FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA
La historia del primer aeródromo de València se remonta 100 años atrás. En la playa de la Malvarrosa, junto al conocido Sanatorio. Era un 19 de mayo de 1922 cuando los valencianos se congregaron por docenas para ver un precioso avión de pasajeros que había llegado desde Toulouse.
Porque hay que saber que el primer aeródromo que tuvo Valencia, el que dio servicio a los aviones que llegaban a la ciudad, estuvo funcionando muchos años en la playa de la Malvarrosa. Y tuvo como gran promotor a un periodista valenciano llamado Baldomero Vila Prades.
Una familia vinculada con el arte
Baldomero fue el hermano de Julio Vila Prades, el insigne pintor valenciano, discípulo de Sorolla, que tiene dedicada una calle con todos los honores. Pero a su hermano, de nombre Baldomero, nadie le recuerda.
Baldomero Vila Prades era un activo periodista que trabajaba en Madrid. Pero fue también el gran animador de la playa de Valencia. A él se debe, sin duda, la unión de los pequeños empresarios que cada verano explotaban las casetas y chiringuitos de la playa de Valencia. En 1914, una entidad llamada Amigos de la Playa de Valencia logró la cohesión empresarial necesaria para lograr del Ayuntamiento la promesa de que siempre podrían instalarse cada verano. Y como muestra de respeto, nombraron a don Baldomero presidente de honor de la entidad.
Un aeropuerto en la playa
En la playa de la Malvarrosa se ubicó el primer aeródromo de Valencia. Por muchos años, desde 1910 hasta 1931. La Malvarrosa fue campo de aterrizaje y despegue hasta que en 1933 se inauguró la primera instalación de Manises.
El primer avión que vieron los valencianos fue el construido por Juan Olivert, que fue visitable por el público en la Exposición Regional de 1909. En el edificio llamado de Tabacalera que hoy es sede del Ayuntamiento. Ese avión voló por primera vez, pero lo hizo en terrenos militares de Paterna. Pero todos los demás aviones que los valencianos vieron después tuvieron su aeródromo en la ancha playa de la Malvarrosa. En 1910, cuando la Exposición fue Nacional, se organizó un festival aéreo en el que el famoso aviador francés Julian Mamet hizo varias exhibiciones con su aeroplano Bleriot.
El avión partía de la playa misma y el público, de pago, presenciaba las exhibiciones desde tribunas instaladas al efecto. En 1911 tuvo lugar, en la Feria de Julio, el raid Valencia-Alicante, en el que despegaron de la playa siete aeroplanos pero solo uno cumplió la misión de ir a Alicante y volver. Fue un francés, de apellido Lesseur, que ganó las 25.000 pesetas del premio. Después, en 1913, otro francés, Demazeul, fue el que hizo varias evoluciones sobre la ciudad después de despegar desde los terrenos de la Exposición, cuyas instalaciones ya se estaban desmantelando.
Presidente del Aero Club de Valencia
En este contexto, Baldomero Vila Prades aparece en escena ahora hace 100 años, en 1922, como presidente del Aero Club de Valencia. Y como promotor de un proyecto de festival aéreo que quería celebrar en la Feria de Julio con la colaboración del Ayuntamiento. Pero antes, en abril y mayo, empezó la promoción.
Como no podía ser de otra manera, esta promoción se hizo a base de lanzar octavillas sobre las calles desde un avión. En este caso el aparato fue un Ansaldo italiano, una máquina de guerra con dos ametralladoras que llegó a Valencia desde Cuatro Vientos tripulado por José Canudas Busquets, un piloto militar, que hizo el viaje en una hora y 36 minutos, a un promedio de más de 200 kilómetros por hora. “La ruta seguida ha sido en general siguiendo la carretera”, dicen los periódicos del momento.
Propaganda venida del cielo
En efecto, sobrevoló la ciudad, tiró la propaganda, causó sensación entre los valencianos, y sobre todo estudió el aeródromo y dio las indicaciones sobre como tenía que ser habilitado para el festival. A los pocos días, el 12 de mayo, llegó a la Malvarrosa otro avión, este de pasajeros y más potente: un Breguet. Venía de Toulouse y era de la empresa Latécoère, tripulado por Louis Delrieu y su mecánico. Habían hecho escala en Barcelona, donde quedaron cuatro pasajeros y todo el recorrido se había hecho en tres horas y trece minutos.
Desde 1919, la línea iba de Toulouse a Casablanca por Barcelona, Alicante, Málaga y Tánger, pero ahora se querían explorar las posibilidades de Valencia en la Malvarrosa.
Invitaciones a los vuelos de prueba
Don Baldomero, presidente del Aero Club Valencia estuvo organizándolo todo. A él se debe que el avión francés, que hacía la línea entre Francia y Casablanca desde 1919, pudiera ser visto y tocado por docenas de valencianos. Sorteó entre los socios de la entidad la invitación a hacer un vuelo de prueba aunque el mal tiempo impidió que ese vuelo se realizara. Y a él se debe que el festival de la Feria de Julio de 1922 llegara a ramos de bendecir, aunque a la hora de la verdad hubo periódicos que se quejaron por los altos precios de las tribunas del espectáculo.
Poco éxito en sus proyectos
Baldomero Vila Prades siguió en su empeño de enlazar Valencia con el mundo a través de la aviación. En 1923 consta que era gerente de la Compañía Peninsular de Comunicaciones Aéreas, una empresa pionera de la aviación española y que fue el primero en pedir al gobierno que autorizara dos líneas aéreas: una desde Madrid a Palma de Mallorca, con escala en la Malvarrosa, y otra desde Valencia a Génova, por Barcelona y Sète, en la costa sur francesa.
Sin embargo, no tuvo éxito en sus proyectos. El gobierno de la Dictadura se retrasó bastante en la aviación civil, aunque desarrolló la aviación militar en la guerra de Marruecos. En los años veinte se desarrollaron sobre todo los hidroaviones, que utilizaron el puerto como base. El marqués de Sotelo, marino de carrera y alcalde de la ciudad, impulsó un aeropuerto formal capaz de usar la barra de arena del Saler para los aviones y la Albufera para los hidroaviones. Pero no prosperó la idea. Y Manises fue la elegida en su momento.
Fuente: https://cadenaser.com