ANTONIO LUIS GALIANO, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA
Como en cualquier actividad humana, todo tiene un principio, y según el interés y cariño con que después se mantenga aquella iniciativa perdurará a lo largo de los años, llegando a formar parte de la misma historia. Si volvemos la vista atrás, hacia aquel año de 1974, con respecto a la Fiesta de Moros y Cristianos en Orihuela, siempre encontraremos a un grupo de oriolanos capitaneados por Francisco Tormo de Haro, que con una visión de futuro apostaron por rescatar estos festejos que vivían aletargados entre actas y libros de clavería municipales desde 1579, teniendo constancia de los mismos unos pocos años más, para sumergirse en un guadiana de cuatro siglos.
El gran acierto de estos hombres radicó en que no naciera impulsada por el poder civil, sino que surgiera entre el pueblo, tal como se pensó organizarla a través de agrupaciones festeras que abarcaran los barrios de la ciudad. Así, la primera Cruzados de Cristo que la componían las comparsa Seguidores de Arum y Ruidom (en un inicio se llamaron como Marinos Corsos), Caballeros del Rey Fernando, Moros Abdelazíes y Moros Nazaríes de Aben Humeya; segunda Caballeros del Rey Teodomiro, formada por Caballeros de Tadmir, Estudiantes, Moros J’Alamed, Moros Viejos de Aben Mohor. Tercera: Cruzados del Pilar, integrada por Huestes de Jaime I, Cruzados Herodios, Negros Egipcios, Moros Almorávides. La quinta era Acequianos, compuesta por Infantes de Aragón, Piratas Bucaneros, Moros Almohábenos y Moros Beduinos. Quinta Los Armengoles, formada por Caballeros del Oriol, Contrabandistas, Moros Musulmanes Escorpiones y Moros Realistas. Con el tiempo, desaparecieron las agrupaciones y también algunas de estas comparsas como Estudiantes, Huestes de Jaime I, Cruzados Herodios e Infantes de Aragón. Se integraron otras que también desaparecieron, como Huertanos Oriolanos y Astures Armengoles, y las que actualmente permanecen dentro del Bando Cristiano: Caballeros Templarios y Caballeros de Santiago. Así, de aquellas veinte primeras comparsas, diez moras y diez cristianas, las primeras se han mantenido inalterablemente, y de las segundas solo existen ocho, habiendo sido el Bando Cristiano el que más alteraciones ha sufrido en la historia de nuestra Fiesta.
Dentro de los desfiles se efectuaban dos como ahora, aunque el primero correspondía a la Solemne entrada de Moros y Cristianos en el que participaban los dos bandos con sus embajadores al frente. El segundo aparecía anunciado como ‘Grandioso desfile de Agrupaciones Festeras’, que era definido como de gala, al estar considerado como homenaje a las mismas. Según establecía el Reglamento de la Asociación, el orden del desfile quedaba establecido de la siguiente manera: en primer lugar desfilaba la Agrupación en la que estaba encuadrada la comparsa embajadora del Bando contrario a la que hubiera desfilado en primer lugar el día anterior. La última Agrupación era la que llevaba encuadrada a la comparsa embajadora del otro Bando, de manera que dicha comparsa desfilaba en último lugar. Por otro lado, las agrupaciones que ocupaban el segundo, tercer y cuarto lugar en el desfile lo hacían por orden de antigüedad de las mismas, rotando cada año, siendo dicho orden el mismo que hemos reseñado en un principio. Cada Agrupación nombraba a su abanderada, que escoltaban al abanderado de la Asociación en la cabeza del desfile.
Estas agrupaciones en la mitad de los años ochenta desaparecieron, comenzando a estructurarse los desfiles como actualmente se realizan.
Pero, en aquellos principios, recogemos también el nombramiento en el transcurso de una verbena de una Armengola, en 1974. Nombramiento que quedó en el olvido, hasta que se institucionalizó hace veinticinco años. De igual manera, en aquellos primeros años, se comenzó a celebrar el Medio Año Festero, gracias la iniciativa, en 1980, de la Comparsa Caballeros de Tadmir, y que motivó un artículo del profesor Antonio Sequeros en la revista de ‘Moros y Cristianos 1980’. En ese primer año, que comprendió los días 25, 26 y 27 de enero, los actos abarcaron un campeonato de dominó, una marcha ciclista, un baile festero y un desfile, que recorrió las calles de Alfonso XIII, Arzobispo Loazes, Calderón de la Barca y Avenida José Antonio. Contó con la participación de las siguientes comparsas: Marinos Corsos, Caballeros del Rey Fernando, Infantes de Aragón, Cruzados Herodios, Caballeros de Tadmir, Moros Beduinos, Moros Viejos de Aben Mohor y Moros Almorávides. Con los años la celebración del Medio Año Festero ha ido consolidándose, llegando a la altura que actualmente tiene.
De aquellos primeros años, es la incorporación de las comparsas a los actos del Día del Pájaro, que ya aparece reseñada en el citado Reglamento de 1980. Sin embargo, hubo un primer intento por parte de la Comparsa Moros Almohábenos, siendo alcalde Pedro Cartagena Bueno, en el último año de su mandato en 1978. El asunto en cuestión fue que algunos miembros de dicha comparsa, en esa mañana calurosa del 17 de julio, ataviados con sus galas se incorporaron junto al pueblo detrás de la Gloriosa Enseña del Oriol. Percatado de ello el primer edil, ordenó a un guardia municipal que se retirará «a aquellos señores que iban disfrazados». A partir de entonces, aunque todas las comparsas participaban en el desfile del Pájaro, los Almohábenos, vistiendo camisa negra, acudían confundidos con el pueblo, independientemente de la Asociación.
Son anécdotas, como esta última, que rememoran tiempos pasados, concretamente los primeros años en que renació la Fiesta de Moros y Cristianos con las Agrupaciones Festeras, y que nos hace recordar a ese buen alcalde, que admiramos por el trabajo que realizó en favor de nuestra ciudad y que, con toda justicia, fue distinguido como Hijo Predilecto de la Ciudad de Orihuela.
Fuente: http://www.laverdad.es