BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT, CRONISTA OFICIAL DE XIXONA
El siglo XIV comenzó como había terminado el siglo XIII; es decir con una serie de enfrentamientos entre Castilla y la Corona de Aragón que se estaban disputando el dominio de la península Ibérica.
En 1296 la Corona de Aragón inicia la conquista del Reino de Murcia https://bgarrigos07.wordpress.com/2020/11/25/la-guerra-entre-castilla-y-aragon1296-1300i/;
La participación de Xixona en la guerra entre Castilla y Aragón 1296-1300 (II)y
El fin de la guerra entre Castilla y Aragón (1296-1300) y IIIque terminó a finales de 1300.
En aquel momento una serie de circunstancias hacen que el rey Jaume II se plantee la posibilidad de firmar una tregua con el reino de Castilla. Estas circunstancias de formas resumida eran las siguientes: a.-La mayoría de edad de Fernando IV de Castilla el 6 de diciembre de 1301 y la destitución de su consejero el infante don Enrique, defensor de los intereses de Aragón en la corte castellana; b.-La alianza entre Castilla y Portugal, que la convertían en un enemigo muy peligroso; c.-Una sublevación nobiliaria hacia que el rey Jaume II se planteara incluso la ayuda castellana para subyugarla; d.-El 6 de diciembre de 1301 el Papa Bonifacio VIII legitimaba la sucesión del trono de Castilla, por lo que Aragón perdía todos sus argumentos legales que la facultaron para ocupar el reino de Murcia.
Cuando parecía que el frente castellano estaba a punto de cerrarse, se abría otro con Granada.
El 8 de abril de 1302 falleció Muhammad II siendo sustituido en el trono de Granada por su hijo Muhammad III. El nuevo soberano intentó seguir la política marcada por su padre, de alianza con la Corona de Aragón y enemistad con Castilla; aunque poco a poco comenzó a ver con buenos ojos un pacto con Castilla, pero sin renunciar a mantener las negociaciones con Aragón para conservar su amistad. Sin embargo, estas negociaciones se iban retrasando debido a las noticias que llegaban a Granada de una paz entre los dos reinos cristianos. A finales del mes de julio de 1302 el rey nazarí comunicó al embajador aragonés que había firmado un tratado de paz con Castilla. El temor a un ataque musulmán comenzó a crecer. Pero al final se decidió a firmar una tregua con Aragón por un año el 6 de febrero de 1303. Los ataques nazaríes no se produjeron; pues el rey de Granada mantuvo la tregua y fueron más bien tropas del rey Jaume II las que realizaron algunas incursiones en la zona fronteriza.
Para equilibrar la balanza diplomática, tras la alianza entre Granada y Castilla, el rey Jaume II mantuvo buenas relaciones con el sultán de Marruecos (enemigo tradicional de Granada).
A principios de 1304 los musulmanes valencianos estaban muy inquietos porque la tregua con Granada finalizaba y crecía la posibilidad de que se entablara una confrontación con este reino. Además estaban conmocionados por la presencia de una compañía de jinetes marroquíes, formada por al menos 400 guerreros, que estaban al servicio del rey Jaume II desde finales de 1303. El capitán de esta tropa era Al-’Abbâs ben Rahu, descendiente de la casa real Benimerí de Fez y que había estado hasta diciembre de 1303 al servicio del rey de Granada, pero que había cambiado de bando por la tregua entre Granada y Castilla. Este caudillo estableció su cuartel general en Xátiva.
En febrero de 1304 Jaume II consideró necesario reforzar el compromiso con Al-’Abbâs, ya que muchos cristianos no se sentían cómodos con la presencia en sus tierras de estas tropas musulmanas. Mas aún cuando Xátiva se convirtió en un centro de peregrinaje de los musulmanes de los alrededores, que querían conversar con este caudillo musulmán y desde allí realizaban algunas incursiones en tierras castellanas. Incluso se dio el caso de que muchos sarracenos, tras entrevistarse con Al-’Abbâs, decidieron vender su propiedades y disponerse a huir.
Jaume II no estaba dispuesto a prescindir de sus servicios, aunque tomó algunas medidas: encarceló a un predicador musulmán acusado de incitar a la revuelta, inspeccionó los castillos y aumentó sus defensas, trasladó algunas tropas a Xátiva y pidió a Al-’Abbâs que se trasladara al reino de Murcia (recientemente conquistado al reino de Castilla).
Aunque la tregua con Granada había finalizado a principios de febrero de 1304 los nazaríes no habían llevado a cabo ninguna incursión. Este clima de aparente tranquilidad se debía a la paz entre Granada y Castilla y al hecho de que esta última estaba negociando una tregua con la Corona de Aragón.
Por fin a principios de marzo se firmó la tan deseada tregua entre Castilla y Aragón, tregua en la que se incluyó a Granada por petición castellana. Inicialmente el pacto se firmó por un mes, aunque en abril se prorrogó hasta agosto.
En mayo de 1304 parece ser que los granadinos habían realizado algunas incursiones en el reino de Murcia. Sus autoridades decidieron responderle con una incursión de cuatro días, en la que intervino curiosamente las tropas de Al-’Abbâs.
Los granadinos no se quedaron quietos y respondieron con un ataque marino a la Vila Joiosa en los primeros días de junio. Jaume II no pudo desplazarse hacia la zona al haber comenzado las negociaciones de paz con Castilla para repartirse el reino de Murcia. Este asalto encrespó los nervios de los cristianos que comenzaron a ver a los musulmanes valencianos como a sus enemigos. Sin embargo, al rey tampoco le convenía unos musulmanes atemorizados por los cristianos, por lo que adoptó algunas medidas para tranquilizar a este colectivo: liberó al prisionero y convocó una reunión a principios de junio con los dirigentes de las aljamas en Gandía donde el batlle general, Bernat de Llibià y el procurador del reino, Bertran de Canelles, se comprometieron a proteger sus propiedades.
La tensión se relajó cuando se conoció que Muhammad III de Granada, de acuerdo con las recomendaciones del rey de Castilla, había aceptado la tregua pactada entre ésta y Aragón hasta la Mare de Dèu d’agost.
En julio, Pere de Montagut, procurador del reino de Murcia, había tomado medidas para proteger la frontera ante la marcha a Marruecos de los soldados de Al-’Abbâs. Así se perdía una tropa de choque de gran fiereza y aumentaban los temores de un nuevo ataque; ya que Al-’Abbâs había mantenido distintas reuniones con los musulmanes valencianos y muchos pensaban que estaban encaminadas a maquinar un complot. El 25 de agosto Jaume II ordenó a Bertran de Canelles y a Bernat de Llibià que inspeccionaran los castillos que en mayor peligro se encontraban y que los reforzaran con armas y alimentos. (Continuara…)