JUAN BENITO RODRÍGUEZ MANZANARES
Dado que todos amamos nuestra patria chica, en esta ocasión voy a comentar unas pinceladas de la Virgen María en su bella y significativa advocación de la Virgen de Santa María de El Puig, Patrona del Reino de Valencia, actual Comunidad Valenciana.
Y para ello, he de remontarme a tiempos celestiales en los que, acompañada por ángeles y querubines, ascendió al cielo el cuerpo vivo de María Santísima, madre de Dios, hecho que se celebra el 15 de agosto bajo el nombre de la «Asunción de la Virgen María».
Una vez en el cielo la Madre de Dios, dos ángeles fueron hasta el que fuera su sepulcro por breve tiempo y, del mismo arrancaron la losa donde reposó su santa cabeza. En esa losa, con cinceles de oro y martillos de plata, los ángeles tallaron una imagen sedente en el trono de la sabiduría, de la Virgen María sin corona y sin joyas, y con el niño Jesús en su regazo.
Desde el cielo buscaron el mejor emplazamiento para depositar en la Tierra la virginal talla, decidiéndose por un otero conocido como «El Puig» (1), colocando la santa imagen en una oquedad natural formada por algunas rocas.
En ese lugar permaneció hasta que los Santos Apóstoles Santiago (5 a.C.-44), Pedro (s. I a.C.-ca. 64 a 67) y Pablo (ca. 5 a 10-ca. 58 a 64), la descubrieron y la presentaron a los primeros cristianos para ser venerada.
Y aunque lo dicho hasta aquí puede entrar en el ámbito de la leyenda, lo tomaremos como válido para nuestro artículo.
Al llegar los romanos construyeron una capilla situando la talla en ella. Y en el reinado visigodo, siendo rey Suintila (¿?-634), levantaron un monasterio entorno a la capilla romana, del cual, según el historiador, Pere Antoni Beuter (1490-1554), quedan algunos cimientos y fragmentos cilíndricos de sus columnas.
Para la torre de ese monasterio se fundió una gran campana de bronce y en una orla de la misma grabaron:
«Santa María ruega por nosotros. Tu imagen nos sea protectora, la cual fue labrada en una piedra de tu sepulcro por ángeles, y traída por ellos y honrada con la venida de los apóstoles. Tus siervos te reverenciamos. Echa lejos de nosotros los rayos y truenos con el sonido de la campana, la cual hicimos en la era de seiscientos sesenta».
Todo estuvo tranquilo hasta 711 cuando se inició la invasión musulmana y los monjes del monasterio, por temor a que estos profanasen la santa imagen, cavaron un foso en la capilla y en él escondieron la imagen de la Virgen María, poniendo la citada campana sobre el agujero ya tapado.
Ahora bien, cuenta otra leyenda que, en la noche del 1 al 2 de agosto de 1218, se le apareció la Santísima Virgen a San Raimundo de Peñafort (1175-1276), al rey Jaime I de Valencia (1208-1276) llamado «el Conquistador» y a Pedro Nolasco (1182-1256), al cual le pidió que fundara una comunidad de religiosos dedicada a libertar los esclavos cristianos de manos musulmanas y así lo hizo, creando la Orden de la Merced.
Y otra leyenda cuenta que, en ese lugar, durante las noches de varios sábados del verano de 1237, los centinelas del castillo de Enesa, también llamado de Patá o de Cebolla, situado sobre una colina muy próxima al monasterio, vieron siete luminosas estrellas que descendían y desaparecían siempre en un mismo punto próximo al monasterio. Intrigados por este hecho, cavaron en el punto indicado por las extrañas luces y encontraron la campana antes mencionada y bajo ella, la imagen de la Virgen María con el niño en su regazo que cincelaran los ángeles, la cual, pasó a ser conocida por la advocación de la Virgen de Santa María de El Puig.
Con estos mimbres llegamos a 1238, año en que el rey Jaime I entra victorioso a Valencia, tras el asedio que realizó a la misma desde el 21 de abril de ese mismo año, conquistando la taifa de Valencia por capitulación firmada el 9 de septiembre, de manos de quien fue el último rey musulmán de Valencia, Zayyán ibn Mardanish (¿?-1270). Y para coordinar toda la acción militar de la conquista de Valencia, el rey Jaime I se asentó en El Puig, donde tuvo noticias de la Virgen de Santa María de El Puig.
El rey Jaime I era muy religioso, motivo por el que siempre se hacía acompañar por la orden de los mercedarios creada por Pedro Nolasco, mas, una vez asentados en El Puig, se sabe que antes de entrar en batalla, él y su ejército se encomendaban a la virgen de la zona, es decir, a la Virgen de El Puig, para que le ayudara en sus campañas militares.
El rey Jaime I tuvo éxito en sus hazañas militares y, la victoria sobre su enemigo y finalmente la conquista del reino taifa de Balansiya, que es como los musulmanes denominaron a la Valentia romana, la cual pasó a denominarse Valencia, se la atribuyó a la intercesión de esta advocación mariana.
Desde ese momento el monasterio pasó a denominarse de Santa María de El Puig, también denominado Real Monasterio de los Padres Mercedarios de El Puig de Santa Maria, pues el rey Jaime I les cedió este monasterio a la Orden de la Merced, y a la Virgen de El Puig la nombró Patrona del Reino de Valencia, siendo coronada canónicamente la advocación de la Virgen de Santa María de El Puig, el 9 de octubre, (día en que el rey Jaime I entró victoriosos a Valencia) del año 1954.
Aquí es preceptivo comentar que en 1667 fue nombrada Patrona de la ciudad de Valencia a su Capitana Generala, Nuestra Señora de los Inocentes, Mártires y Desamparados, más conocida como La Virgen de los Desamparados, o bien por sus apelativos cariñosos de la «Geperudeta» («Jorobadita») debido a la inclinación de su cabeza o «mareta» («madrecita»), la cual es la titular de la Real Basílica que en Valencia ciudad lleva su nombre.
Y comentaba que es preceptivo citar el anterior párrafo, porque el 10 de mayo de 1961, el papa Juan XXIII (1881-1963) nombró a la Virgen de los Desamparados, Patrona de Valencia y de su reino, pero como en 1961 Valencia no constituía un reino, sino que era parte de la unidad de España bajo el régimen de Francisco Franco Bahamonde (1892-1975), para multitud de valencianos la Virgen de El Puig sigue siendo la Patrona del Reino de Valencia, hoy Comunidad Valenciana, y la Virgen de los Desamparados, la Patrona de Valencia. Y, además, para los seguidores de la Virgen de El Puig, la decisión del papa Juan XXIII, fue un verdadero agravio.
Como apunte comentar que el filósofo, historiador y CRONISTA OFICIAL DE EL PUIG DE SANTA MARÍA, JULIO SAMUEL BADENES ALMENARA, afirma que el hecho de que el rey Jaime I nombrara a la Virgen de El Puig Patrona del Reino de Valencia, no es una leyenda sino que es historia, pues en la «Crónica Latina» se especifica que, Jaime I consideró a la Virgen de El Puig patrona de las batallas de la conquista de Valencia y posteriormente la nombró patrona del Reino de Valencia.
Valencia, y El Puig, son sinónimo de cultura.
«Puig», es una palabra valenciana que traducida a castellano es «promontorio».