ANTONIO GASCÓ, CRONISTA OFICIAL DE CASTELLÓ
Una de las frases hechas más corrientes en el lenguaje español es la de «hablar en plata», de la que, en verdad, no se conoce bien su origen, aunque se conozca muy bien su significado. Este no es otro que, como ya decía Gonzalo de Berceo, a mediados del siglo XIII, el de hablar «en román paladino», o «a la pata la llana», como manifestaría un castizo, diciendo las cosas como son, con brevedad y claridad y sin ligafullos de metáforas o vocabularios altisonantes, de difícil comprensión.
Buceando en diversas fuentes semánticas, para hallar el origen de esta locución tan arraigada y utilizada en muchas ocasiones, unas de las acreditadas son las que se refieren al momento de pagar alguna deuda y dejar las cosas bien claras, sobre la cantidad a abonar, una cantidad, que por lo general era evacuada con monedas de plata; y la que nos lleva hasta los discursos y leyes más importantes, que eran escritos en láminas de ese metal.
Purificaban los metales preciosos
Otra explicación hallada que a, servidor de ustedes, le complace muchísimo más, tiene que ver con los antiguos alquimistas, que purificaban los metales preciosos, entre ellos, la plata, separándolos de otros minerales sobrantes y de no tanta alcurnia y valor. De la misma manera, podemos decir que cuando hablamos de una forma directa, quitando la palabrería sobrante, hablamos en plata.
Que la locución tiene arraigo en nuestros días y continúa viva, lo demuestra hasta el simpático Melendi, que la ha utilizado para nombrar una de sus sugestivas canciones de atractivo y sabrosón ritmo rumbeado. Si no la conocen todavía, la recomiendo encarecidamente a todos los lectores para mover el esqueleto.