
ANTONIO GASCÓ, CRONISTA OFICIAL DE CASTELLÓ
Estoy de bastante mal yogur a causa del apagón de las narices que, en una pécora carambola, me está impidiendo llevar a cabo gestiones bancarias con mi Iphone 12 (mi móvil se llama así). No puedo agregar la tarjeta de mi banco a mi teléfono manual, o de bolsillo (como el lector prefiera), para llevar a cabo cualquier tipo de transacción económica. Pero es que además de las molestias pertinentes, que, sin duda, serán comunes a muchos de mis paisanos de la piel de toro ibérica, me encuentro con no pocas faltas de servicio en el móvil.
Remedio
Y a todo esto, ni se me ofrecen soluciones, ni hay nadie con responsabilidades administrativas o políticas que dé la cara. De verdad ¿esto es un país democrático serio? Porque yo lo pongo en duda. Un país con un gobierno eficiente ya hubiera puesto remedio a este maremagnum de inmediato. Y aquí estamos, en esa actitud, señalada en la jerga valenciana, de meninfotisme o en la castellana de «aquí me las den todas». Caray, que el señor (mejor sería llamarlo fulano) Sánchez Castejón declaró que no se descartaba ninguna hipótesis sobre lo sucedido y pedía cautela a la ciudadanía. Vamos, como aquello del que tiene un tío en Alcalá, que ni tiene tío ni tiene ná. Un experto en echar balones fuera, en decires como aquellos de «el infransir del trocimento, no esgorcia la concatenación cincuncatenódica del principio apodicto por el mistafandio del goirrof». Quienes me leen ¿se han enterado? Yo tampoco.