totalmente con ello, desechando lo apócrifo. Además, se tenía intención de que si llegaba a buen fin la iniciativa de lograr un nuevo grupo escultórico, éste por su cronología pasionaria pudiese desfilar antes o después del Ecce-Homo en la procesión general del Viernes Santo. Al fin, tras muchas deliberaciones se decidió como solución, la realización del paso de «La Sentencia». Para llevarla a cabo, se aprovechó la celebración en 1965 de las Bodas de Plata de la fundación de la Cofradía.
Después de recabar información sobre varios escultores, se decidió que el artífice fuera Víctor de los Ríos y que el paso estuviera compuesto por cuatro imágenes en tamaño natural: Jesús, Pilato, un romano y un esclavo adolescente, ubicados sobre una plataforma de madera de dos metros y medio por tres y medio.
Recuerdo su bendición el día 4 de abril de 1965 durante la fiesta anual, en la desaparecida Iglesia de la Merced, donde tenía su sede la Cofradía Ecce-Homo, por el Hermano Mayor de la misma, Modesto Díez Zudaire, actuando de padrinos Eusebio Escolano Gonzalvo, presidente de la Caja Rural Central y la Srta. María Parra Escolano, ambos en representación de la citada entidad. Como decía, desfiló por primera vez en ese Martes Santo escoltado por un piquete romano de la Hermandad del Prendimiento, y al escultor acompañando al paso durante toda la procesión. En esta ocasión con motivo del vigésimo quinto aniversario de la fundación de la Cofradía Ecce-Homo, en 1940; la hermana Cofradía del Perdón con la que siempre se había tenido entrañables relaciones, tuvo la atención de nombrar Cofrade Porta-Guión de la misma a la del Ecce-Homo en la persona de su presidente, José Rodríguez Lozano. Rememoro, el ver acudir en la Plaza de las Salesas, donde tenía su domicilio a cofrades y amigos de ambas cofradía. Así como. el histórico hecho de que fuera el comisionado para solicitar en el Palacio Episcopal el obligado permiso al obispo para poder desfilar.
En 1973, se cumplía la siguiente etapa de dotar al paso de «La Sentencia» de un trono adecuado. Con tal motivo, el 18 de noviembre de 1973 se firmaba un contrato con Manuel Orrico Gay, el cual concluyó en 1975, toda la ornamentación completa del trono fue realizada en plancha de latón plateada, ricamente cincelada y repujada a gran realce. Con motivo del quincuagésimo aniversario de la fabricación de este trono, en este año de 2025 la Cofradía Ecce-Homo acometió el proyecto de una restauración integral del mismo, siendo los encargados de esta tarea los orfebres oriolanos Hermanos Martínez, hijos de Benedicto Martínez Vicente, incorporándole materiales como plata, pan de oro, marfil y cristal, que devolviéndole su esplendor. Así mismo, se ha renovado la faldilla de terciopelo gracias a la donación efectuada por José Masip Andugar, Pretor XX, y se ha llevado a cabo la limpieza de las imágenes por la restauradora Aurora Arroyo.
Con esta restauración que, de alguna manera supone por su diseño un hito en el estilo que impera en los tronos de los pasos de Semana Santa en Orihuela, se ha pretendido además de completar su escenografía y la puesta en escena del pasaje evangélico del juicio de Jesús ante Poncio Pilato, enmarcarlo y recrearlo en una estancia del palacio de procurador romano, con columnas de mármol y balconadas. El trono de plata, ha sido enriquecido con pan de oro, y se funde con molduras clásicas y cristal que proyectan su luz sobre el enlosado rojizo. Todo ello, ha sido posible gracias a la aportación de personas anónimas y de entidades como la Caja Rural Central, dando muestra con ello de su generosidad para la defensa y conservación de nuestro patrimonio. Asegurando así el legado que trasciende a generaciones futuras.
Sesenta y cincuenta años transcurridos desde 1965 y 1975, en los que cuatro generaciones de la Cofradía Ecce-Homo de Orihuela han trabajado y están laborando para el esplendor de nuestra Semana Santa.
Ya estamos en Pascua. Es buen momento para recordar todo lo anterior.
Fuente: https://www.informacion.es