LA GUERRA ENTRE CASTILLA Y ARAGÓN(1296-1300)I

BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT. CRONISTA OFICIAL DE XIXONA

Con el Pacto de Elche (19 de mayo de 1305), epílogo de la Sentencia Arbitral de Torrellas (24 de agosto de 1304) firmada entre Jaume II de Aragón y Fernando IV de Castilla se ponía fin a la guerra disputada, entre 1296 y 1300, por estas dos potencias por la hegemonía peninsular. Esta sentencia supuso la incorporación al recién creado Reino de Valencia de las tierras septentrionales del Reino de Murcia. Es decir la zona situada al sur de la línea Biar, puerto de Biar, Castalla, Jijona, Busot y Aguas de Busot, delimitada por el tratado de Almizra y la desembocadura del río Segura.

1.-Motivos para una guerra entre Castilla y Aragón.

Jaime II, El Justo,(1268-1327) accedió al trono de la Corona de Aragón en 1291 debido al fallecimiento sin descendencia de su hermano Alfonso I, El Liberal. Nada más acceder al trono firmó un tratado de paz con Castilla en las Vistas de Ariza y Monteagudo (28 y 29 de noviembre de 1291). Este tratado se selló con el matrimonio entre Jaume II y la infanta Dª Isabel, hija de Sancho IV, rey de Castilla.

Sin embargo, muy pronto sonaron los tambores de guerra. Fueron muy diversos los factores que propiciaron esta confrontación.

La deslealtad del rey castellano; pues firmó en 1293 una alianza secreta con el rey de Francia, Felipe IV El Hermoso, enemigo de la Corona de Aragón. Esto indujo a Jaume II a romper el tratado y a deshacer el matrimonio aduciendo su invalidez al carecer de la dispensa papal preceptiva; pues los contrayentes tenían vínculos de consanguinidad en tercer grado.

La crisis sucesoria de Castilla, pues a la muerte de Alfonso X El Sabio (1284) se disputaron el trono su hijo Sancho IV y D. Alfonso de la Cerda, su nieto y heredero del primogénito del rey Sabio, D. Fernando de la Cerda. Esta crisis se acentuó cuando en abril de 1295 falleció Sancho IV y reclamó el trono su hijo, Fernando IV. D. Alfonso de la Cerda impugnó los derechos sucesorios de Fernando IV al manifestar que sus progenitores no tenían la dispensa apostólica antes del matrimonio al ser “parientes en grado prohibido” por lo que esta unión era ilegítima y por lo tanto los derechos sucesorios pasarían a él, al ser primo-hermano del Rey. D. Alfonso de la Cerda, con la intención de garantizarse el apoyo de las tropas aragonesas, donó en tres pactos secretos y sucesivos, como soberano legítimo de Castilla, el reino de Murcia; primero a Alfonso III (Calatayud, 1289) y después a Jaime II (Ariza, enero 1296 y Serón, febrero 1296).

La alianza ahora, entre el soberano francés, Felipe IV y Jaime II ante la presencia del papa Bonifacio VIII en junio de 1295 concertando el matrimonio entre el monarca aragonés y la infanta gala Dª Isabel de Valois.

Todas estas circunstancias encontraron la perfecta ocasión con la minoría de edad del rey de Castilla, Fernando IV, bajo la tutela y regencia de su madre Dª María de Molina.

2.-La conquista del Reino de Murcia.

En 1296 Jaume II recupera el deseo de sus antepasados de conquistar el Reino de Murcia. Esta guerra con Castilla pudiera parecer un simple paseo militar debido a su escasa duración, unos 4 años y a la visión que nos han transmitido los cronistas medievales.  Repasando la documentación se constata que Jaume II, solicitaba la rendición de unas plazas que él consideraba de la Corona de Aragón por la cesión de D. Alfonso de la Cerda, el legítimo rey de Castilla. Si las plazas no se rendían no dudaba en utilizar la fuerza.

Jaume II inició la conquista enviando cartas urgiendo la inmediata entrega de los castillos de Cartagena, Monteagudo, Orihuela y Alicante, por ser ahora él su soberano. El alcaide de Alicante, Nicolás Pérez, contestó un rotundo no. Entonces se apresuró a conquistar la fortaleza por las armas. Tras reñida lucha dio muerte al alcaide y conquistó la fortaleza el 20 o 21 de abril de 1296. Jaume II nombró al caballero y noble catalán Raymundo de Urtx alcaide del castillo, proveyó los cargos municipales y respetó las libertades y bienes de la población indígena, mudéjar, judía y también castellana, siempre que le aceptaran como soberano.

El 24 de abril envía cartas al señor de Elche, el noble Don Juan Manuel proponiéndole negociaciones para  su rendición. Al día siguiente se dirigió hacia el sur, dejando a su derecha el señorío musulmán de Crevillente, cuyo nuevo ra’is era fiel vasallo suyo. El día 26 de abril se encuentra ya en la costa camino de Guardamar y ese mismo día sitia el castillo y logra ocuparlo al final de la jornada. El 27 de abril nombra alcaide de la fortaleza al noble Galcerán de Rosanes.

Ahora pone rumbo a Almoradí; pues los castillos de Cox y Albatera al ser lugares del señorío musulmán de Crevillente le eran fieles. Sitia esta población durante tres días (del 28 al 30 de abril) consiguiendo a finales de mes su rendición.

Seguidamente se dirige hacia Orihuela a la que pone sitio, al mismo tiempo que intenta someter las poblaciones de Abanilla y Callosa.

El 1 de mayo recibió el rey una carta del alcaide del castillo de Abanilla notificándole su disposición a entregarle la fortaleza y prestarle vasallaje si el rey aragonés le respetaba sus posesiones y el rey aceptó.

La ciudadela de Callosa rechazó en varias ocasiones los ataques del rey aragonés; pero fue ocupada el 6 o 7 de mayo.

El alfoz oriolano estaba formado por un conjunto de alquerías y lugares fortificados, debiendo negociar con ellos y en muchos casos empuñar las armas. Diez días duró el asedio de Orihuela que finalmente capituló el 11 de mayo. Tras la toma de la ciudad envió el rey una carta al alcaide del castillo solicitándole su rendición en el plazo de 40 días, que expirarían el 21 de junio de 1296. Pero el alcaide se rindió el 18 de junio.

El siguiente paso era conseguir el vasallaje del señor musulmán de Crevillente, cuyas tierras  abarcaban los lugares de Coz, Albatera, Aspe, Chinosa, Monovar y Crevillente. El 17 de mayo de 1296 se firmó el acta de vasallaje y sumisión a la Corona de Aragón. Así el señor de Crevillente se comprometió a ayudar a Jaume II en su guerra contra Castilla y recibió la confirmación como señor de sus territorios y fue nombrado juez ordinario de todos los musulmanes del reino de Murcia y particularmente de aquellos que vivían en las tierras litorales desde Guardamar y Orihuela hasta Beniopa, ya en el Reino de Valencia. Tras el fallecimiento de los herederos del ra’is de Crevillente sus tierras pasaron a la corona en 1318.

Jaume II ya había conquistado la zona septentrional del Reino de Murcia, excepto el señorío de Elche. Así dirigió su mirada hacia su capital: Murcia. Esta poseía dos fortalezas, la de la ciudad y la del cerro de Monteagudo. El 11 de mayo envió sendas cartas solicitando su rendición en el plazo máximo de un mes. Tras una negociación el alcaide del castillo de Monteagudo capituló el 19 de mayo de 1296 y el rey entró en la ciudad de Murcia. Pero el alcaide de  su fortaleza persistió en su defensa. En este caso el rey optó por ampliar el plazo de rendición, que sería de 42 días, y entabló negociaciones. Éstas dieron su fruto el 15 de junio con la rendición de la plaza.

Tras la toma de la capital fueron cayendo el resto de fortificaciones: Caravaca y Cehegín se rindieron el 29 de mayo, Mula el 31 del mismo mes, pero Cartagena presentó dos frentes de resistencia: el núcleo urbano y el castillo. Como siempre el rey envió cartas solicitando su rendición antes de un mes, cuyo plazo finalizaba el 24 de mayo. Mientras la ciudad se rindió al finalizar el plazo, el alcaide del castillo resistió. Entonces se organizaron nuevas negociaciones y el rey optó por asediarlo y tomarlo por las armas, cosa que hizo a finales del mes de julio de 1296.

Una vez tuvo en sus manos la ciudad de Murcia, Jaume II se replanteó la ocupación del señorío de Elche. Tras enviar cartas solicitando su rendición procedió al asedio. Este se comenzó el 3 de junio de 1296 y el 12 del mismo mes el propio rey se trasladó a Elche para dirigir las operaciones militares. Después de intentar negociar de nuevo, decidió endurecer el cerco y el 27 de julio se firmó una capitulación, conocida como la tregua septenal de Elche, ya que habría de durar hasta que el noble don Juan Manuel alcanzara la mayoría de edad el 5 de mayo de 1303. En ese momento si acataba formalmente la soberanía del monarca de Aragón, como rey de Murcia y su señor natural, recobraría sus tierras. Sin embargo, no aceptó.

El 9 de mayo de 1303 don Juan Manuel se reunió con Jaume II en Xátiva y acordaron su boda con la infanta de Aragón Dª Contanza, quien, por sólo tener seis años tuvo que ser aplazada hasta los catorce, consiguiendo así don Juan Manuel una nueva tregua y mantener su señorío hasta 1311. Pero un hecho inesperado vino a concluir las treguas citadas, el tratado de Torrellas, firmado en 1304 y que dividía el reino de Murcia en dos partes, recayendo el señorío de Elche en tierras de la Corona de Aragón, por lo que don Juan Manuel no tuvo otra opción que reconocer la soberanía de Jaume II.

El 12 de agosto de 1296 ya está de nuevo en Valencia. A principios de 1297 el rey se trasladó a Roma para negociar con el papa Bonifacio VIII el espinoso asunto de la devolución del Reino de Sicilia a la Iglesia Romana. A finales de julio ya se encuentra de vuelta en Barcelona, sin embargo los disturbios originados por la sucesión en el condado de Pallars impiden que se pueda ocupar de finalizar la conquista de las tierras murcianas. En noviembre de 1297 ya fija su residencia en Valencia y en enero se dirige hacia Murcia para asediar Alhama.

En su camino desde Valencia a Murcia realiza una parada en Xixona el martes 14 de enero de 1298 al firmar un documento en nuestra villa. Alhama se rindió el 31 de enero de 1298. Ahora sólo quedaba Lorca que capituló a finales de diciembre de 1300.

Fuente: https://bgarrigos07.wordpress.com