CHELO PASTOR
Antonio José Gascó afirma “no quitar ni una coma del manifiesto” de expertos que apela a restituir el topónimo suprimido en 1707.
Doble rotulación en las carreteras. E. T.
El CRONISTA OFICIAL DE CASTELLÓN, ANTONIO JOSÉ GASCÓ SIDRO (Associació de Cronistes Oficials del Regne de València), aseguró este miércoles a EL MUNDO que «yo no quito ni una coma al manifiesto» firmado por él mismo como reputado historiador y otros expertos en filología en el se defiende la restitución del topónimo de ‘Castelló de la Plana’, que fue suprimida a principios del siglo XVII por el monarca Felipe V en favor de la denominación castellanizada: Castellón de la Plana.
GASCÓ sostiene que «atendiendo al rigor científico el nombre es ‘Castelló’ y no Castellón que parte de un notable error de base: la ‘n’ final es aumentativo, lo que hablaría de un ‘castillo grande’, mientras que la terminación -ó en valenciano significa todo lo contrario: castillo pequeño».
GASCÓ explicó a EL MUNDO que «fue el Decreto de Nueva Planta el que documento que abolió Els Furs, la ley más antigua del Reino de Aragón, y con su abolición, prohibió escribir en valenciano, dando paso a la castellonización de todo lo que se denominase en la lengua vernácula». «En 1707 se aplicó en el Reino de Aragón y en 1716, en el Principado de Cataluña», añade el cronista oficial de la ciudad.
GASCÓ, en honor a la «verdad científica» tiene claro cuál es el nombre genuino. Ahora bien, «si me preguntas como persona, el sentimentalismo me lleva a asegurar que si la supresión de la denominación bilingüe conduce a la confrontación, válida es la cooficialidad de las dos lenguas». En este sentido, el cronista sabe que el anuncio de llevar a pleno la propuesta de iniciar los trámites de normalización del topónimo ha generado gran polémica en la calle, en las redes sociales y entre los grupos políticos con representación en el consistorio de la capital de La Plana.
Si la corporación municipal da el paso adelante, no necesita del voto unánime. Con la mayoría simple echa a andar el mismo procedimiento que retomó el Ayuntamiento de València en 2016 y que le llevó un año después a contar con la aprobación de la Academia Valenciana de la Lengua, AVL, y del Consell después.
Ahora bien, mientras una de las alas del gobierno municipal en coalición -Compromís- tiene claro llevar adelante la propuesta, la otra -PSPV- es más cauta. Incluso advierten que aún no han estudiado ni manifiesto ni informes jurídicos como para posicionarse, aunque de entrada apelan a un «consenso» que no es necesario para lograr la «reparación histórica» a la que aluden Germà Colon, Vicent Garcia Edo y Vicent Pitarch en el documento elevado al consistorio.
Fuente: http://www.elmundo.es