EL PASTOREO TRADICIONAL VUELVE A LA SIERRA CALDERONA

POLICARP GARAY, CRONISTA OFICIAL DE SERRA

Hace 20 años escribí en el libro de fiestas patronales de Serra: “Tras más de 2.000 años, la ganadería se ha acabado en Serra”. De este modo rendía homenaje a Benjamín, vecino que, al jubilarse, se convertía en el último pastor de los montes de Serra y casi toda la Calderona. Como titular no era exagerado teniendo en cuenta registros arqueológicos y los más de 30 corrales existentes en el término municipal de Serra.

Sobre derechos de paso y Herbatge conocemos concesiones y acuerdos otorgados a ganados de Segorbe (siglo XIII) y de Llíria (siglo XIV). Asimismo, diferentes archivos (ARV y Catedral de Valencia) nos han permitido conocer la importancia del pastoreo en los siglos XVI-XIX.

En el siglo XVII, la Cartuja de Portaceli poseía rebaños de cabras pastando todo el año en sus tierras; mientras que los ganados transhumantes llegados de Aragón a diversos pueblos de la Calderona eran principalmente ovinos, y las pequeñas cabañas locales solían ser mixtas: cabras y ovejas. Una de las condiciones que la carta-puebla de Serra (26/11/1609) imponía a sus vasallos era: “hagen de pagar al Senyor, una de cada vuit de les cries dels seus ramats, tant llanar com cabriu”. Previa a esta partición se aplicaba el diezmo y primicia correspondientes a la Iglesia, así como los pagos de Carnatge.

La supresión de cargas del Antiguo Régimen dio paso a otras de carácter civil, como el 10% de la “riqueza rústica y pecuaria” que instauró a principios de los 40 el gobierno franquista; convirtiéndose en los años 50 en un “arbitrio municipal” del 8,96%. Por entonces se creó la Hermandad Sindical de Agricultores y Ganaderos de Serra, luego convertida en Cámara Local Agraria.

Serra tenía en 1907 su Junta Local de Ganaderos y un “visitador de ganadería y cañada” (cargo municipal con funciones de guarda y policía). En 1850 estaban ya clasificadas todas las vías pecuarias del término municipal de Serra.

Todos los pueblos de la Calderona guardan recuerdo de los rebaños de Teruel llegados cada invierno. Muchos propietarios ofrecían sus corrales a cambio del estiercol que producían los rebaños: un preciado producto necesario para que los campos dieran buenas cosecas.

La última subasta de pastos realizada por el Ayuntamiento de Serra tuvo lugar en 1961, quedando desierta. Los cuatro años anteriores hubo adjudicación de pastos a Ricardo Broseta, un pastor de Valencia. Luego ya no hubo más subastas de pastos hasta este año 2023, en que se ha vuelto a celebrar y ha habido adjudicación: en los próximos cinco años tendremos un rebaño de unas 160 cabras en nuestros montes comunales.

Fuente: https://www.elperiodicodeaqui.com