FELIZ CUMPLEAÑOS

ANTONIO LUIS GALIANO PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA

Entre las costumbres oriolanas se encuentran algunos dichos y refranes en los que se hace referencia al santoral, siendo el más prolífico San Antón. De ellos, el que más me hace gracia es aquel que dice: «San Antón, saca las viejas del rincón». De igual manera que hay otros en los que intervienen incluso Cristo, como aquel al que se añade «ande perdió el porrón», aludiendo a algo muy lejano. Hay otros en los que se nombran a San Silvestre, San Andrés, San Blas, San Nicolás, Santa Águeda o San Juan, por aquello que en ese día se segaba, mientras que por Santa Justa se trillaba. Pero, en alusión a esta alfarera sevillana y a su compañera mártir Rufina, recuerdo que de niños decíamos: «Santa Justa y Rufina eran dos hermanas, la una vendía tramusos y la otra avellanas».

Pues bien, a ellas, patronas de la ciudad de Orihuela, vamos a dedicar este artículo, en el octogésimo segundo aniversario de la bendición de sus imágenes en Orihuela, aquel 16 de julio de 1941. Y, por extensión al cura José Luis Satorre, Hijo Adoptivo de la Ciudad de Orihuela y Síndico Portador de la Gloriosa Enseña del Oriol, que durante veinticuatro años las ha cuidado y mimado, siendo 2023 el último, tras haber sido nombrado como párroco de su parroquia Jesús Ortuño Rodríguez el 23 de mayo del corriente, el cual tomará posesión de la misma en la segunda quincena del mes de septiembre. Nos preguntábamos que pasaría con ese primer «cura de andamio, a pie de obra». Pues bien, el 30 de mayo se anunciaba que pasaba a quedar adscrito a la Catedral. Creo que con ello se le jubilaba de sus obligaciones. Al tener noticia de esto, siguiendo la moda actual del whatsapp le dije: «Yo no me creo que te jubiles. Creo que te conozco y seguirás trabajando por los demás». A lo que me respondió: «Así es, quedando un café más pendiente».

Precisamente, allá por los primeros días del mes de diciembre del año pasado, le preguntaba por las imágenes de las Santas Justa y Rufina, de las que nunca he llegado a identificar cuál era una u otra, y de dónde procedían. Me refirió que las trajeron de Madrid.

A partir de aquí, aportaremos algunos datos que tenemos sobre dichas imágenes. Para ello, situémonos en el 17 de abril de 1941, en cuya sesión del Ayuntamiento se acordó que de la suscripción popular por iniciativa de la Alcaldía para la reconstrucción de templos, habían sobrado 16.514,35 pesetas y que se destinaran diez mil para un monumento a los caídos y el resto (6.514,35 pesetas) que se invirtiera en la adquisición de unas nuevas imágenes de las patronas, ya que durante la Guerra Civil habían sido destruidas.

El día 16 de julio de dicho año, se celebró una sesión extraordinaria presidida por el alcalde Mariano Belda Garriga con objeto de donar y efectuar la entrega de las imágenes por parte del Ayuntamiento a la parroquia de las Santas Justa y Rufina. Antes de constituirse la corporación en sesión a la que asistieron Francisco Montero Martínez, José Sánchez Tomé, José Belda Sevilla, Andrés Javaloy Lizón, Eduardo Almunia y Roca de Togores, José Balaguer Balaguer, Mariano Bregante Rabaza y Andrés Lacárcel Galindo; se invitó al vicario general de la Diócesis, Luis Almarcha Hernández, para que bendijera las imágenes, estando asistido por el canónigo Joaquín Espinosa Cayuelas y el presbítero Antonio Roda López.

Así como para que asistieran a la procesión las autoridades civiles, militares y religiosas, el gestor provincial y las jerarquías del Movimiento. A las nueve de la noche, el alcalde abría la sesión, dando cuenta de la donación que se iba a efectuar, pidiendo que se expidiesen certificados del acta de la sesión para hacerlas llegar a dicho vicario general y al párroco. Por otro lado, se determinó que la corporación municipal asistiría a la procesión del traslado de las imágenes desde la casa consistorial a la Catedral, siguiendo el recorrido: plaza del Generalísimo (plaza Nueva), calle San Pascual, Calderón de la Barca, Arzobispo Loazes, Alfonso XIII, plaza de la Soledad, calle Mayor y Catedral. Durante el trayecto la procesión fue presenciada por una gran multitud, que «encomiaban las dos simpáticas figuras de las Santas, teniendo el artista gran acierto al hacerlas». Artista cuyo nombre no he logrado saber. 

En la Catedral quedaron las imágenes depositadas hasta el día siguiente, en que tras dirigirse la corporación municipal con la Gloriosa Enseña del Oriol, se organizó la procesión para trasladarlas a su Iglesia y celebrar la Misa de la Reconquista, en la que predicó el sermón de «El Pájaro», Gabriel Hostalet, párroco de San Miguel de Salinas, que recibió como estipendio 200 pesetas. En la ceremonia intervino un coro y orquesta dirigidos por Juan Pedro Muñoz, cuyo importe fue de la misma cantidad.

Las imágenes se entronizaron en el altar mayor, para lo que fue necesario arreglarlo con un coste de 165 pesetas. Además, se alquilaron cuatro trajes de heraldo, por 41 pesetas. No faltó la dulzaina en la diana (20 pesetas) ni el refresco para el que Pedro Reymundo suministró 60 bizcochos rellenos que importaron 123 pesetas. En los actos de ese día estuvo presente la banda de música, cuyo importe fue de 1.400 pesetas. En la Imprenta de la Beneficencia se imprimieron 500 programas de la Fiesta de la Reconquista, que importaron 65 pesetas.

En la sesión de 4 de septiembre, se daba lectura a un oficio del párroco de la Iglesia Parroquial de las Santas Justa y Rufina, agradeciendo la donación hecha de las imágenes de las Santas.

Estamos a siete días de cumplirse ochenta y dos años desde entonces. Así que, feliz cumpleaños a las imágenes de nuestras patronas y mis mejores deseos al cura Satorre en su nueva etapa, que no estará exenta de servicio a los demás.

Fuente: https://www.informacion.es