Una reina de Aragón, María de Luna (Segorbe 1357- Vila-real
1406), esposa del rey Martín I el Humano, inspiró la creación de la dama del
ajedrez.
Así lo afirma el periodista y CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE SEGORBE, RAFAEL MARTÍN ARTÍGUEZ,
en la novela histórica titulada “El incunable de la reina del
ajedrez” que estos días ha aparecido por las librerías de la capital del
Palancia.
Hasta ahora la opinión más generalizada atribuía su
institución a Isabel I de Castilla, la Católica, pero según MARTÍN “la misma base documental
en la que se ha apoyado dicha identificación, lo desmiente”.
El FIRMANTE DEL
TRABAJO sin embargo coincide con otros numerosos autores en que el ajedrez
moderno o de la dama, la incorporación de la reina entre sus piezas y el
establecimiento de las normas que hoy rigen el juego en todo el mundo, se
definieron en el Reino de Valencia en la segunda mitad del siglo XV.
Así, la primera alusión a la reina del ajedrez, aparece en
un poema escrito en valenciano hacia 1475 titulado ‘Escachs d’amor’, del que
son autores los escritores regnícolas Castellví, Vinyoles y Fenollar,
manuscrito que no llegó a publicarse y que seguramente desapareció en la última
Guerra Civil. Afortunadamente un autor catalán de renombre, Ramón Miquel y
Planas, lo tradujo al español en prosa y lo fotografió íntegramente en 1914.
En la estrofa 54 del poema original se dice textualmente que
a la reina, en el acto de su proclamación, se le otorgó “lo pom, lo ceptr
e la cadira” (el pomo, el cetro y la silla trono-).
Según dice Martín
por boca de uno de los personajes de su novela, Miquel y Planas tuvo un error
al traducir el primero de los objetos citados interpretando que ‘lo pom’ se
trataba de la ‘espada’, lo que llevó a autores posteriores a identificar a la
reina con Isabel la Católica ya que según sus versiones tampoco
del todo acertadas- fue la única
monarca que recibió la espada en su coronación.
Pero lo cierto, según MARTÍN,
es que ‘lo pom’ o el pomo se refiere al orbe, a la bola del mundo que, con cruz
o sin cruz, se entrega a los monarcas en su coronación. Ahora bien, “los
cronistas coetáneos que describieron el acto de proclamación de Isabel como
reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474 en Segovia se detienen en numeroso
detalles pero ni mención al pomo ni al cetro cuando sí lo hacen para otros
elementos como las varas de la justicia, las llaves del alcázar o el pendón
real”.
Con la adscripción de Isabel a la dama del ajedrez se
propuso como hipótesis que el manuscrito Escachs d’amor podría haber sido
escrito en homenaje a la reina castellana. MARTÍN
encuentra en esto una serie de contradicciones y considera ‘ilógico’ que
después de los conflictos existentes entre la Corona de Aragón y la de
Castilla, unos autores valencianos dedicarán su ‘invención’ a Isabel, pero
también porque “se dedicara un poema escrito en valenciano a una reina
castellana; ni tampoco que la obra literaria, que desarrolla una partida de
ajedrez, fuera para una reina que odiaba todo tipo de juego, y que además no se
imprimiera, si realmente se tenía la intencionalidad de obsequiar y reconocer
la labor de la soberana”.
En el mismo sentido de descarte apunta el hecho de que en la
fecha en que supuestamente se escribió el manuscrito, Isabel tan sólo llevaba
unos meses como reina de Castilla y todavía no era reina de Aragón, ya que su
suegro, Juan II, padre de Fernando, todavía vivió hasta 1479 y aunque había
enviudado en 1468 de su segunda esposa, Juana Enriquez, todavía podría casarse
sin dejar el trono.
Con estos datos, el CRONISTA
DE SEGORBE plantea en su novela que hay que buscar una reina anterior a
Isabel que cumpla con los detalles que se le atribuyen en el manuscrito,
circunstancia que no resulta demasiado difícil ya que no fueron muchas las
reinas que se proclamaron con carácter preeminente y de propiedad porque en su
mayor parte adquirían tal condición como consortes de los reyes.
En el reino de Castilla y por delante de Isabel sólo hubo
otra soberana, Urraca, entre 1109 y 1126, que ostentara el trono en propiedad,
aunque de ella no se conocen los detalles de su toma de posesión.
Por su parte en la Corona de Aragón estaba implantada la ley
sálica que impedía el acceso al trono de las mujeres. A pesar de ello, se
conocen reinas de Aragón que fueron coronadas independientemente de sus maridos
hasta el momento en que aproximadamente se escribe el poema: Sibila de Fortiá,
esposa de Pedro IV llamado el Ceremonioso, pronunciada en el año 1380 de cuya
ceremonia no hay noticias; y Leonor, casada con Fernando I de Antequera,
coronada en 1414 en la catedral de Huesca.
Pero hubo otra notable excepción. María de Luna.
La historia cuenta que en el año 1396, la inesperada y
enigmática muerte del rey de Aragón, Juan I cuando practicaba la caza cogió
desprevenido a su hermano Martín, ocupado en la pacificación de Sicilia y en
asegurar el dominio de la isla para su hijo Martín “el Joven”, por lo
que su esposa, María de Luna, asumió el gobierno de Aragón durante más de un
año como lugarteniente general. (Desde 1385 ya había asumido el cargo de
lugarteniente general del Reino de Valencia). Durante esa regencia, María
defendió los intereses de su ausente marido contra las conspiraciones de la reina
viuda, Violante del Bar que pretendía mantenerse en el trono; y tuvo que
resolver la grave situación creada por las mismas pretensiones de su sobrino el
Conde de Foix, casado con una hija de Juan I, demostrando unas dotes
extraordinarias como estratega y diplomática.
Cuando el rey Martín regresó a Aragón, consciente del
esfuerzo y el interés que su esposa había mostrado en la defensa de sus
intereses y las dotes de mando evidenciadas durante su ausencia, decidió
tributarle el reconocimiento debido. Martín fue coronado el 13 de abril de 1399
y para María de Luna reservó la fecha del 23 de abril, Festividad de San Jorge,
seguramente la más importante de la Corona, de gran simbolismo religioso y
político, patrón del Reino y de la Diputación General.
En dicho acto, el rey Martín, con las insignias reales,
corona, cetro y pomo, entró en la Catedral de Zaragoza y ocupó un sitial a la
derecha del altar mayor. Luego llegó María de Luna que tras pasar la noche en
un aposento en la propia Seo se vistió en una capilla inmediata y se dirigió al
altar mayor con los obispos, señores y damas “delante traya la Reyna de
Nápoles, en una fuente de oro, la Corona; y delante della la Infanta Doña
Isabel llevaba el Cetro: y el Pomo, una dama llamada Doña Guiomar”. Las insignias
fueron depositadas en el altar mayor donde el arzobispo de Zaragoza, García
Fernández de Heredia, las bendijo
Ante Martín se postró la reina
de rodillas “y tomando la Corona de la fuente, en que la tenía la Reyna de Nápoles, puçola en la cabeça a la
Reyna su mujer, y después el Cetro en la mano derecha, y el Pomo en la
izquierda, y luego una rica sortija de diamantes en el dedo, y diole un beso en
el rostro, y la Reyna le besó la mano: y así quedó coronada”.
Aunque aborda otros aspectos destacados, el AUTOR DE LA NOVELA remarca la
importancia de esta crónica para demostrar que la referencia del manuscrito
Escachs d’amor se refiere a los mismos objetos que recibió María de Luna en su
coronación.
También destaca que el comportamiento de la reina y el rey
en el ajedrez es el mismo que mantenían Martín y María en la vida real. La
pieza más importante es el rey: si muere se acaba la partida; aunque apenas
tiene poder ni capacidad de movimiento (Sicilia). Pero la reina es la pieza más
potente del tablero, la que ostenta el poder, la de mayor fuerza y siempre en
defensa de su rey.
El ESCRITOR
rubrica su trabajo de investigación tomando una nueva frase del citado
manuscrito, concretamente de la estrofa 27 que se refiere al rey pidiendo su
defensa ante el enemigo: “Tal cosa dispone desde el cielo aquel astro, a
cuya gracia debe la real investidura”. Es evidente que gracias a María de
Luna (astro) fue Martín rey.
El PERIODISTA señala
que “este es el remate de una serie de referencias que convergen en María
de Luna y se distancian definitivamente de la reina Isabel”.
Fuente: https://www.elperiodicodeaqui.com