I – ENIGMAS DE NUESTRO PASADO IBERIA ¿ELDORADO MEDITERRÁNEO?

JOSÉ APARICIO PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ANNA

          Las noticias escritas más antiguas sobre la llegada a Iberia de navegantes procedentes del Levante mediterráneo se remontan a la primera centuria del primer milenio antes del nacimiento de Cristo, es decir a los años 1.000-900 a. de C. Noticias que aumentan gradualmente al tiempo que lo hacen los hallazgos de restos arqueológicos que documentan un comercio en actividad creciente.

          Los primeros navegantes, y los posteriores naturalmente, arribaron a las costas mediterráneas de la península ibérica, que tomó nombre precisamente de los habitantes de la misma entre el Segura y el Ródano/Herault, los Iberi, o habitantes de zonas húmedas, pantanosas, así como a la costa mediterránea de Andalucía donde habitaban los Tartesios-Turdetanos. Más tarde penetrarían al interior, territorio Celta.

          La reactivación del comercio mediterráneo, dinámico ya en el tercer milenio y con apenas rescoldos en el segundo, se produce durante la última fase de la Edad del Bronce, considerada como la Edad de Oro de la prehistoria europea y declarado así este año que finaliza.

          Varios e importantes yacimientos arqueológicos de la Comunidad Valenciana, como Vinarragel en Burriana y especialmente los alicantinos Peña Negra de Crevillente, Los Saladares de Orihuela y quizá la Fonteta en Guardamar del Segura, son testimonio de la existencia ya de un importante y regular comercio con el levante mediterráneo en tan temprana fecha como el siglo octavo antes de Cristo.

          El enigma, la pregunta sin respuesta es ¿qué buscaban estos arriesgados navegantes para alcanzar el fin del mundo de la época tras una peligrosísima travesía que podía durar un año? A cambio de los abalorios y amuletos egipcios, de los marfiles esculpidos africanos, de la vajilla de lujo griega o chipriota, ¿qué se llevaban de retorno y en tan frágiles barquichuelos de capacidad tan escasa?.

          Se ha llegado a pensar, y decir, si en nuestra tierra buscaban y se llevaban metales preciosos, oro y plata, siendo una especie de Eldorado mediterráneo al final de la Edad del Bronce.

          La Edad del Bronce no es precisamente la Edad de Oro de la prehistoria valenciana. Si exceptuamos unas cuantas piezas en oro y plata procedentes de enterramientos de la zona de Villena, en el resto de la Comunidad Valenciana su casi inexistencia es causa de lo extraordinario de aquellos, que resultan, así, destacables. La E. del Bronce, antes del año 1.000 a. de C., durante más de quinientos años, se caracteriza por sufrir una de las mayores crisis económicas de toda su historia, con regresión en todos los sectores, sensible alteración demográfica y profundas consecuencias sociales y culturales.

          Con posterioridad a la fecha indicada, en cambio hallazgos como los del fabuloso Tesoro de Villena y el tesorillo del Cabezo Redondo, datados precisamente a mitad del siglo octavo, justifican la creencia señalada, pudiendo ser la causa de las intensas y continuadas relaciones comerciales y culturales mediterráneas que, a la larga, tanta trascendencia tuvo al ser la causa fundamental de la formación de la Cultura Ibérica, pero ya en la Edad del Hierro.

          Valencia pudo ser Eldorado a finales de la Edad del Bronce. Sugestiva hipótesis que da respuesta al enigma, sin despejarlo totalmente.