FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
Numancia es el nombre de una desaparecida población celtíbera situada en la provincia de Soria. La resistencia de sus habitantes al asedio realizado por las tropas de la República de Roma bajo las órdenes de Publio Cornelio Escipión en el verano del año 133 a. C., que prefirieron suicidarse antes de rendirse a sus atacantes, ha pasado a la historia como ejemplo de resistencia. La Numancia fue una fragata blindada de la Armada Española, construida en el año 1865 y primer buque blindado en dar la vuelta al mundo, hazaña que completó con su regreso a Cádiz el 20 de septiembre de 1867. Pero el sobrenombre de «Numancia» con el que se conoció a nuestro Casino le fue puesto en honor a la fragata que intentó, sin lograrlo, devolver a España al círculo de las principales potencias navales a nivel mundial y recuperar su prestigio en los mares tras su derrota en batalla de Trafalgar.
Sus primeros estatutos fueron aprobados el 1 de enero de 1867 acogiéndose al nombre de «Casino de Torrevieja», tomando meses más tarde el nombre de «Casino la Numancia», en honor a aquel histórico buque. Su primer reglamento dice que «tiene como objeto estrechar las relaciones sociales, proporcionar a los socios solaz y agradable entretenimiento y generalizar entre todos la mayor ilustración, moralidad, hábitos y formas de una buena educación».
Durante sus primeros años estuvo suscrito a los periódicos «El Español», periódico que hacía gala de una ideología moderada, y a «El Imparcial», periódico de tendencia liberal; ambos retrataban a la clase social surgida en Torrevieja y que encontró su nido societario y de reunión en el Casino, estando compuestos sus socios por una pequeña burguesía formada en su mayor parte por navieros, consignatarios y comerciantes, entre ellos: Simeón Juan Puigcerver, notario; Rafael Sala Satorres, comerciante y diputado provincial Luis Cánovas Martínez, abogado del Estado, escritor y músico; Carlos Antonio Talavera, intérprete y presidente de la primera Junta Local de Salvamento de Náufragos; Ceferino Talavera, consignatario y cónsul de Estados Unidos; Alberto Darblade, fotógrafo; Nicolás Blanco, comerciante; Manuel Ballester, comerciante; y otros muchos ligados al partido liberal, de tradición progresista y moderadamente republicana. En los estatutos aprobados por esta sociedad en 1888, en el artículo 2º, «queda prohibido suscitar en el local del Casino discusiones, ora sobre conducta pública privada de alguno, ora políticas ú ofensivas a la moral»; determinando en su 3º artículo: «Todos los socios están obligados a tratarse con decoro y estimación, teniéndose las mutuas deferencias que la buena educación exige». Pese a ello, no todo fue paz en aquella decimonónica sociedad. En 1890, se publicó en la prensa una noticia anunciando que varios socios del Casino habían acudido a quejarse al gobernador de la provincia solicitando la anulación de las elecciones celebradas en aquel centro el día 26 de enero, exponiendo como motivo «el adolecer de un vicio legal reglamentario», pidiendo que se anularan todos los acuerdos tomados por aquella junta directiva, ya que, según ellos, perjudicaban los intereses de la sociedad; historias que a día de hoy, aun se pueden repetir. En junta general celebrada el 23 de enero de 1896 fue elegido (59) presidente del Casino Francisco Bianqui Carriles, sastre; y secretario Salvador Llanos e Ibáñez, escribiente de la dirección de Hacienda en el puerto. Bajo su mandato y previa petición de un préstamo se construyó edificio sede actual de la sociedad. Muchos fueron los enfrentamientos de significación política entre las dos tendencias de aquella época: «chapistas» y «trinistas». Unos seguidores de Joaquín Chapaprieta Torregrosa, al que nombraron Socio de Honor ofreciéndole, el 1 de enero de 1909, espléndido banquete; y otros del cacique «trinista» Vicente Ruiz Valarino, al que también ofrecieron un grandioso homenaje el 30 de junio de 1914, ambos en el salón principal del Casino, siendo en numerosas ocasiones utilizado por las dos tendencias políticas, creando situaciones de desasosiego y algunas veces con brotes de violencia. Las disputas por los cargos políticos y la membresía en cargos directivos siempre ha estado muy reñida. Y aún queda mucho por ver en este año.