Arxiu diari: 3 de març de 2025

PIEDRAS O PERSONAS: EL FALSO DILEMA SOBRE LOS DAÑOS AL PATRIMONIO EN LAS PROTESTAS CONTRA LA GESTIÓN DE LA DANA

VICENT MOLINS

El pasado 9 de noviembre se celebró en Valencia la primera de las manifestaciones tras la DANA. Una de las protestas más multitudinarias que se recuerda en la ciudad, con una estimación de al menos 100.000 personas. Algunas de las columnas de la manifestación terminaron ante el Palau de la Generalitat, cuya fachada fue vandalizada con pintadas y lanzamiento de barro. La inscripción ‘Mazón dimisión’, junto a un reguero de manos rojas sobre la pared, enmarcó una de las fotos de la marcha.

Pero esa misma noche unos cuantos historiadores levantaron la voz de alarma. VICENT BAYDAL, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA desde 2020, y una de las voces más respetadas en la divulgación valenciana, compartió el vídeo de los desperfectos, que alcanzó un millón de visualizaciones, acompañado de reproches a los autores de las pintadas.

Inmediatamente, se desató una de esas trifulcas virales que definen una época y que puede resumirse en la participación de los siguientes roles: 1) quienes creían que el fin justificaba los medios y que visualizar la protesta contra la Generalitat bien valía causar algunos desperfectos en un edificio histórico, 2) quienes creían que eran desperfectos que tenían solución y que, en consecuencia, no era para tanto, 3) quienes advertían del simbolismo negativo del ataque y la importancia de defender el patrimonio propio.

Las estimaciones de los daños causados ronda los 22.000 euros, hay un proceso abierto para investigar los hechos. Pero la principal lectura del suceso no tiene que ver con lo económico, o al menos no es su derivada esencial. La importancia reside en nuestra relación con los edificios que nos rodean, nuestra actitud frente a las instituciones y de qué manera nos sentimos parte de las mismas. También ante episodios de desafecto y protesta.

Pasadas las semanas, el historiador BAYDAL considera que aquel día mostró “el largo camino que queda por recorrer en la idea de proyección del patrimonio público y colectivo, que no es de derechas ni de izquierdas ni de centro. Es de todos, igual que los derechos sociales y políticos se han de defender para todos, con la idea del patrimonio colectivo ocurre lo mismo”.

Un falso dilema

CONSIDERA que ese dilema entre “piedras o personas” es totalmente falso. Como si acaso hubiera algún escenario que llevara a elegir entre una cosa u otra. Contra sus quejas, a Baydal le argumentaban que “los monumentos están para aguantar los daños de la historia”, una premisa que cree igualmente equivocada. “Me decían: ‘¡esto es como la Bastilla! Si por ti fuera nunca se hubiera hecho la Revolución Francesa’. Pero fue en el siglo XVIII, contra un edificio del poder real, un poder que no había votado nadie. El Palau de la Generalitat, en la actualidad, es la sede del Gobierno valenciano votado por todos. Por tanto, no es la sede ni del partido gobernante actual, ni una cosa propia de Mazón ni del PP, es un edificio colectivo. Hoy está Mazón, después estarán otros”.

César Guardeño, desde el Círculo por la Defensa del Patrimonio Histórico de Valencia, cree que no hay nada “incompatible entre la protesta y el respeto al patrimonio. De lo contrario nos convertimos en una sociedad de bárbaros. En el pasado no había legislación de patrimonio ni un concepto del patrimonio histórico. Se supone que vivimos en una sociedad democrática, con una conciencia social sobre el patrimonio. El Palau no pertenece ni a este ni a ningún Consell concreto. El edificio representa a todos los valencianos”.

“Fue un episodio que canalizó la rabia por una gestión nefasta, pero es una canalización errónea”, considera BAYDAL. “No es la casa de Mazón. Es el Palau de la Generalitat. Como ejemplo, el Micalet, por mucho que sea un edificio eclesiástico, representa a todos los valencianos. En el momento en el que menosprecias y causas un daño a esos edificios, simbólicamente causas un daño a todos los valencianos”.

Los límites de la protesta vienen emparejados a menudo con esa apología de la épica de episodios históricos. “Huellas sobre edificios históricos que tienen recuerdos de bombas, de ataques…”, le ponían como ejemplo a BAYDAL unas cuantas personas, dando por descontado que el patrimonio civil debe transigir con los golpes de la propia historia. “Simplemente, no estamos en el siglo XV ni tan siquiera en el XIX”, contesta ante eso. “Valencia tiene unas capas de destrucción masiva, sobre todo en los siglos XVIII y XIX, donde el propio Palau de la Generalitat se salvó de milagro. Pero hoy valoramos los edificios históricos porque nos recuerdan quiénes somos, de dónde venimos. Unas pintadas no acaban con un edificio, pero sí hemos de mostrarle un respeto porque nos han conformado como somos”.

“Siempre habrá gente que quiera canalizar la rabia contra cualquier cosa, pero ese no es el camino de la civilización ni del progreso como colectivo. Es una idea errónea”, EXPLICA.

Fuente: https://www.elconfidencial.com