El CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE ALTURA, JOSÉ MANUEL LÓPEZ BLAY, recibió recientemente la medalla de la población en un acto institucional celebrado en el salón de sesiones del Ayuntamiento en presencia de miembros de la corporación, las componentes de la corte de honor de las fiestas y numeroso público.
Con el acto se quiso de alguna manera visibilizar la toma de posesión de López Blay como cronista de la villa después de que su nombramiento por parte del consistorio fue aprobado en el mes de febrero de 2020 pero la inmediata declaración de la alarma sanitaria impidió cualquier actuación posterior al respecto.
El acto fue presentado por el concejal de Cultura, Tomás Mínguez, antiguo alumno del mismo cronista, que tras repasar las competencias y responsabilidades de los cronistas oficiales, destacó su trayectoria docente y su trabajo como investigador de la historia de la educación no solamente en Altura sino también en la comarca del Palancia, circunstancia que también fue resaltada por la alcaldesa, Rocío Ibáñez, en su intervención, reconociendo igualmente la labor realizada por el cronista desde hace años y las publicaciones que han ido apareciendo de su trabajo.
LÓPEZ BLAY, licenciado en psicopedagogía y maestro, tras aceptar el cargo y recibir la correspondiente medalla de manos de la alcaldesa, explicó la importancia que tiene el proyecto Museo de la Memoria, iniciado por él en el año 2003, y que sigue recopilando información para recuperar la historia gráfica de la villa. El cronista señaló que todo ese fondo documental conseguido hasta ahora pasará en su momentos a engrosar el Archivo Municipal una vez se haya organizado “con criterio de eficacia y eficiencia técnica” para que se “convierta en patrimonio común accesible a la curiosidad y a la investigación”. El homenajeado se comprometió a “continuar ampliando dicho fondo, organizar exposiciones temáticas y publicar trabajos de investigación sobre el mismo que será una de mis primeras líneas de trabajo”.
La transcripción de las actas municipales desde 1937 es otro de los objetivos del nuevo “guardián de la memoria”