Arxiu diari: 24 de juliol de 2020

DESCONCIERTO ESPAÑOL

Francisco Perez Puche. Foto de Juan J. Monzó

FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA

Como una detallada radiografía, la epidemia trasparenta lo que el viejo cuerpo de España lleva dentro: recelos regionales, envidias antiguas y un enfrentamiento entre el centro y la periferia, entre las autonomías y el Estado, que se viste de rencores carlistas, de manías descritas por Galdós y los que ahondaron en los defectos de una nación plural que no sabe encontrar su pegamento.

Feijóo vence, y le admiramos, con un discurso en el que solo se propone como meta «Galicia, lo gallego y nada más que Galicia». Pues que quiere que le diga: que me parece poco. Que para esa música no nació el Partido Popular; que en el contexto no se ve un deseo de romper con España, pero en realidad estamos ante un regionalismo que se nos ha hecho nacionalista y se viene instalando en toda suerte de liderazgo provinciano que se obliga a prosperar. ¿El «Galicia nada más» no es el «Valencia y nada más» de Puig, de Oltra y de Bonig? ¿No es la misma cantinela cantonal de García Page y de José Bono con el Tajo y de los sucesivos presidentes aragoneses con el Ebro?

Las autonomías, que no eran nada de eso, se nos han hecho nacionalistas de imitación, cantonalistas de vicio, en un proceso curioso en el que los gobiernos del Estado, en apenas 30 años, han transformado su mentalidad para adaptarla a un regionalismo europeo dividido en zonas. Así las cosas, el ensayo de tener una política española coherente ante la pandemia ha dejado ver que solo la aplicación de las leyes de alarma y alerta han sido útiles, durante tres meses, para lo que apenas reclamaba coordinación y mando unificado de no ser por el descontrol formal de una sanidad desmenuzada por autonomías.

Galicia solamente. La política de islas, el concepto cantonal, el recurso del aislamiento triunfan en las urnas por temor. Pero curiosamente, la prensa, y la opinión, en tierras valencianas, exigen homogeneidad y presionan a Ximo Puig para que imponga la mascarilla como obligatoria; no porque eso sea más higiénico, sino porque, desaparecida la herramienta coercitiva del Estado, no puede haber, dicen, autonomía que sea independiente en sus decisiones. El presidente Torra, así las cosas, no puede restringir la libertad de movimientos de una comarca, y no es de recibo que Ximo Puig quiera demorar una semana una medida que, por otra parte, la gente es reacia a cumplir.

Desconcierto nacional, lío perpetuo. Una multitud que se apretuja para beber, sobarse y charlar en una discoteca… tiene prohibido bailar sin tocarse. En cuanto Puig decrete la obligación de la mascarilla se le criticará por hacerlo.

Fuente: https://www.lasprovincias.es