LA DICTADURA LLEGÓ A ORIHUELA

ANTONIO LUIS GALIANO PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA

Hace días, leyendo un artículo rescatado en el Archivo de un diario de tirada nacional quedaba en el aire la duda de que aquel tétrico personaje que, con instigación y complacencia convirtió a muchas personas, desde niños a ancianos en cenizas, después de su alojamiento más o menos largo en condiciones infrahumanas en campos de concentración en la Segunda Guerra Mundial. En el título del artículo se preguntaba si era verdad o ficción que ese personaje que vivió como uno de los principales protagonistas de aquella guerra y que había participado en la Primera contienda mundial con la graduación de cabo como correo «cabalgando» en una bicicleta; si en esta última fue un cobarde o un héroe. Sin entrar en más detalles se estaba refiriendo a Adolf Hitler. Tal vez, aunque fuera en 1940, Charles Chaplin «Charlot» daba la impresión que lo estaba parodiando en la película estadounidense «El gran dictador».

Son numerosas las dictaduras que se han vivido y sufrido en la Historia, desde aquellas primeras del Imperio Romano hasta la actualidad. Pero, en este caso, nos vamos a centrar en la que el pasado 13 de septiembre se cumplía cien años del golpe de Estado, catalogado como de «guante blanco» dado con la complicidad regia, que fue protagonizado por el que era capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera y Orbaneja.

Y nos entretendremos en cuándo y cómo se tuvo conocimiento en Orihuela, en la que la Dictadura se ve reflejada en las actas del Ayuntamiento, en la sesión extraordinaria celebrada el 1 de octubre de 1923, quedando disuelta la Corporación Municipal que presidía Manuel Canales Ortuño. Habían transcurrido desde el golpe de estado doce días, hasta que se publicó el Real Decreto emitido por la Presidencia del Directorio Militar, sancionado por el monarca el 30 de septiembre, por el que se disolvían todos los Ayuntamientos. En Orihuela, la víspera del citado golpe se celebró una sesión supletoria en la que se daba cuenta de la dimisión del primer teniente de alcalde, Manuel Martínez Simó y la toma de posesión de Pedro Muñoz Méndez para sustituirlo.

Sesiones supletorias

Hasta el citado 1 de octubre hubo dos sesiones supletorias más (19 y 26 de septiembre), en las que no aparece ninguna referencia al Directorio Militar. Antes de darse lectura al Real Decreto, el comandante militar, teniente coronel de la Zona de Reclutamiento Manuel Martínez Ramos, que había convocado y presidía la sesión extraordinaria, dirigió un saludo al Ayuntamiento, a la Junta Municipal y al pueblo, deseándole mucha prosperidad, y «una verdadera regeneración, recomendando que cada cual en la medida de sus fuerza, y dejando aparte toda rencilla, contribuya al engrandecimiento de la Nación, demostrando ser verdaderos españoles». Después de dado a conocer lo dispuesto por el Real Decreto cesaron todos los concejales y fueron reemplazados inmediatamente por los vocales asociados del mismo Ayuntamiento, quedando estos bajo la presidencia e intervención de la autoridad militar, de tal forma que aquellos debían de ser personas con «título profesional o ejerzan industria técnica o privilegiada y en su defecto mayores contribuyentes», pasando a ser concejales y electores del nuevo alcalde mediante votación secreta. Antes de ello, tras la lectura de la citada Real Orden, algunos concejales cesados como Vicente Bellido Polo pedían la palabra, «aplaudiendo el Real Decreto y proponiendo un voto de gracia para el Ejército que con su actitud ha salvado a la nación del caciquismo, terminando con un viva al Ejército y al general Primo de Rivera que es calurosamente contestado por todos los presentes».

A continuación, intervenía José Escudero Bernicola para que, «después de prestar con plena satisfacción de espíritu, dice, el más respetuoso acatamiento a la disposición leída y de adherirse a las palabras pronunciadas por el Sr. Bellido Polo, pide conste en acta el celo e interés que ha desplegado por el amor a Orihuela y por defender sus ideales de libertad, haciendo votos porque los que le sigan en el Ayuntamiento lo hagan con el interés que él lo ha hecho, estando por encima de las bajas pasiones que a los salientes le ha rodeado». De idéntica manera se manifestaron, Francisco Germán Ibarra, Juan y José Joaquín Carrió Pastor.

Corporación

De esta forma, la nueva Corporación quedaba formada en principio por las siguientes personas: Mariano García Soriano, Vicente Cebrián Celestino, José Gil Arronis, Juan Rodríguez Murcia, Manuel Reyes Alonso, Rafael Martínez Arenas, Antonio Rayos Zaragoza, Joaquín Espinosa Celdrán, Cayetano Selma Meseguer, Victoriano Campos Alcocer y Antonio Moratón García.

Una vez cesados los concejales y posesionados de sus cargos los vocales asociados, se procedió en votación secreta a la elección de alcalde, resultando elegido interinamente como alcalde, Rafael Martínez Arenas, por no haber alcanzado la mayoría absoluta. Tras ello, siendo las 21.30 horas, con la anuencia del comandante militar se suspendió hasta una hora después la sesión, con objeto de que los asistentes pudiesen cenar. Un vez reintegrados al Salón de Sesiones, se procedió a la elección de los miembros de la Junta de Asociados, quedando dividido el término municipal en diez secciones. Sobre esta sesión, comentaba el periódico alicantino «El Graduador» que había suscitado mucha expectación, acudiendo mucha gente y que después de efectuado el arqueo y entrega de la caja, se concluyó a las tres de la madrugada. Esta Corporación que estuvo presidida desde la siguiente sesión por el primer teniente de alcalde Vicente Cebrián Celestino, como alcalde accidental, llevó las riendas del Ayuntamiento hasta el 11 de enero de 1924, en que fueron cesados sus miembros al terminar la misión que se les había encomendado el 1 de octubre del año anterior, pasando a ocupar la Alcaldía, José María Payá Megías.

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