FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
«Quien la sigue la consigue», seguro que hemos oído esto en diversas ocasiones a lo largo de nuestras vidas y a veces persistir mucho tiempo nos lleva a desgastarnos por dentro, pagando un precio demasiado alto por el rendimiento de nuestro esfuerzo.
Perseguir nuestros sueños, aprender a levantarse cada vez que caemos, no dejar de luchar por lo que queremos y no rendirnos. Todo esto forma parte de nuestra cultura, nos da fuerzas y nos hace seguir nuestro camino. También es bueno que a veces nos digan que conocer los límites de cada uno nos va a dar paz.
Haciendo un poco de historia, la lotería en España llegó de la mano de Carlos III, que la importó de una tradición de Nápoles y era igual que la ahora llamada Lotería Primitiva. El primer sorteo se llevó a cabo el 10 de diciembre de 1763, casi al mismo tiempo en que nacía la población de Torrevieja.
La lotería moderna, tal cual la conocemos, nació en Cádiz en 1811 para aportar fondos a la Hacienda Pública, que se quedó resentida por la Guerra de la Independencia. La Real Lotería Nacional de España fue creada por instrucción de 25 de noviembre de 1811 al tiempo que Torrevieja sufría una terrible epidemia de fiebre amarilla que hizo que tuviera que construirse un nuevo cementerio. Los sorteos fueron concebidos como «un medio de aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de los contribuyentes», el primer sorteo tiene lugar en Cádiz el 4 de marzo de 1812. Circunscrita al principio a Cádiz y San Fernando, salta después a Ceuta y a toda Andalucía, conforme avanzaba la retirada de los ejércitos napoleónicos. El 28 de febrero de 1814 se celebra el primer sorteo en Madrid, desde entonces sede de la Lotería Nacional de billetes.
Con la vuelta al poder de Fernando VII, se impone que se llame «Lotería Moderna», hasta que durante el Trienio Constitucional se vuelve a «Lotería Nacional», pasando otra vez a «Moderna» a la vuelta del absolutismo, hasta que después de la muerte de Fernando VII ya pasa definitivamente a denominarse «Nacional», incluso en el período de la Guerra Civil donde cada bando tenía su propia «Lotería Nacional».
De la administración de lotería de Torrevieja se encargó el empleado de la Real Hacienda Francisco Antonio Talavera, y a su fallecimiento, en 1869, le sucedió Mariano Talavera que hasta entonces la había servido interinamente y que, con el sorteo del 21 de mayo de 1878, con el número 32.813, repartió en la población dos mil quinientas pesetas; y, el 16 de julio de 1879, con el 6.028 dejó en Torrevieja la cantidad de tres mil pesetas. Si bien, el 4 de julio de 1880, el periódico «La Iberia» se hace eco de que el administrador de loterías había desaparecido de la población habiéndose llevado una buena cantidad de dinero.
¿Las casualidades existen en el azar? Quizá, pero lo que queda demostrado, al menos desde el punto de vista de la estadística, es que hay una serie de números ganadores en Lotería que se repiten. En parte quedó demostrado por un grupo de torrevejenses a los que les cayó el primer premio de lotería del sorteo del día 12 de junio de 1916 correspondiéndole al número 12.026 y se vendió en esa población. El billete lo tenía fijo para su expedición la administración de lotería de la localidad desde el sorteo del 30 de marzo de 1912, habiendo salido premiado desde entonces varias veces: la primera el 30 de abril de dicho año con mil quinientas pesetas y en otras ocasiones con premios menores.
Dicho número fue elegido para jugarlo por el médico José Bañón Braceli, pocos días antes de su fallecimiento, quien tenía tanta fe en él que repetidas veces había dicho: «poca vida me queda, pero el gordo lo he de tener antes de morir». Y efectivamente, pocos días antes de su óbito le encargó a su cochero que dijera a su hija Carmen que no dejase de jugar dicho número ningún sorteo. Así lo vino haciendo Carmen Bañón y, el 16 de junio de 1916, vio a la fortuna corresponder a su constancia.
Entre los afortunados poseedores de los billetes de dos series vendidos en Torrevieja estaban: Lorenzo Ballester Carcaño, médico y yerno de José Bañón Braceli, que jugaba dos décimos; Pedro Ballester Albentosa, consignatario de buques, dos décimos; los hermanos Juan y Antonio Celdrán Bru, comerciantes y propietarios, dos décimos; José Agulló Torregrosa, propietario del teatro, un décimo; Ramón Moreno, cabo de mar, dos décimos; José Pérez Marí, perito mercantil, un décimo; Manuel Carcaño, comerciante, un décimo; Francisco Aniorte Vera, comerciante, un décimo; Josefa Torregrosa, un décimo. Los siete décimos restantes se jugaron en participaciones de una peseta y de dos reales, entre estos se encontraban Ramón Ortega Galiana y el ciego José Calderón, que expidió varios décimos y jugaba dos pesetas.
El montante total del premio que recayó en las dos series ascendió a doscientas mil pesetas. Una cantidad nada despreciable su tenemos en cuenta los precios en el mercado de algunos artículos en esa época: un litro de aceite de oliva, una peseta. Los agraciados no tuvieron a más que hacerse una foto de grupo como recuerdo de la suerte que habían tenido.
No hay noticias de ningún nuevo premio mayor de lotería hasta el 12 de mayo de 1927, en que cayó en el número 8.855 un sexto premio en la administración de loterías de Torrevieja regentada por Vicente Castell Ibáñez y su hija Paca Castell Sala. Estuvo repartido en muchas participaciones. En la Aduana del puerto de Torrevieja jugaba dos décimos José Chapaprieta Rodríguez, hermano de padre del ilustre político torrevejense Joaquín Chapaprieta Torregrosa; otros dos décimos a un tal Castejón y otro a José Carrillo; otros varios estuvieron muy repartidos en pequeñas fracciones en Orihuela.
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