MIGUEL APARICI NAVARRO, CRONISTA OFICIAL DE CORTES DE PALLÁS
Mi pueblo es Cortes de Pallás. Bueno, es el pueblo de mi mujer. Pues…, ya se sabe: uno es siempre del pueblo de su esposa. Este lugar tiene una plaza principal, no muy grande y triangular, donde está situada la iglesia; así que dicho espacio llano se llama: Plaza de la Iglesia.
Alrededor del templo parroquial hay calle, en los lados que no son fachada; es decir, que el peatón puede andar formando como una ‘U’. Y a todo ese recorrido, que permite darle la vuelta completa a la fábrica eclesial, lo llaman: Calle de la Iglesia. Sólo en la parte más honda o en desnivel, por pasar -pegada al muro- la ‘acequia del lugar’ y haber tenido siempre abrevadero de caballerías, comparte el tramo el nombre de: Calle del Balsón.
Y en la parte trasera del todo un apéndice, por ser callejón sin salida (árabe, de ‘cul-de-sac’ o ‘açucac’) y haber servido cómodamente para practicar juegos, aún recibe el nombre de: Calle de la Talega.
He de añadir que en el extremo contrario de la plaza, donde la casi punta de triángulo, como fue una de las últimas expansiones urbanas pone el nombre de: Calle Nueva.
Desde ese mismo punto asciende, para comunicar con callejones longitudinales de la ladera del monte, la Calle del Reloj. En la que, como no hay ninguna maquinaria homónima (sino en la torre del campanario), deduzco que tuvo -muy antaño- que ostentar uno de sol; pues luce un paredón que parece despejado y orientado adrede.
Esta ‘calle de la hora’ va a dar a la que circula por todo el centro de la población y que recibe el nombre de: Calle Enmedio. Y también da acceso a otra, paralela, que va más arriba y que siempre se ha denominado: Calle Alta.
También hay bastantes ‘calles-escaleras’, cortas, que entrelazan las principales -llaneantes- y que forman cuestas en zigzags porque no tienen escalones. Y, quizás por ello, tampoco tienen nombre. Menos una: la calle (callizo) de San Juan; curiosa excepción a la norma. De tal nomenclatura que no queda claro si los que la rotularon quisieron referirse al Bautista o al Evangelista.
El extremo contrario de Cortes, el que lleva hacia las huertas, es un único vial -larguísimo y estrecho- y comienza formando una pronunciada esquina; de ahí que se llame: Calle del Cantón. La cual acaba en dos ensanchamientos que reciben el nombre, respectivamente, de dos partidas del término municipal: Plaza de Chirel y Plaza de Ruaya.
Otros enclaves, adscritos a la zona inmediata del callejero, tienen los nombres de: las Eras, el Centro Social, el parque de ‘La Chirri’, la subida del Cementerio, la fuente del Chapole, el Lavadero, la carretera del Barranco, la calle del Cuartel, la Repunchela, la Cooperativa, las casas de la Pileta y el Molino del Chorrador.
Y si ya tomamos direcciones, que nos lleven hacia alguna parte, sus denominaciones indican hacia: la Cruz del Collado, el Alto de Ayora, el subidor de Huesca, la senda del Gollerón de La Cortada, el camino de Bugete y… en una zona donde se cruzan, perpendiculares, dos caminos: Cuatro Caminos.
Nada recuerda al Barón de Cortes, Pascual, tan conocido y famoso en la capital y hasta en Madrid. Ni a sus hijos, ilustres ‘Frígola’. Pero tampoco a los ‘Pallás’; bien la María Josefa del XVIII (que levantó «la catedral del Cañón del Júcar», bien el Juan que dio sobrenombre, en el XVI, al núcleo urbano y al vastísimo término municipal y que sufrió la ruina con la expulsión de los moriscos, de 1609.
Sólo… un único ejemplo es patronímico. Se trata del ensanche, sobre la carretera provincial de acceso al pueblo, donde se ubica el Consultorio Médico; en cuya fachada blanca hay una lápida de mármol gris que eterniza la memoria del Doctor Sánchez Urzáiz. Digo que eterniza porque dudo que los bandazos de la Memoria Histórica le afecten.
Pues todos coinciden en que su pronunciamiento máximo era responder a quienes se le quejaban usando el consabido «Doctor, tengo mucha tos…», con un clarificador: .- «¡Desgraciado el que no tose!».
Fuente: https://www.lasprovincias.es