ANTONIO LUIS GALIANO PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA
Hemos de reconocer que la tradición de la entrega de juguetes en la madrugada del cinco de enero se remonta a cientos de años, para rememorar aquel pasaje evangélico en el que se nos narra la llegada de unos Magos procedentes de Oriente guiados por un estrella, hasta Belén de Judá, para adorar a un Niño. Con ello se cumplía la profecía de Miqueas: «Y tú, Belén, tierra de Judá/, no eres ciertamente la más pequeña/ entre los príncipes de Judá,/ porque de ti saldrá un jefe/ que apacentará a mi pueblo Israel./ Y allí, en el lugar donde se detuvo la estrella que les había guiado, encontraron al Niño con su Madre, y arrodillados los adoraron y lo obsequiaron con oro, incienso y mirra».
El recuerdo de este momento, con los años se fue transformando para que los niños lo tuviesen presente de generación en generación, y surgió la poética costumbre de que en las familias en ese día los niños recibieran regalos, al igual que hicieran los Magos con el Mesías.
Poco a poco, la tradición sobrepasaba el ámbito de la casa familiar y previamente se creaba un cortejo que simulaba el de aquellos Magos de Oriente que recorrían las calles, para llevar la ilusión a los niños que, entre sueños, esperasen el amanecer del día seis de enero y al levantarse se encontrasen con aquellos juguetes que esperaban. En todas las casas, la celebración se desarrollaba según las posibilidades familiares. Sin embargo, algunos niños carecían de familia y de hogar, y para ellos su domicilio era la Casa de Beneficiencia. Lo que desde hacía años motivó que la prensa local, concretamente «El Diario» por iniciativa de Manuel Franco Rebagliato junto a un grupo de jóvenes, se lanzase una campaña anual a partir del mes de diciembre para llevar juguetes y otros regalos a los niños pobres.
Pero, a esta iniciativa le faltaba la organización de ese cortejo o cabalgata en el aparecieran los Reyes Magos. De hecho, si no se nos demuestra lo contrario dicha iniciativa se materializó en 1907, tal como decíamos en otra ocasión, completando con ello la campaña de recogida de juguetes y dinero para los Reyes de los niños pobres.
Un año antes, el 4 de enero, dicho periódico proponía la organización de un festival benéfico en el Teatro de Orihuela, a beneficio de los niños de la Beneficencia. Al fin, se llevaba a cabo el 6 y 7 de enero el citado festival, en el que se rifaron regalos que habían sido expuestos en el comercio «El Globo». Cada entrada llevaba un número para el sorteo y los acogidos del centro benéfico fueron invitados. A los cuales se les obsequió con una merienda por parte del empresario del Teatro como regalo de Reyes. Así «saborearon con todo el gusto del que pocas veces tiene a su alcance viandas tan exquisitas y apetecibles». Los postres fueron costeados por el comerciante de la calle Mayor, Ricardo Ferrer, por el secretario del Ayuntamiento José María López, por el médico Augusto Pescador y por el periodista José Mª Sarabia.
En 1911, se organizó una Cabalgata en dos partes que se llevó a cabo el día 5 de enero. En la que los Reyes Magos estuvieron representados por los niños, Enrique Olmos Cárceles, Antonio Pescetto Sánchez y Jesús Guillén Carmona, que iban ataviados con manto de armiño, cetro y corona, y vestidos con trajes de color rojo, rosa y azul, respectivamente. Cabalgaban en jacas enjaezadas guiadas por palafreneros, y acompañados por la Banda de Música Municipal. La comitiva recorrió las calles «atronando el espacio con el hueco sonar de los clásicos caracoles y los augustos acordes de la Marcha Real». En la primera parte, saliendo a las tres de la tarde desde la calle Alfonso XIII, recorrió el siguiente itinerario: Príncipe de Vergara (Ballesteros Villanueva), Paseo de Sagasta, Santa Lucía, Feria, Colón, Plaza de Cubero, San Agustín, Almunia, Plaza de la Constitución, San Pascual, Calderón de la Barca, Arzobispo Loazes y Alfonso XIII, pasando a continuación al Teatro Circo, donde tras la intervención de Manuel Franco Rebagliato, los Reyes Magos hicieron entrega de juguetes y una caja de turrón a los niños. Al concluir el acto en el Teatro Circo, como segunda parte de volvió a organizar la Cabalgata que transcurrió desde la calle Alfonso XIII, pasando por la Soledad, calle Mayor, Plaza de la Fruta, calle de Santiago, hasta llegar a la Casa de la Beneficencia. En la que, tras unas breves palabras de Miguel Bambalere de la Comisión Organizadora, se hizo entrega de juguetes y dulces a los niños, mientras que a los asilados de mayor edad se les hizo entrega de una caja de turrón, concluyendo el acto con unas palabras dirigidas a los Reyes Magos por uno de los niños más pequeños que, «con vocecita embargada por la emoción», entre otras cosas dijo: «Cuatro años que los vemos/ repartir sus gratos dones./ Dando una inmensa alegría/ a estos tiernos corasones». Con estas palabras se ratificaba lo que decíamos que fue en 1907 cuando se inició la tradición de organizar esta fiesta de «Los Reyes Magos para los niños pobres», que tuvo repercusión y fue copiada por otras localidades como Alicante, Albacete y Cieza. En 1911, estos actos concluían con una cena con la que los Reyes Magos obsequiaron a los asilados de la Casa de Beneficencia oriolana.
Siempre se podrá decir que, desde hace más de un siglo los Reyes Magos pasaron por Orihuela también para los niños pobres.
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