AMPARO SORIA
Hay un documento que conserva el Archivo Municipal de Requena que es pura historia. Es un archivo de catorce páginas en el que el médico Cristóbal (se desconoce el apellido) catalogó y listó todas las fórmulas farmacéuticas que se dispensaban en las tres boticas que había en Requena en 1545. En el documento están registrados todos los elementos simples, los compuestos, los ungüentos, emplastos, aceites, estomáticos, píldoras, conservas, pólvoras, resinas y gomas que se recetaban en la España medieval para diversas dolencias: historia viva de los anales de la medicina.
Con ese documento se ha dado un paso más y se ha creado una exposición comisariada por FERNANDO MOYA MUÑOZ (CRONISTA OFICIAL DE FUENTERROBLES) y el Archivo de Municipal de Requena junto a miembros del Colegio Oficial de Farmacéuticos. Este mismo fin de semana se ha expuesto en el Congreso Nacional de Farmacéuticos que se ha celebrado en València: como una contraposición a los avances actuales se ha mostrado el origen del recetario actual.
Las tres boticas que fueron objeto de esta catalogación del siglo XVI también han sobrevivido al tiempo. Una era de Lorenzo de Ahumada, la otra de Alonso Calvo y la tercera de Juan Navarro Sacedo. Las actas capitulares del Concejo de Requena documentan el celo del ayuntamiento porque las boticas de Requena estuvieran bien abastecidas. En aquella época, era el Concejo quien regulaba e intervenía en los aspectos sanitarios y se esforzaba por conseguir y fidelizar para la población a médicos, boticarios y cirujanos que atendieran a la población requenense.
Para la exposición, FERNANDO MOYA, presidente del Centro de Estudios Requenenses y CRONISTA OFICIAL DE FUENTERROBLES, recolectó durante un año casi todos los elementos simples de las boticas de Requena que se documentan en el expediente de 1545. Son casi interminables, pues se han catalogado más de cien composiciones.
Como ejemplo, en el apartado de minerales destaca el alumbre, el azufre, el sulfato de cobre además de piedras como las esmeraldas, los zafiros, los rubíes o los topacios, todos recetados para diferentes dolencias.
Sustancias de origen animal
Llama también la atención las sustancias de origen animal como el aceite de alacranes, la cabeza de ciervo, el castor, el coral rojo, la miel, la grasa de gallina o la del cerdo. Entre las gomas y resinas se encontraba el incienso, la mirra, la sangre de Dragón, el opio, la resina de pino y el ámbar.
Según explica MOYA, son muchas las plantas presentes acordes con las fórmulas farmacéuticas de la época. Se usaba el lirio, el muérdago, el anís, el hinojo, el eneldo, el laurel, las rosas y violetas, la manzanilla, la menta y la hierbabuena, el azafrán, el jengibre o la regaliz. Los usos de estas plantas han sobrevivido al tiempo y la química y siguen usándose a diario para abordar algunas molestias.
Importaciones y el futuro de América
MOYA también explica que muchos se han encontrado en la propia comarca de Utiel-Requena. Otros eran importados y entraban por la aduana de Requena, por donde quedó documentado el paso del coral molido, del incienso, el amoniaco o alabastro. Hay que destacar que en 1545 aún no se usaban productos de América, algo que sucedería a finales de siglo.
Fuente: https://www.levante-emv.com