El Neandertal de la Cova Foradada de Oliva (Valencia), que según los investigadores constituye probablemente el enterramiento neandertal más antiguo de la Península Ibérica, ha estrenado este jueves su emplazamiento en la colección permanente del Museu de Prehistòria de València, depositario de ahora en adelante de la custodia de un esqueleto único que esperan que se convierta en una pieza “icónica” en sus fondos.
“Está ya en su casa”, ha celebrado la directora del Museu, María Jesús El enterramiento neandertal más antiguo de la Península “está ya en su casa” del Museu de Prehistòria de València de Pedro, durante la presentación de los restos en la sala de sociedades cazadoras-recolectoras del centro, donde los restos descansan en una vitrina creada ex profeso en una ubicación central de la muestra. En el acto han participado también el conservador del museo y responsable de sus colecciones osteoarqueológicas, Alfred Sanchis, y el diputado de Cultura, Xavier Rius.
Sanchis ha explicado a los medios el carácter “excepcional” del hallazgo del Neandertal de la Cova Foradada, al ser un esqueleto parcial que conserva la mitad superior del cuerpo anatómicamente conectada, unas condiciones poco comunes para ser unos restos de cerca de 100.000 años de antigüedad y que apuntan a que fue sujeto de un “enterramiento practicado por humanos”, con un “componente funerario” que no tienen los demás restos. Habitualmente, según ha precisado, los restos humanos con un “componente funerario” que no tienen los demás restos.
Habitualmente, según ha precisado, los restos humanos hallados de neandertales están fragmentados –un hueso aislado– y se encuentran junto a sedimentos, restos de materiales o de animales consumidos en su tiempo. Sin embargo, el Neandertal de la Cova Foradada fue depositado con cuidado apoyado en su parte derecha, lo que ha permitido que perdure su cráneo “casi completo excepto una laguna derecha” y su mano “casi completa a falta de dos huesos.
Este homo neanderthalensis fue hallado en 2010 por parte de un equipo de investigadores liderados por JOSÉ APARICIO PÉREZ (CRONISTA OFICIAL DE ANNA), de la Diputación de Valencia, y la antropóloga Eulàlia Subirà, de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Tras su extracción en bloque se trasladó al Institut català de Paleoecologia Humana i Evolució social (IPHES) de Tarragona para su excavación, estudio y restauración.
Unos trabajos de análisis que han terminado y cuyos resultados se publicarán próximamente, que han revelado que los restos pertenecen a un hombre de unos 30 a 40 años, apoyado sobre su lado izquierdo, del cual se conserva el cráneo, la mandíbula, el tórax y el brazo izquierdo.
Fuente: https://www.europapress.es