ALFONSO ROVIRA, CRONISTA OFICIAL GRÁFICO DE ALZIRA
Existe una gran pintura de 299 centímetros de alto por 419 de ancho, obra de Pinazo Camarlenc donde se representa la escena del rey don Jaime, en sus últimos días, donde está cediendo el reino a su hijo Pedro I de Valencia, entregándole al mismo tiempo su espada. Pero en las publicaciones en la prensa, jamás en el “pie de foto”, se ha acompañado la cita de que ese acto fue realizado dos días antes del 27 de julio de 1276, data de su fallecimiento en el palacio real, conocido como la “Casa de la Olivera”, en la hoy calle Mayor Santa María, donde crecía en el tejado un olivo hasta su desaparición en 1919.
La entrega de la espada a su hijo don Pedro fue acompañada de unas palabras: “Tomad y llevad dignamente este hierro, con el cual, sostenido por el brazo de Dios, he salido vencedor de todos mis enemigos”. El 27 de julio de 1276, conservando en aquellos momentos plenitud de los sentidos, postrado en su lecho, “les recomendó a todos a Dios, cruzó sus manos sobre el pecho, y dijo la oración que nuestro Señor verdadero Dios pronunció sobre la cruz, y apenas terminó esa oración, su alma se desprendió de su cuerpo, y alcanzó el santo paraíso”.
Por otra parte, en este diario digital, “elseisdoble”, se está “debatiendo” donde falleció el monarca.
Señalaremos, en mi modesta opinión, como fue el transcurso de sus últimos días.
Si el Alfa -principio- fue Montpeller, el Omega -final- no nos cabe duda que fue en Alzira, la “perla plus fina de seua corona”. Si “ojeamos” el libro “Alzira al Cor”, del profesor Eduardo Soler i Estruch, ilustrado con dibujos de Vicente Sanz Castellanos, en su inicio, ¿On morí el rei Jaume?. El monarca ha disposat que soterren el su cos a Sancta María d’Alzira, o Sancta María de València i que la guerra passada duguen les despulles a Sancta María de Poblet. Ha demanat que l’amortallen amb l’abit del Cister, que és el del Pare Sant Bernat -mártir d’Alzira-. Soler sigue diciendo, “amb perdó de les persones serieses, que en altra cosa creuen, i allá elles, se’n fa molt costera amunt l’almetre que una persona combregada, pernoliada i amortallada, sia portada a quaranta kilòmetres de distancia, per uns camins, si el havía, plens de pols i sota un sol de justicia -feía gran calor- propia dels díes de juliol… per fer-lo morir a la capital del regne. El profesor Antonio Ubieto, en la página 64 del llibre “Orígenes del Reino de Valencia”, manifiesta que la ”versión que hoy conocemos de la Crónica de Jaime I, no es la redactada por el rey, sino una refundición hecha en 1343”.
“No en fem cap de comentari -termina Soler i Estruch-, “perque estimem que la cosa es prou clara. I perque ho creguen així, es pel ens mantenim en la nostra de creure que, el rei En Jaume, va morir en Alzira, i alló qué s’endugeren a València fon… el seu cadáver. Potser en aquella ocació hi va haver raóns politíques, per fer.lo morir a València. No creiem que les hi haja a les hores de ara. I si no hi ha ¿a que discutir-li a Alzira la glòria d’haver-li tancat els ulls al rei?. ¿No moriren a Alzira el Pare Sant Bernat i les Germanetes?. Perquè no podía fer-ho també un rei que va abandonar aquest mon, amorallat amb l’abit del patró d’Alzira?
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