
FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA
Días muy duros para nuestro presidente. ¿Pero qué es el sufrimiento comparado con la gloria de poder estar en el centro del huracán? Conseguir que su vicepresidente no se hunda en medio de las adversidades es poca cosa comparada con esa negociación en la cima del Estado que busca dar un destino nuevo al rey emérito en medio del gran escándalo. Pero por si eso fuera poco, viernes y sábado han sido días decisivos para un Gobierno que aseguró que iba a recibir 144.000 millones de euros para compensar los estragos del Covid sin pensar en que luego vendrían recortes y condiciones.
Sánchez, una vez más, pelea desde la trinchera del sur contra «los frugales», que es como ahora se llaman los países europeos que huyen de la mala fama de la palabra austeridad, tan manoseada en la crisis anterior. Frugales es más discreto: moderados en el comer, el vestir y el gastar, morigerados diríamos, entrando en un campo del lenguaje que lleva a los puritanos y a la puerta de la iglesia de Calvino, en Ginebra. En la crisis de 2010 los austeros hablaron de los PIGS del sur, que vendrían a ser los grasientos derrochadores, expertos en pecados de gula y bragueta. Ahora, los de siempre -Países Bajos, Suecia, Austria y Dinamarca- ponen en apuros incluso a los grandes, Macron y Merkel, que quieran echar una mano sincera a Italia, España y Portugal.
Días difíciles. Sánchez esperaba subvenciones y le ofrecen préstamos, en cantidad menor y además atados a una engorrosa letra pequeña en la que abundan, sobre todo, reformas liberalizadoras en las que el gasto sin control quede atado y conjurado. Europa no quiere regalar dinero, sino prestarlo para que, con él, seamos capaces de construir una nueva riqueza… trabajando sin descanso. Europa no quiere que la administración regale dinero, sino soluciones que hagan brotar el trabajo.
Yo creo que Calvino no fue tan duro en sus días mejores. Clamaba contra el derroche… pero el de la Iglesia católica sobre todo; Calvino tenía un sentido de la solidaridad con los pobres, seguramente aprendido de Luis Vives, que estos dirigentes de ahora desconocen. Fracasado a manos de los frugales calvinistas el plan de poner en Europa a la ministra Calviño, el presidente está viendo reducirse el montón de billetes soñado y el cúmulo de ambiciosos planes que ha ido dejando tras de sí desde que se levantó el confinamiento: dinero para la sanidad, para las autonomías, para la educación, para la justicia… Dinero para el incendio de Alcoa, las angustias del automóvil y el naufragio del turismo…. Dinero para los autónomos, los funcionarios, los…
Fuente: https://www.lasprovincias.es