ALFRED BERNABEU, CRONISTA OFICIAL D’ONTINYENT
Hace unos meses, una persona conocida -vía Whatsapp- me envió una imagen de un borrador dibujado a lápiz por el célebre artista José Segrelles y me pidió que le proporcionara toda la información posible. La pintura, en la parte superior, tenía la inscripción “II Centenario Onteniente 1946”. El amigo Rafa Ferrero, al ver la instantánea, identificó la obra: se trataba de la portada de la revista extraordinaria de las fiestas de la Purísima.
La cuestión era que – como historiador- nos tenía desconcertados la fecha y año de esa conmemoración bicentenaria. Era necesario salir de dudas. Por ello, nos encaminaos a la biblioteca municipal, en la que fuimos atendidos por su siempre amable personal. Consultado el ejemplar disponible, constatamos que se refería al decreto promulgado el 23 de enero de 1745 por el Papa Benedicto XIV, que declaraba como patrona canónica de Ontinyent a la Inmaculada Concepción. Es decir, la Junta de la Purísima celebró el aniversario un año más tarde de lo que correspondía. Les comentará que este desajuste cronológico festivo no ha sido el último que se ha producido en el tiempo…
En efecto, la portada del programa de la Purísima de 1946 consultada correspondía a nuestro borrador pintado en lápiz. Se trataba de un dibujo preparatorio -con la firma del autor- que llevaba al margen anotaciones escritas en valenciano -la lengua propia del pintor albaidí- sobre los colores que utilizaría en la obra final: “blau, marró, riug, taronja i groc”. También se debe destacar que en el borrador solo estaba coloreada una bandera con el rojo y gualda, los colores de la enseña nacional. Resultaba evidente que el pintor albaidí quería congraciarse con el alcalde de Ontinyent, el falangista Luis Mompó Delgado de Molina, y evitar suspicacias por su pasado republicano.
Antonio Calzado, en la magistral obra “Entre la nit i el marasme”, recoge la versión de la detención y encarcelamiento del pintor en el Palau de Albaida por parte de las autoridades locales durante los primeros días del nuevo régimen. También añade que fue liberado muy pronto por las presiones ejercidas desde las altas instancias de Falange. Por su parte, Raúl Francisco Vidal, que ha estudiado los juicios de la postguerra, indica que en el sumario nº6164/1939 especificaba que fue arrestado acusado de “ser el director y ejecutor de la destrucción de la iglesia parroquial y de otras iglesias. Salvó objetos religiosos. Participó en el salvamento de la Virgen patrona de Albaida”. La sentencia al nuevo falangista -según indicaba la filiación política del expediente- fue favorable:
“Absuelto por debilidad de carácter y forzado por las circunstancias”.
Pero, ¿por qué motivo aparecía la ilustración de José Segrelles en la revista de 1946? La respuesta se encuentra escrita en el programa de actos. El día 7 de diciembre, víspera de la fiesta, era bendecido por el obispo “el nuevo y magnífico Retablo Mayor, obra culminante del gran artista-pintor de fama internacional y comarcano nuestro, D. José Segrelles…”. El alcalde, en un artículo de la revista, narraba las circunstancias que rodearon el contrato del retablo en un clima de amistad (“amigo, Pepe”) -con abrazos cordiales- y “tuteándose”. En el bar España, un establecimiento que estaba situado en la plaza Concepción, entre cervezas, cerraron el acuerdo por un valor de 125.000 pesetas. El pintor necesitaba dinero para concluir la casa-museo en Albaida y sus paisanos, afirmaba, “¡Ché, que no me ayudan económicamente en la medida que yo quisiera, la verdad!”
Segrelles no cobró ninguna remuneración de manera expresa por el dibujo a témpera de la portada. Probablemente, el alcalde Luis Mompó Mompó conseguiría esta contraprestación artística como parte del contrato del retablo. Además, hay una circunstancia que confirma nuestra sospecha: la ilustración del artista publicada en la portada no está firmada por el autor. Un hecho muy diferente ocurrió en la portada de la revista especial que se editó con motivo del centenario de las fiestas de Moros y Cristianos en 1960. La acuarela del pintor albaidí supuso a las arcas municipales la desorbitada cantidad de 10.000 pesetas que Joan Fuster calificó “de horrorosa portada”. No hay duda de que José Segrelles fue un gran cartelista, con más de un centenar de ilustraciones publicitarias de marcas tan importantes como Cinzano, Ford, de la Exposición Internacional de Barcelona; del cartel oficial de las Fallas de València (1929) e, incluso, fue el cartelista oficial del FC Barcelona. La portada del programa de las fiestas de la Purísima de 1946 es toda una lección magistral de ingenio artístico. Dos elementos básicos dominan la composición: la imagen de la Patrona y el escudo de Ontinyent, debajo de ellos la bandera nacional. Una rueda de campanas, una imagen dotada de un dinamismo evidente, y el volteo de una campana anuncian la proximidad de una celebración extraordinaria. Al fondo, detrás del vuelo de las blancas palomas, se adivina la silueta del emblemático campanario de Santa María, el skyline de Ontinyent.
Fuente: https://loclar.es