CÉSAR SALVO, CRONISTA OFICIAL DE VILLAR DEL ARZOBISPO
Con la presencia del Diputado de Memoria Histórica, D. Ramiro Rivera, Alcalde de Titaguas y Presidente de la Mancomunidad del Alto Turia, acompañado de D. Matías Alonso, técnico de la Diputación, estudioso y precursor de la recuperación de la Memoria Histórica de la Guerra Civil en la provincia de Valenicia y de Dª Consuelo Alfonso, Alcaldesa de Andilla, y la Alcaldesa de Villar del Arzobispo, Dª Mª Ángeles Beaus, acompañada de la concejala de Fiestas, Dª Gloria Soriano y el Concejal de Turismo, D. Vicente Portolés, se ha realizado la primera visita guiada al complejo de la mano de Dª Ana Sabater, Arqueóloga encargada de la excavación y de D. Miguel Miaralles, Arquitecto Municipal encargado de la puesta en valor.
A principios de 1937 se hallaba casi finalizado el aeródromo de la Casica Roger y en una Asamblea Ciudadana realizada el 31 de enero en el Teatro-Cinema Paz, debido a la cercanía de la población se recomienda a la ciudadanía la construcción de pequeños refugios antiaéreos ante el peligro inminente de posibles bombardeos de la aviación fascista. Dada la facilidad para horadar el subsuelo calizo y arcilloso del municipio las tareas se llevan a cabo en muy poco tiempo. Empiezan a construirse a mediados de junio, pues la sensación de peligro para los vecinos aumenta debido al incesante paso de aviones enemigos en vuelos de reconocimiento del conjunto de infraestructuras que se sitúan tanto en el casco urbano como en las afueras. Se construyeron unos veinticinco por una especie de batallón de expertos mineros locales. La mayoría presenta dos entradas, como es éste. No obstante las medidas adoptadas, la población no sufrió ningún bombardeo, aunque se vivieron al menos medio centenar de alarmas, concentradas principalmente en 1938. La del 3 de diciembre de ese año fue la de mayor repercusión cuando fue avistada una formación área fascista integrada por treinta y siete aviones nacionales.
Situado en la calle de ese nombre, bajo el muro de sustentación del primitivo cementerio medieval de la villa, tiene dos entradas y en el interior forma de “U”, con asientos corridos en los laterales. La obra ha sido dirigida por la Arqueóloga Municipal Ana Sabater y el Arquitecto Municipal, Miguel Mitalles. En la entrada norte se accede por medio de unas escaleras excavadas en la roca arenisca y en la sur se accede por una rampa. El refugio estaba tapiado desde los años 50 y rellano de tierra en su interior, de modo que hubo que limpiarlo , asó como algunos derrumbes puntuales; en esta parte de las entradas y en el suelo de escombros han aparecido diversos restos humanos que, a falta de un estudio previo, podemos decir que pertenecerían a los restos de una necrópolis visigoda que se sitúa junto a ese muro a lo largo de la calle; y además un casco “Adrián”, de fabricación francesa y utilizado en la I Guerra Mundial, en la guerra civil fue utilizado por soldados de las Brigadas Internacionales.