ANTONIO GASCÓ, CRONISTA OFICIAL DE CASTELLÓ
Los días 22 y 23 de noviembre del año 1414, en ocasión de un
viaje a Valencia, pernoctaba en nuestra ciudad el principal artífice de la
infeudación de la iglesia mayor de Santa María de Castellón a la cartuja de
Vall de Christ. Se trataba nada menos que del papa Benedicto XIII , Pedro de
Luna , quien tenía ya establecida su corte en Peñíscola y que, con toda
solemnidad, fue recibido con arcos y enramadas de murta, por mandato de su buen
amigo el rey Fernando I de Antequera , al que nuestra ciudad se tuvo que tragar
porque en la guerra contra Jaime de Urgel , por la consecución del trono,
apostó por este último.
Un año después, en el inicio de 1415, está también
documentada la predicación en la iglesia mayor, del gran amigo del Papa Luna,
San Vicente Ferrer. Sí existen textos en el Archivo Municipal, exhumados por el
inolvidable cronista Don Luis Revest , en los que se certifica como el concejo
pagó la estancia de los numerosos acólitos que acompañaban al Santo en su
peregrinaje de apostolado predicador. El taumaturgo habló a los fieles en
valenciano, como tenía por costumbre, asombrando con su profética oratoria. Se
cuenta que, por el influjo de su encendida elocuencia, las localidades de
Almazora y Onda, que estaban en guerra con Castellón, a causa del citado
enfrentamiento del Compromiso de Caspe, que enfrentó a unas villas contra otras
del reino de Valencia, hicieron las paces. Ahora, posiblemente, este episodio
sea inventado pues, la cronología se empecina en negar el hecho. Pero bueno,
dejando esta apócrifa coletilla aparte, lo que sí fue históricamente cierto es
que nuestro Castellón, el de la pobre historia, recibió a santos y papas. No
tan pobre es su historia. H
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