FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
Mañana 31 de agosto en el día de San Ramón nonato, por lo
que me vienen a la memoria algunos nombres de personajes torrevejenses: Ramón
«el Minin», Ramón Céspedes, Ramón «el Mortero», Ramón «el Sartenes», Ramonico
«el Rabioso», «la Ramonita», Ramón «del Estanco» y otros tantos muchos que
celebran o celebrarían su onomástica. Torrevieja también tiene una calle
dedicada a esta santo, aunque popularmente es conocida como el callejón del
Salmonete. Pero por lo que más se conoce en los últimos años es por la especial
fiesta que celebran algunas gentes de esta ciudad que se jactan de haber nacido
aquí ellos y sus ancestros, presumiendo ampulosamente como ciudadanos de «pata
negra». Llegaron a editar estampitas con la imagen del santo con la leyenda:
«San Ramón Nonato, os desea feliz regreso» o «¡Qué la fuerza os acompañe, hasta
más payá de Albasete…!», entre otras «lindezas» distribuyéndolas entre el
turismo «encadenado», sujeto sin aparente remedio que volver a Torrevieja en
verano porque compró su segunda vivienda en este lugar. Muy mal estuvo aquello,
aun peor en una ciudad como Torrevieja que vive de la hostelería, el comercio y
los servicios.
Creían saber que el mes de agosto es para los que se
encuentran de vacaciones para el bronceado, para los niños rebozados en arena y
jóvenes retirándose al amanecer tras una noche bebiendo «litronas». Descubrían
en los puestos del paseo alguna baratija de feria. Eran veranos cenas de
hamburguesa, pizza o la fritura de pescado en chiringuito, bar de barrio o en
el centro de la ciudad, en chanclas y bermudas. Pero como todas las historias
de verano no tuvo un principio y el final se resume en un bajo número de
veraneantes y los poco con poca liquidez. Las causas ya se saben: confinamiento
por miedo a contagiarse del Covi-19, un aumento de paro laboral, ERTES que a
estas fechas hasta ha afectado a los trabajadores del chaco de las Salinas.
Este año no concluye el estío con la alegría de, por un lado haber disfrutado
la estancia con plenitud, bienestar y asueto; y por parte de la hostelería y el
comercio con una caída grande en las ventas. Me temo que las gentes que se
alegraban de llegar al final de agosto cansados de tanto trabajar, pero con los
bolsillos mucho menos llenos no se alegren de que acabe esa otros años mal
llamada «vorágine del verano».
Bien es verdad que otros pueblos alicantinos San Ramón se
celebra de diferentes modos. Así, en Polop, en su honor, a lo largo de cinco
días, se hace la «despertà» con dulzaina y pirotecnia dando la salida a
programa de actos en el que no fallaban actuaciones, cabalgatas y verbenas
nocturnas; además de las tradicionales procesiones de la Virgen del Rosario, el
Santísimo y el Santo Patrón, al cual muchos recién nacidos y embarazadas de la
Comarca acompañan por las calles de Xirles, en busca de su tradicional
bendición y en las que no faltarán las tejas y mantillas como indumentaria de
las mujeres; celebraciones que este año no podrán celebrarse por el maldito
coronavirus. En la vecina Elche, como final de sus fiestas se lanza la Palmera
de Fin de Mes el día de San Ramón.
Se le llama Nonato (no-nacido) porque nació después de morir
su madre. Ella murió al dar a luz. Después de la muerte le hicieron cesárea
para que el niño pudiera nacer. Ramón significa: «protegido por la divinidad»
(Ra=divinidad. Mon=protegido). Nació en Portell, comarca de La Segarra
(Cataluña) en 1204, desde muy joven ingresó a la orden Mercedaria o de la
Virgen de la Merced fundada por San Pedro Nolasco para rescatar a los cristianos
que habían sido hecho prisioneros por los moros del Norte de África. Los moros
le abrieron agujeros a hierro candente, en sus labios, para colocarle un
cerrojo en su boca para impedir predicara el cristianismo, el cual sólo abrían
para darle de comer. San Pedro Nolasco envío a algunos religiosos que pagaron
su rescate y así pudo volver en 1239 a España. Por su martirio que le hizo
mantener la boca cerrada, es considerado como protector que libra de chismes,
rumores, falsos testimonios y malas intenciones. También es invocado por las
personas que quieren guardar secretos, dejar de blasfemar, mentir y decir
chismes. Es costumbre de las personas colocar un candado cerrado cerca de su
imagen y depositar la llave dentro de la alcancía para que nadie lo abra. Solo
hay dejar un candado cerrado entre toda la maraña e introducir la llave en el
cercano buzón para escapar de toda murmuración o calumnia que pueda recaer
sobre uno mismo.
En Torrevieja no, no se ponen candados en la boca de algunos
que llegan hasta herir los sentimientos de quien nos visitan en verano. Con la
boca literalmente bien abierta, y nunca mejor dicho, recuerdo las muchas noches
del 31 de agosto que nos reuníamos algunos torrevejenses en el chalet de Ramón
Ortega, en el Palangre, cantando hasta altas horas de la madrugada habaneras
serenatas lanzadas al aire en las voces del mismo Ramón, Fonete, Emilio Patiño,
Antonio «el Caballico», Paco «el Sueque», Quinín, Manolo García y algunos
otros.
Este año con mascarilla, hemos cantado «Resisteré» del Dúo
Dinámico’, y en su canción, «?el final del verano llegó y tu partirás, yo no sé
hasta cuando este amor recordarás».
¡Felicidades a todos los Ramones y Ramonas! Y que sean
bienvenidos los veraneantes en 2021.
Fuente: https://www.diarioinformacion.com