Arxiu diari: 23 de març de 2022

DE CASINOS A LA POBLA DE VALLBONA

JOSÉ SALVADOR MURGUI, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS

Hoy día 20 de enero, en muchos pueblos de la Comunidad Valenciana celebran su día de fiesta mayor. Esta mañana me he ido a la vecina ciudad de la Pobla de Vallbona a presenciar la fiesta.

Anoche tuve ocasión de disfrutar del disparo de cohetes de colores que recorrió toda la calle de Colón hasta llegar a la puerta de la Iglesia de San Jaime acompañado por la música de una banda de Cornetas y Tambores.

La luna llena desde lo alto, iluminaba la fría noche que anunciaba la fiesta en honor al patrón de la ciudad. Es impresionante contemplar esos momentos de fiestas, que con las medidas sanitarias oportunas desafían la noche, el clima y hasta la pandemia, porque si algo sabemos hacer los valencianos, es convertir el fuego en fiesta.

La radiante mañana de hoy, iluminada por la luz del sol que viene de lo alto, concentró a un buen número de personas en las calles vecinas a la iglesia.

Fueron veintiuna salvas de ordenanza las que al compás de las campanas y a los sones de la banda de Música recibieron a San Sebastián al cruzar el dintel de su casa.

Hasta ese momento se cumple el protocolo de rigor de un tradicional acto.

Me sorprende con gratitud contemplar a un centenar de jóvenes, chicas y chicos, vestidos con traje verde, de camuflaje: los Quintos, portando a hombros al patrón de su pueblo; me sorprende oír el grito que se repite continuamente “Visca el mártir Sant Sebastia!”  que es coreado por el pueblo cada vez que lo pronuncia una o varias gargantas emocionadas.

Sigue caminando el santo y no cesan de sonar unos truenos secos que se pierden con el eco de las músicas. No son truenos, son dispares de escopeta que desde los balcones se disparan a gran velocidad para anunciar el paso de la imagen. Repentinamente desde un balcón aparece el cañón de la escopeta, suenan dos estruendos seguidos y los cartuchos quemados caen al suelo dejando la muda huella del sonido ofrendado.

Entre vivas, nubes de pólvora, música, lágrimas y emoción, San Sebastián va recorriendo las calles de la población.

Hay momentos que las andas se giran poco a poco, con paso fuerte, acentuado y queda frente a frente con los moradores de la casa. En ese hogar ha vivido un Clavario, un Clavario que hoy no está… pero su familia ha recibido el consuelo, la visita, la mirada de San Sebastián, llevándoles ese mensaje de paz y de esperanza.

San Sebastián sigue su camino, los truenos siguen sonando, los pasodobles de la música ambientan el paso y las trompetas y tambores acompañan a la Cruz de guía y los candeleros que abren el solemne acto.

Por obras en las calles centrales, este año se cambió el itinerario, pasando el desfile por otras calles. En ese nuevo camino hubo una especial parada.

San Sebastián llegó al Ambulatorio de la ciudad, entró hasta la misma puerta, su solidaridad llegó a enfermos y sanitarios. La música dejó de sonar y el silencio se rompió con el canto de los gozos:

“Sebastián, pues con fervor,

hoy pide el pueblo doliente,

que la infección pestilente,

ahuyentéis de aquí con horror,

logremos este favor,

por vos de la Omipotencia.”

Pueblos dolientes, pero no solo de esta pandemia, de otras pandemias eternas que el tiempo no las depura, las pandemias del odio, de la envidia y de las mentiras. Pero hoy la Pobla  de Vallbona, intercedió por los enfermos en el Centro de Salud.

Poco a poco, el Santo llegó a su Ermita, donde se ofició la Eucaristía solemne, donde los cantos dirigidos con solemnidad acompañaron dignamente la celebración.

No quiero terminar esta crónica sin recordar las palabras que con dulzura nos dirigió el párroco: “en otras ocasiones saludaría a las dignas Autoridades, a quien saludo, o a los Clavarios, a quien también saludo, o diría como todos los años, estamos aquí para honrar a San Sebastián… no, este año no es como todos los años, este año es diferente por las razones que todos sabemos… “

Que riqueza tienen nuestros pueblos, cuanto nos queda por aprender de nuestras tradiciones, cuanta sabiduría encontramos en nuestras costumbres. Siempre nos sorprenden las cosas que se hacen bien. Hoy la Pobla de Vallbona ha demostrado su sentir de pueblo valenciano, ha sacado lo mejor de cada persona, de cada familia y ha recordado a los de ayer, uniendo el hoy con él mañana.

Me quedo con la lección de la juventud, con mascarillas, con uniforme, con su patrón a los hombros, con elegancia y con sencillez no teniendo vergüenza de gritar a pulmón lleno VISCA EL MÁRTIR SANT SEBASTIA, mientras el sonido de las escopetas se perdieron en el cielo.

Una fiesta para ser vivida y creo que San Sebastián es más fuerte que la COVID-19.

Fuente: https://www.elperiodicodeaqui.com