ROCÍO ESCRIHUELA
El sacerdote Francisco Pons Moncho dará su nombre a una calle de Oliva. Así lo decidió el miércoles por unanimidad el pleno del Consistorio quien de esta manera respalda la iniciativa que surgió del Consell Pastoral de Sant Roc dirigido por el párroco Javier Catalá.
Una acción que rinde homenaje a quien durante 14 años estuvo al frente de la parroquia de Sant Roc, desde 1973 hasta 1987, pero que dejó huella entre los vecinos que a partir de ahora le recordarán aún más y su legado quedará para siempre en la memoria de los ciudadanos que sienten especial cariño hacia el sacerdote. Además, este reconocimiento llega justo cuando se cumple un año de su muerte, ya que el párroco, natural de Gandia, falleció el pasado verano a los 88 años de edad.
Para continuar recordando a quien estuvo al frente de una de las iglesias de Oliva, esta tarde la parroquia de Sant Roc le va a realizar un homenaje a las 20 horas en el templo religioso. Un acontecimiento que también servirá para celebrar el 45 aniversario del Centre Parroquial El Fossar y los juniors, que el mismo fundó, y a quien todavía recuerdan con especial cariño. Después de la eucaristía se celebrará una cena popular en la plaza.
Pero es que el legado de Don Francisco, como le conocen los vecinos, no sólo se ciñe a la vida religiosa, sino que el párroco se involucró en la vida de la Ciudad Condal y sobre todo en la defensa del patrimonio local. Se implicó en la rehabilitación de la Casa Abadia y de la Cambra dels Arcs. Fue autor de ‘Trapig’ donde habló de la producción de azúcar en la comarca de la Safor durante los siglos del XIV al XVIII, obra que fue premiada en els Jocs Florals de Valencia en el año 1977. Su interés por la investigación y la cultura también le llevó a escribir numerosos artículos y recibió en 2009 la distinción honorífica de la Associació Cultural Centelles i Riusech por la defensa y la divulgación del patrimonio cultural.
Paso por Daimús
Abandonó Oliva para trasladarse a su ciudad natal donde estuvo al frente de la parroquia de Crist Rei durante una década antes de trasladarse a la iglesia de San Pedro Apóstol de Daimús, que fue su último destino, donde se jubiló en 2008. En esta localidad continuó publicando trabajos de investigación y se encargó de restaurar el archivo parroquial. Además, compartió su trabajo con el de CRONISTA OFICIAL.
Fuente: https://www.lasprovincias.es