Más de 200 actores se preparan ya para volver a representar
la Pasión de Cristo en Borriol. Los preparativos comenzaron hace meses pero es
ahora cuando Arcadi Babiloni Urruticoechea, presidente de la Asociación
Cultural Nueva Jerusalén, encargada de llevar a cabo la Pasión, ha informado de
todo el trabajo que hay detrás de esta representación que junto con la de Torreblanca
son las más importantes de la provincia de Castellón. La asociación Nueva
Jerusalen de Borriol se creó en 1975 con el fin de representar la muerte y
pasión de Jesucristo
Babiloni ha explicado que “tras la Cuaresma y casi al mismo
tiempo que la primavera, llega la Semana Santa en la que celebramos la pasión,
muerte y resurrección de Jesucristo”.
La pasión de Borriol es un acto que se celebra en Semana
Santa, concretamente el Jueves Santo. Borriol recibe a miles de vecinos y
visitantes para presenciar la representación de la Pasión y Muerte de
Jesucristo más longeva de la provincia. De la cual están muy orgullosos de ser
‘la madre de las pasiones’ en la Comunitat y cuenta con la catalogación de
Fiesta de interés turístico a nivel provincial.
El presidente de la entidad afirma que “somos una asociación
con claro estilo, que refleja nuestra forma de representar la vivencia de las
últimas horas vividas por Jesús, en la cual destacamos con nuestra seriedad y
respeto, y con unas señas de identidad únicas”.
Ha explicado que Rafael Lloret y HENRI BOUCHÉ(CRONISTA
OFICIAL DE BORRIOL) fueron quienes empezaron con el proyecto confeccionando
el guion y buscando gente del pueblo que estuviera disponible para realizar
esta gran obra. “En un principio fue un poco complicado, pues al ser gran parte
de la gente no profesionales, estos estaban un poco asustados e indecisos con
la idea, pero al final formaron un gran equipo de trabajo”.
También ha señalado que “todo el pueblo se junta al lado de
una idea, Nueva Jerusalén, no es un espectáculo, sino de una verdadera
vivencia. La implicación de los vecinos y el realismo de las escenas son las
principales señas de identidad de la Pasión de Borriol” y que “quedan pocos de
los que empezaron, y que con la tercera generación se asegura la continuidad la
Pasión de Borriol a través de los años. Rafael Lloret Porcar, hijo del impulsor
y creador de Nueva Jerusalén, hace el papel de Jesucristo, que fue desempeñado
durante más de tres décadas por Rafael Lloret Teruel”.
Los integrantes de Nueva Jerusalén refuerzan el realismo de
la obra con la representación de escenas en espacios naturales y escenarios
acondicionados para que sean lo más real posible. La representación se realiza
en tres espacios naturales y tres escenarios. Además, hay escenas que se
realizan de manera simultánea, como en la narración original. Otras como la
‘Última cena’ se desarrollan en secreto. Nadie sabe dónde se celebrará, ni
siquiera los mismos apóstoles. Sólo lo sabe Jesucristo y el dueño de la casa.
El año pasado incorporaron un nuevo acto al no poder
representar la Pasión. El acto consta de una exposición fotográfica en la
calle, se muestran fotografías de la Pasión con una breve explicación de cada
escena y este año incorporarán diez fotografías más y así consecutivamente cada
año. La exposición estará expuesta durante toda la Semana Santa.
Desde la asociación, afirma Babiloni, “esperamos poder
rendiré este año un pequeño gran homenaje a todos aquellos que a causa del
Covid-19 ya no están con nosotros, a todas aquellas personas de Nueva
Jerusalén, que ya no están con nosotros y en especial a nuestro querido y
añorado Rafa Lloret”.
Cada vez tengo más claro que los libros buscan a sus
lectores ideales. JUAN ANTONIO MILLÓN
VILLENA (CRONISTA OFICIAL DE GILET) publicó en 2015 un estudio, transcripción
y facsímil de la tragedia La destrucción de Sagunto, obra del erudito ilustrado
Enrique Palos y Navarro (1749-1814). Se trataba de un texto perdido, cuyo
hallazgo en el Archivo Histórico Nacional por parte del propio MILLÓN VILLENA nos sirve de feliz
ocasión para hacer algunas reflexiones acerca del estado de la, así llamada,
“Historia literaria” a finales del siglo XVIII. POR FRANCISCO GARCÍA JURADO.
CÁTEDRA DE HISTORIOGRAFÍA DE LA LITERATURA LATINA. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE
Enrique Palos y
Navarro
«La destrucción de
Sagunto». Tragedia Nueva
Introducción,
transcripción y notas: Juan Antonio Millón Villena
Colección
Tubularium Baebiorum. Centro Arqueológico Saguntino
Edición e
Impresión: Navarro Impresores. s.l. 2015
En la catarata de noticias que recibimos a diario por medio
de las redes sociales, me pasó inadvertida una publicación singular aparecida
en 2015. Me refiero a la edición que Juan ANTONIO
MILLÓN VILLENA había llevado a cabo de una obra dramática inédita,
compuesta a finales del siglo XVIII. No fue hasta hace unos días, al dar de
nuevo el editor noticia de su obra, cuando reparé en ella. Es cierto que un
hecho concreto ha podido ahora atraer mi atención de manera especial. Me
refiero a mi participación, en 2020, en el catálogo de la exposición Cartago,
el mito inmortal, que tuvo lugar en el Coliseo de Roma, donde dediqué una
páginas a tres novelas fundamentales sobre el tema: la Salambó de Flaubert,
Sonnica la cortesana de Blasco Ibáñez y Cartago en llamas, de Emilio Salgari.
Ahora, especialmente con la perspectiva de la novela de Blasco Ibáñez,
ambientada justamente en el sitio de Sagunto por parte de Aníbal, fue cuando me
di cuenta del alcance que una obra dramática compuesta a finales del siglo
XVIII por Enrique Palos y Navarro acerca de este mismo asunto podía tener para
la construcción de un imaginario histórico ciertamente notable. Al tratarse de
una edición institucional que, al menos en lo que he alcanzado a ver, no se
distribuye como otros libros venales, tuve la inmensa suerte de recibir un
ejemplar por parte del propio Millón Villena. Se trata de una edición
cuidadísima que se presenta dentro de una caja y contiene dos partes: el
estudio introductorio con la edición actualizada de la obra, y tres
cuadernillos facsímiles cosidos a manos que reproducen fielmente el texto
manuscrito original.
A la propia dicha de bibliófilo y, por tanto, de contar con
semejante tesoro bibliográfico, vine a añadir otras experiencias realmente
notables, como es la oportunidad de tomar conciencia de un ejemplo señero de
aquello que a finales del siglo XVIII se conocía genéricamente como la Historia
Literaria. Aunque hoy nos resulte difícil de entender, nuestra noción de las
Historias nacionales de la Literatura no se generalizó hasta bien entrado el
siglo XIX. Hasta entonces, la Poética y la Retórica constituían el marco
fundamental de los estudios relativos a las bellas letras, mientras que la
dimensión histórica venía constituida por un marco mucho más amplio que incluía
todos los documentos escritos. Este vastísimo marco de estudio era conocido
como Historia Literaria. La Historia Literaria, por lo demás, comenzó a
impartirse en los Reales Estudios de San Isidro de Madrid a finales del siglo
XVIII, y abarcaba intereses tan variados que iban desde la propia epigrafía
(Gregorio Mayans compuso un obra titulada Introductio ad veterum inscriptionum
historiam litterariam) o la numismática hasta la prensa escrita, pasando por
las escrituras sagradas, los clásicos grecolatinos o la propia literatura de
creación. Desde nuestro restrictivos criterios actuales, llama la atención la
amplitud del objeto de estudio que esta vasta materia ciertamente contemplaba.
Enrique Palos y Navarro, como erudito ilustrado interesado
por las antigüedades saguntinas, puso un gran interés tanto por la conservación
de su teatro (cuando aún no se había desarrollado una conciencia explícita
acerca de la preservación de tales bienes) como por la recuperación de los
testimonios epigráficos, dentro de unos afanes compartidos por los eruditos de
su época. Precisamente, MILLÓN VILLENA
lleva años investigando los antiguos imaginarios de Sagunto, y andaba tras las
copias que de algunas inscripciones había hecho Palos y Navarro. Como suele
ocurrir en la investigación, ciertas publicaciones lo condujeron finalmente
hasta el Archivo Histórico Nacional. No era la primera vez que se consultaban
aquellos legajos, de hecho, tres estudiosos de la epigrafía habían reparado ya
en ellos. Sin embargo, tales estudiosos, como suele ser natural entre los
universitarios, tan solo indagaron en aquello que les interesaba, sin reparar
en un formidable documento que se atesoraba allí mismo. Fue MILLÓN VILLENA quien observó que, junto
a las copias de las inscripciones y las numerosas cartas, había tres
cuadernillos cosidos a mano con el texto de una tragedia que se creía perdida:
La destrucción de Sagunto, a cargo del propio Enrique Palos.
Lo que a nuestros ojos actuales no deja de ser un mero
“entretenimiento” debe analizarse justamente a la luz del propio concepto de la
Historia Literaria. Enrique Palos, preocupado asimismo por promover las
primeras representaciones teatrales en el espacio de las ruinas del propio
teatro de Sagunto, llevó a cabo una recreación dramática de los hechos
relativos a la toma de Sagunto por parte de Aníbal que envió al rey junto con
el resto de la documentación epigráfica y arqueológica recopilada. De esta
forma, además de mostrar su valía como recopilador y estudioso de las
antigüedades sensu stricto, quiso dar cuenta de su interés por hacer revivir
aquellos hechos mediante la recreación dramática. La Historia Literaria, en
este sentido, nos muestra una continuidad de intereses que hoy resulta
impensable, habida cuenta de la diferencia habida entre la investigación y la
ficción. Entre tales polos iba a surgir paulatinamente un peculiar género que
conocemos como el relato histórico, y que se canalizó tanto por la vía
académica (los manuales de Historia y de Literatura) como por la creativa (las
novelas históricas).
Felicito a mi colega JUAN
ANTONIO MILLÓN por su buen hacer y su entusiasmo, y le agradezco que en
tiempos tan atribulados me haya proporcionado algunas horas de felicidad.
Elda retoma las rutas turísticas. La edil de Turismo, Lorena
Pedrero, ha dado a conocer las actividades organizadas por su concejalía de
cara a las próximas semanas que buscan “poner en valor los espacios emblemáticos
y atraer a personas para conseguir superar el número de visitantes
preparandemia”.
Las rutas comienzan este fin de semana con Las voces de la
República, una ruta teatralizada por los puntos históricos de los últimos días
de la República en Elda, que será a las 10:30 y a las 11 horas. Vuelven de la
mano de GABRIEL SEGURA (CRONISTA OFICIAL
DE ELDA) las rutas Éldase una vez, serán los domingos a las 10 horas. El 6
de marzo será el turno de la “Elda Andalusí”, el día 13 de la “Elda murada”,
continuará el 27 de marzo con “La acequia de la discordia”, el 3 de abril con
“De villa a ciudad” y concluirá el 30 de abril con “Elda republicana”.
Las inscripciones se abrirán el lunes antes de cada ruta, y
se pueden formalizar de forma presencial en la Tourist Info de la calle Nueva,
por correo electrónico a elda@touristinfo.net
o en el teléfono 966 98 03 00. Cada ruta tiene un cupo de 30 participantes.
En la tarde de ayer, el 23 de febrero el municipio de
Alginet acogió los I Premios de La Ribera de El Periódico de Aquí. Un evento
realizado en el Teatre Modern de la localidad. En la gala se pusieron en valor
las iniciativas de cada uno de los municipios de ambas comarcas tanto de la
Ribera Alta como de la Baixa, en un encuentro único entre alcaldes y alcaldesas,
autoridades, gente empresarial y sociedad civil de la comarca. Continuando con
la línea de este medio de comunicación, cuyo objetivo es plasmar la realidad de
la comarca y poner en valor sus puntos de unión, se entregaron un total de 19
galardones a distintos proyectos e instituciones.
La gala comenzó con un photocall a la entrada del teatro,
hasta llegar a la sala oficial que pudo acoger casi 300 personas. Presentada
por la periodista Carmen Bort, la gala comenzó a las 19:30 con la presencia Carlos
Fernández Bielsa, vicepresidente tercero de la Diputació de València; Laura
Soto, Secretaria Autonómica de Arquitectura y Sostenibilidad en la Generalitat
Valenciana; Mamen Peris, diputada autonómica; Gabriela Ferrer, diputada
autonómica; Vicent Mompó, presidente del Partido Popular de Valencia; Toni
Quintana, Director General de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Generalitat
Valenciana; Bartolomé Nofuentes, Asesor Especial en Fondos Europeos para la
Generalitat Valenciana, entre otros.
“Hay que seguir luchando por dar voz a nuestras
comarcas a nuestro patrimonio. La Ribera tiene un enorme potencial, siempre
desde la ilusión, la constancia y el trabajo en equipo conseguiremos contar
vuestras realidades municipio a municipio para continuar haciendo crecer esta
delegación”, señalaba la delegada, Laura Florentino.
Seguidamente, el presidente del Grupo De Aquí, Pere
Valenciano fue el encargado de inaugurar la entrega de galardones. “Somos
líderes en la Comunitat Valenciana, el balance desde que abrimos la edición y
comenzamos hace poco más de un año con la versión en papel es positivo. El
modelo comarcal que representa este medio es importantísimo para todos los
municipios adheridos a esta comarca”, indicó durante su intervención el
presidente.
El primer premio que se entregó fue el de Comercio Local a
la plataforma “alziraescomercio.com” un marquetplace del comercio
local con un servicio de logística de ámbito local y nacional. El encargado de
entregar el premio fue AURELIANO LAIRÓN
PLA, CRONISTA OFICIAL DE ALZIRA. Agradecieron el premio relatando lo duro
que resultó la pandemia para todos los comercios y pequeños comercios locales
en los que se vieron envueltos en muchos retos para poner subsistir.
El pleno del mes de febrero hará justicia con la figura de
Carlos Aznar, el hasta ahora oficioso Cronista de Fiestas. La sesión plenaria
de hoy, ratificará su nombramiento oficial en este puesto tras pasar por las
distintas comisiones de Honores y Distinciones , tras la apertura de expediente
para el mismo, el pasado 20 de octubre.
Para el alcalde, Antonio Puerto, con este nombramiento se
ensalza la trayectoria “de un hombre que tanto ha hecho y hace por la cultura y
tradiciones de nuestro pueblo”.
La sesión plenaria del mes vigente también recoge en el
orden del día la aprobación de la ordenanza reguladora de la limpieza y vallado
de solares y parcelas. Con ella, se
pretende regular con normativa específica que los solares de la localidad se
encuentren en perfectas condiciones de seguridad y salubridad y, tal y como ha
resaltado el alcalde, si ello no se diera “tener herramientas para ejecutar
sanciones o ejecuciones subsidiarias si el propietario no puede, o no realiza
convenientemente las pertinentes labores de limpieza y salubridad en dichos solares”.
ANTONIO LUIS GALIANO, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA
Siempre recordamos lugares que formaron parte del decorado
en algunos momentos de nuestras vidas, e incluso cuando añoramos a éstos
últimos íntimamente nos sirven para referenciarlos, incluyendo hasta los amigos
que se encontraban alrededor.
Es inevitable, volviendo la vista atrás, ver en imagen la
aglomeración de personas que, en las mañanas de los días del mercado de los
martes de hace varias décadas como se congregaban a las puertas del Hotel Palas
para resolver sus negocios, ya fueran compradores o vendedores, corredores o
tratantes, o simplemente curiosos. Es probable que alguno de esos que formaban
corrillo ante la fachada de «El Palas», en 1926, aguardaran para acudir a la
consulta del dentista Miguel Pardo, en la habitación nº 2, para que le
extrajera una muela sin dolor, o le acoplase una dentadura postiza.
Allí, dentro de la vida cotidiana de Orihuela estaba el
emblemático edificio que servía de telón de fondo para muchos de ellos en ese
momento. Pero, no sólo lo era para esa fecha, sino que aquel lugar, en 1952, se
transformaba «en la más fresca terraza de verano» a horas vespertinas cuando la
calor iba cediendo en favor de la poca brisa que podía correr junto al cauce
del río. Y, en ese lugar, circulaban los «blanco y negro», el «mantecado» y la
horchata capaz de contrarrestar la canícula y mantener tertulias de amigos y
matrimonios hasta las primeras horas de la medianoche. Y si era a mitad de
agosto y se había programado alguna corrida de toros o novillada, después del
sorteo matutino de las reses, el tomar un aperitivo degustando su «ensaladilla,
croquetas o calamares a la romana» en su barra. Y, momentos antes del
espectáculo ver a los toreros subir en una galera que los llevaba hasta la
Plaza de Toros.
Pero, el restaurante de «El Palas», servía de marco para
homenajes y banquetes. Concretamente de estos últimos, el martes 10 de
noviembre de 1926 por el precio de 16 pesetas se pudo disfrutar del siguiente
menú: consomé «profiterola», «vol-au-vent» de pollo, pescados, Rabigot,
alcachofas a la molinera, solomillo patatas glacé, helado bomba nacional, vino
de Rioja, café, coñac y champán. Cuatro años después, una Comisión integrada
por Mariano Olmos, José Martínez Arenas, Fernando Plaza, Manuel Vidal, Tomás
López Galindo, José Calvet y Fulgencio Ros Alifa, organizaba un homenaje al
inspector de Higiene Municipal y novelista, José María Ballesteros con motivo
de la publicación de su libro «Oriolanas». Al banquete-homenaje asistieron
cincuenta comensales y se celebró el domingo 1 de junio de 1930, siendo, el
menú servido a 12 pesetas el cubierto, el siguiente: entremeses genovesa, arroz
con pollo, merluza a la Orly, ternera «braisse» con patatas, helado «plarinif»,
frutas del tiempo, vino de Rioja, champán, café y habanos.
Otras veces, estos homenajes se consideraban como «comida
íntima», tal como la cena que le ofrecieron los empleados de banca a Lucio
Martín Herrero, en la noche del 9 de noviembre de 1933, con motivo de su
traslado a Segovia. En esta ocasión, no faltó cantidad ni variedad, ya que se
pudo degustar: entremeses variados, sopa cubierta, pescado, pollo con
albóndigas con judías verdes, ternera mechada con ensalada, crema francesa,
fruta del tiempo y vinos.
Durante los años de vida del Hotel Palas regentado por los
hermanos Miguel y José Antonio Poveda, se sucedieron numerosos homenajes y
banquetes, de los que contabilizamos los siguientes: el 10 de octubre de 1955,
al alcalde saliente José Balaguer Balaguer, por su actuación al frente de la
Corporación Municipal; el 31 de mayo de 1956 el dedicado a José María Alba
Silvestre ofrecido con motivo de su jubilación por sus compañeros del Banco
Español de Crédito, en que se sirvió de postre «natillas Palace»; el 3 de marzo
de 1957, el que le dedicó la «clase sanitaria» al doctor Ángel García Rogel por
su jubilación; el 4 de octubre de 1963, el Colegio Provincial de Veterinarios
de Alicante conmemoró la fiesta de su Patrón, San Francisco de Asís, y se tuvo
un «banquete de confraternidad» en el Hotel Palas, y entre otros platos se
sirvió «langostinos con salsa mayonesa» y «pollo a la Broch con champignon».
Así podríamos continuar recordando. Pero, no debemos olvidar
otros aspectos en los que «El Palas» servía de punto de reunión tras la
retirada de los nazarenos de las procesiones de Semana Santa, con su chocolate
con mona, o los bailes de Carnaval, los primeros de Estudiantes y otros con
algunas actuaciones de artistas noveles, e incluso celebraciones familiares
como cuando aprobé el Selectivo de la carrera de Perito Industrial en la
Escuela de Cartagena, con mis padres e Isaías Grao Torres y su esposa.
Todo lo anterior queda para la historia de «El Palas» y para
aquellos que la vivieron.
El Consell ha oficializado el reconocimiento del Cant de la
Carxofa d’Alaquàs como Bien de Relevancia Local (BRL), al publicar este lunes
en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV) esta declaración, que
se basa en el dictamen emitido por el equipo técnico del Servicio de Patrimonio
Cultural del pasado 19 de abril de 2021. Esta decisión se ha adoptado a
petición del Ayuntamiento de Alaquàs, con el respaldo de todos los colectivos
culturales y tradicionales que intervienen cada año en la actividad.
En los argumentos del Consell para otorgar esta protección
está también la evaluación de la Comisión Técnica para el Estudio e Inventario
del Patrimonio Inmaterial en la que se reconoce que este “cant”, que se
interpreta cada 8 y 9 de septiembre al anochecer y al acabar la procesión,
tiene los valores para ser BRL y ello está en consonancia con las medidas que
se aplican para “asegurar su pervivencia, estudio y puesta en valor”, además de
ser una “manifestación singular, enraizada y querida por los vecinos de
Alaquàs”.
Aunque fue una tradición muy extendida en la comarca de
l’Horta e incluso existen referencias de que se interpretaba en la Ribera,
actualmente conservan el canto Alaquàs, Aldaia y Silla, así como el barrio del
Carmen de València, y lo han recuperado en las últimas dos décadas Quart de
Poblet, Picassent, Catarroja y la pedanía de Castellar. De hecho, todos los
municipios y núcleos trabajan desde 2015 para que la tradición sea declarada
Bien de Interés Cultural (BIC) inmaterial, un proceso que ha ido paralelo al de
BRL, cuya tramitación se ha demorado años en el Consell. La Carxofa de Alaquàs
ya fue declarada en 2010 Fiesta de Interés Turístico Provincial de la Comunitat
Valenciana.
De este modo, el Consell ha acordado “declarar bien de
relevancia local inmaterial el Cant de la Carxofa de Alaquàs” en atención a
“los valores destacados que incorpora” e inscribirlo en la sección quinta del
Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano. Y otorga a una serie de
instituciones y colectivos el deber de preservarla, que son el Ayuntamiento de
Alaquàs, la Asociación Cultural La Carxofa, a la Unió Musical de Alaquàs, la
clavaría del Crist de la Bona Mort de Alaquàs, la clavaría de la Mare de Déu de
l’Olivar de Alaquàs, la Confraria de l’Olivar y los centros escolares.
De este acuerdo se derivan obligaciones para las
instituciones y entidades promotoras, como son “realizar labores de
identificación, descripción, investigación, estudio y documentación con
criterios científicos, “incorporar los testimonios disponibles a soportes materiales
que garanticen su protección y preservación, “velar por el normal desarrollo y
la pervivencia de esta manifestación cultural, así como tutelar la conservación
de sus valores tradicionales y su transmisión a las generaciones futuras”.
En la declaración se advierte de que el Cant de la Carxofa
es BRL en las condiciones descritas actualmente en el expediente, por lo que
“cualquier cambio que exceda el normal desarrollo de los elementos que forman
esta manifestación cultural deberá comunicarse a la dirección general
competente en materia de patrimonio cultural para su evaluación e informe en su
caso, y la modificación de la presente resolución”.
Además, aunque en todo el texto que recoge el DOGV se
insiste, en diversas ocasiones, en el “gran arraigo” que la tradición
tiene en la población y en que puede ser un elemento de promoción turística,
además de fomentar la música y el canto en la escuela, también alerta de
algunas amenazas y puntos débiles. Por un lado, en la Carxofa de Alaquàs la
aportación económica para garantizar la tradición ha de renovarse cada año con
las clavarías y “existe un protocolo firmado por los colectivos
organizadores para la organización del Cant de la Carxofa, pero no está
amparado legislativamente”. Por otro, se da “falta de recursos económicos
para la rehabilitación y conservación del artefacto desde el que el angelet
interpreta el Cant de la Carxofa”.
La historia
El Cant de la Carxofa es una “composición musical religiosa
donde un niño o niña vestido de ángel, en el interior de un artefacto que
cuelga, en forma de alcachofa, y acompañado de una orquesta y un coro de voces
blancas, canta el día 8 de septiembre a Nuestra Señora del Olivar y el día 9 al
Cristo de la Buena Muerte”. Sus orígenes documentados se remontan hasta el
siglo XVIII. Desde el año 1995 se ha incorporado al proceso la Prova de Veu de
l’Àngel, en la cual, después de una primera selección hecha por profesionales,
el pueblo en un acto público elige, unos días antes del acontecimiento y en el
claustro del Castell de Alaquàs, entre los diferentes aspirantes, a quiénes
serán los ‘angelets’ que cantarán el motete.
En la declaración se incluye una completa investigación, que
llevó a cabo el profesor Rafael Roca, en la que se citan diferentes fuentes que
han ido documentando esta actividad tanto a nivel general como en Alaquàs. Y
aunque el origen aún resulta “bastante impreciso”, la referencia de siempre es
el músico y compositor Rigobert Cortina Gallego (1843-1920), quien, según una
publicación del arquitecto Cortina, cuando tenía 11 años.
Respecto a los municipios donde se cantaba o se interpretó
alguna vez la Carxofa, además de los mencionados, estarían, según la
investigación de Alaquàs para el expediente, el barrio de Canyamelar y las
poblaciones de Sueca, Manises, Mislata o Torrent. Y entre las referencias
culturales de tradiciones similares por el uso de artefactos, se señala el
Misteri d’Elx (por la granada), el Cant de la Sibil·la o la naranja de Morella.
Las investigaciones de los últimos años han revelado que en
el municipio de Sueca, tal y como en 1979 puso de relieve ANDRÉS DE SALES FERRI CHULIO (CRONISTA HONORARI DE FORTALENY), el
inventor del aparato de la Carxofa fue Andrés Serra Zamorano, alias Morandanga,
que envió, en 1857, una copia a Silla. Además, el mismo investigador localizó
una referencia a la Carxofa en una obra de Bernat y Baldoví. No obstante, en
este municipio de la Ribera la tradición ha desaparecido.
El motete en Alaquàs
En la población promotora de la declaración, la tradición
tiene aspectos singulares como que se interpreta dos veces: una en honor a
Virgen del Olivar el día 8 de septiembre y otra en honor al Crist de la Bona
Mort, el 9 de septiembre. La letra, que presenta pequeñas variaciones en los
pueblos, también las tiene en las dos de este municipio.
“Es muy probable que las versiones más antiguas de la letra
de la Carxofa estuvieran redactadas en valenciano. Pero, a causa del proceso de
castellanización que experimentó el territorio valenciano durante toda la edad
moderna y la primera mitad del siglo XIX, la letra que hasta la década de los
años 80 del siglo XX se cantaba era en castellano”, dice la declaración. En
Alaquàs, se recuperó el valenciano en 1982, gracias a los clavarios del Crist.
Y la Carxofa del Olivar, se cantó en valenciano por primera en 1986. En el
municipio de Silla, este cambio lingüístico se produjo un año antes, en 1981,
de la mano de Santiago Sansaloni Alcocer; y en el caso de Aldaia, veinte años
después.
Sobre el inicio de la tradición en la población, el cronista
local y director de la publicación histórica Quaderns d’Investigació de
Alaquàs, Enric Juan, señala las raíces en el siglo XVII, aunque añade que fue
en la segunda mitad del siglo XIX, coincidiendo con el cambio de fecha de las
fiestas patronales –que antiguamente se celebraban en agosto y se trasladaron
en septiembre- “debió de experimentar una actualización y remodernización según
la nueva composición musical de Rigobert Cortina.
Las catas arqueológicas han sacado a la luz la peana de la
última fuente de agua que presidía la Plaça de Baix hasta que fue demolida a
principios de los años 70 cuando se remodeló. Se instaló aproximadamente en
1950.
La CRONISTA OFICIAL
DE LA VILLA DE PETRER, MARI CARMEN RICO, ha afirmado que en esta plaza
siempre hubo una fuente, aunque hay constancia de la existencia de cuatro
distintas. La primera noticia es de principios del siglo XVII, concretamente de
1627 cuando se aprobó su construcción. Casi dos siglos después, concretamente
en 1890, se sustituyó por otra debido al estado de deterioro, y en 1920 se
instaló una empotrada en el muro de las gradas de la iglesia, que sustituyó a
la que estaba situada en el centro de la plaza. Esta desapareció cuando se
modificaron las gradas a finales de 1950, que estuvo hasta la década de los 70.
Ahora el agua volverá a brotar en la emblemática plaza con
el nuevo proyecto que se pondrá en marcha después de las próximas fiestas de
Moros y Cristianos. Tal y como ha explicado el concejal de Urbanismo, Fernando
Portillo, será una fuente con tres chorros del tipo “escamoteable” para que se
pueda compatibilizar su uso con las actividades que acoge este céntrico lugar.
“Excepto en las últimas décadas, el agua ha sido un elemento tradicional en la
plaza y con la nueva remodelación queremos que vuelva a ella”, ha indicado el
edil.
BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT, CRONISTA OFICIAL DE XIXONA
El 6 de octubre de 1927 la Comisión Municipal Permanente
estudió un asunto que resultaba complicado. Los vecinos demandaban al
consistorio la desaparición de la balsa del Huerto de Don Marcos.
Esta balsa se hallaba delante de la puerta de acceso del
convento de la Mare de Déu de l’Orito y además de constituir un foco de malos
olores y de infecciones, ahora se había convertido en un problema urbanístico.
La balsa tenía forma rectangular. Posiblemente pertenecía a las tierras de
Marco A. Aracil. Una cerca separaba esta propiedad de la placeta del Convento.
Una puerta permitía la entrada en el huerto de Don Marcos y al encontrarse a un
nivel más bajo que la calle, una escalera metálica facilitaba su acceso. El
agua procedía de la fuente de Grau.
En aquel momento el tan preciado huerto de Don Marcos A.
Aracil era una zona urbana: “hoy que dicho huerto ha dejado de existir por
haberse convertido sus terrenos en edificaciones y calles”. Además, el espacio
existente a las puertas del convento tenía que ser urbanizado puesto que “en
sus inmediaciones habrán de construirse los edificios grupos escolares y el
parque o jardín con que ha de terminar la Avenida de Alfonso XIII”. Los
concejales decidieron por unanimidad proceder al cegamiento de la balsa del
huerto de Don Marcos Aracil y abrir el pertinente expediente administrativo.
También se autorizaba al alcalde para realizar las gestiones oportunas. Este
acuerdo pasó el 30 de noviembre de 1927 al pleno municipal quien lo ratificó.
Poco a poco se van sucediendo los contactos con los
propietarios de las aguas que se depositaban en dicha balsa. El pleno del 4 de
febrero de 1928 dio el primer paso y habilitó al alcalde para que pudiera
realizar las primeras gestiones. A lo largo del final del invierno y el inicio
de la primavera de 1928 el alcalde mantuvo conversaciones con los interesados
en el riego de esta balsa para convenir con ellos su desaparición. Tras estos
primeros contactos se había llegado al acuerdo de que los peritos Francisco
Domenech Brotons y Manuel Iborra García justipreciaran la mencionada balsa. La
suma establecida para su expropiación era de 4.213 pesetas.
Se creó una comisión formada por: Guillermo Iváñez Sirvent,
presidente de la Sociedad de Socorros Mutuos El Trabajo; Don Victorino Sirvent
y Sirvent y Don Rafael Sanchis Coloma para que buscaran quienes eran los
legítimos propietarios y también recordara a los regantes que debía sufragar la
construcción de un portón o una acequia que permitiera que las aguas llegar a
sus propiedades tras superar la zona de la desaparecida balsa.
El cegamiento de la balsa de Don Marcos no significaba la
renuncia al agua por parte de los regantes, sino a su estancamiento en la placeta
del convento. Es por ello que en el acuerdo entre el consistorio jijonenco y
los regantes se preveía la posibilidad de que el agua pudiera seguir circulando
y llegando a las zonas de riego.
El asunto quedó bloqueado durante más de un año y no será
hasta finales de la primavera de 1930 cuando vuelva a retomarse. El 10 de junio
de 1930 se dio cuenta al pleno municipal del expediente instruido para la
expropiación de la balsa del convento y los munícipes decidieron que siguiera
su tramitación, pero sin mucho éxito debido a que los regantes no notificaron
la identidad de los afectados por el riego de las aguas que se recogían en la
balsa.
El 7 de noviembre de 1931 Francisco Galiana López remitió al
Ayuntamiento una solicitud en la que demandaba el abono de las 4.213 ptas. y
“100 ptas. por el concepto de sus honorarios por haber indicado el medio de dar
forma y eficacia legal a la mencionada compra-venta”. Los concejales acordaron
por unanimidad solicitar un informe de la Secretaría municipal sobre el mejor sistema
para proceder al pago de las cantidades en que había sido justipreciada la
balsa del convento.
El 28 de noviembre el pleno municipal estudió los informes
presentados por la Secretaría e Intervención municipal y acordó averiguar
quiénes eran los propietarios y “abonar a los poseedores de la referida balsa
las sumas correspondientes a su respectiva participación, pero obligados a
responder al Ayuntamiento solidariamente de cualquier reclamación que con
referencia a la propiedad de la aludida balsa pudiera formularse”.
El Ayuntamiento empezó a tener constancia de quienes eran
los propietarios de la balsa; pero apareció un nuevo inconveniente al existir
algunos regantes cuya identidad era desconocida. Para solucionar esta cuestión
el pleno del 5 de diciembre decidió realizar las oportunas indagaciones para
conocer su identidad por los cauces acostumbrados: bando, emisión de anuncios y
la publicación de edictos en el Boletín Oficial de la Provincia, concediendo un
plazo de 15 días para hacer valer sus derechos.
El 6 de febrero de 1932 el Ayuntamiento dio un nuevo paso
para finiquitar este problema, que ya llevaba enquistado cuatro años. El pleno
municipal aprobó abonar las cantidades justipreciadas a los propietarios de la
balsa en proporción a su participación y “reservando desde luego las cantidades
correspondientes a las participaciones cuyos dueños sean desconocidos o
ignorados”.
El 20 de febrero de ese mismo año los munícipes acordaron
por unanimidad no satisfacer las 100 ptas. que Francisco Galiana López había
solicitado por las gestiones de intermediación entre el Ayuntamiento y los
regantes.
El 7 de abril de 1932 el alcalde informó al pleno municipal
que los peritos municipales Francisco Domenech Brotons y Manuel Iborra García
habían vuelto a justipreciar el valor de la balsa del convento en la suma de
4.213 ptas., curiosamente la misma cantidad con la que se había valorado 4 años
antes. Los concejales aprobaron por unanimidad la desaparición de la balsa del
convento, aceptar el valor por el cual había sido justipreciada y dirigirse a
la comisión integrada por el Presidente de la Sociedad de Socorros Mutuos El
Trabajo, Victorino Sirvent Sirvent y Rafael Sanchis Coloma, que se había
fundado años antes, para proceder al pago de las indemnizaciones. Sin embargo,
en esta ocasión se determinaron una de las obligaciones que tenían estos
regantes: “siendo de cuenta de los regantes la construcción el trozo de acequia
precisa para continuar efectuándose el riego, en lo que deberá quedar el
partidor o portón necesario para que el Ayuntamiento pueda aprovechar el agua
que posee o pueda adquirir en lo sucesivo”.
La desaparición de la balsa se había constituido en una
auténtica prioridad para el consistorio, debido a que las obras del colegio
público estaban a punto de finalizar y era necesario adecuar los patios del
centro. El 12 de noviembre de 1932, dado que la balsa todavía no había
desaparecido, los maestros José Catalá y María Sánchez, ante la inminente
puesta en marcha del centro escolar, solicitaron al pleno de la Corporación que
hiciera desaparecen dicha balsa y todas aquellas que se encontraban en las
inmediaciones de la población. El Ayuntamiento decidió pedir un informe a la
autoridad sanitaria provincial. Tras el periodo vacacional navideño las clases
se reanudaron en el nuevo colegio a principios de 1933 sin la adecuación de los
patios escolares.
Junto a las obras de construcción del nuevo colegio público
se estaba llevando a término la urbanización de la actual calle Joan Andres y
su unión con la travesía de la Granja y la plaza del convento. Estas obras
habían ocasionado daños en la acequia que conducía las aguas desde la balsa del
convento hasta la propiedad de Vicente Sanchis Mira en la calle Alcoy, junto al
puente, pasando por la actual calle Marcelo Mira. Así algunos propietarios de
edificios de dicha calle presentaron un escrito de queja ante el pleno
municipal el 25 de marzo de 1933 solicitando la subsanación de los
desperfectos. El Ayuntamiento manifestó que no tenía potestad para reparar una
conducción que era privada, pero tampoco era capaz de negar la utilización de
las aguas por estos jijonencos , por lo que autorizó a estos demandantes a
solucionar el problema de su peculio.
Las obras de explanación y adecuación de los patios del
colegio Eloy Coloma fueron retrasándose en el tiempo y no fue hasta el 28 de
junio de 1935 cuando se recibieron definitivamente.
Creemos que con estas obras y con la urbanización de la
calle Joan Andrés se cegaría la balsa del convento, pero lo cierto es que no
hemos encontrado en la contabilidad municipal ninguna cantidad que haga
referencia a ello.
El CRONISTA OFICIAL
DE GILET, KIKE SORIANO, acaba de finalizar su segundo libro en el que hace
un recorrido por la genealogía de este municipio del Camp de Morvedre así como
por sus linajes y familias, un trabajo de investigación de más de una década
que le ha permitido recopilar a unas 7.000 personas en las más de 300 páginas
que tiene este trabajo que está ilustrado con unas 500 fotografías. Genealogía
de Gilet. Sus linajes y familias es el título de este segundo libro de este
vecino de La Baronia con el que pretende dar a conocer a sus vecinos los
orígenes de sus apellidos y de sus familias, un trabajo literario que, además,
tiene una vertiente también emotiva pues, como reconoce su propio autor, «este
libro va a permitir a mucha gente recordar a personas que ya no están con
nosotros».
Cuéntenos un poco, ¿quién Kike Soriano?
Kike Soriano es un vecino de Gilet, músico e implicado en
todas las asociaciones culturales del municipio.
¿Cuándo surgió su pasión por la historia de su localidad?
Pues hace unos quince años más o menos me dio por investigar
la historia del pueblo porque me di cuenta de que había una carencia en cuanto
a publicaciones en el pueblo, no había ninguna publicación cultural, sí que
había algún libro editado sobre el monasterio, cuando ha ocurrido alguna
efeméride en el municipio se ha hecho alguna publicación pequeña pero no había
ningún trabajo elaborado de investigación sobre la historia de Gilet. Así que
sobre el año 2008 o 2009 empiezo a entrar en webs y hemerotecas digitalizadas y
empiezo a encontrar noticias digitalizadas del pueblo así que poco a poco fui
recopilándolas y eso me hizo picarme un poco a seguir investigando y, cada vez,
me voy encontrando más y más informaciones. La idea inicial era recopilar
noticias e ir ordenándolas de forma cronológica pero, llega un momento que me
empiezo a remontar en 200 y 300 años atrás y entonces me pongo también a
investigar en los archivos históricos y me pongo a indagar también en los
documentos históricos que hay sobre Gilet, empezando a hacer un trabajo de
historia desde que se tiene noción del municipio de los primeros vestigios
hasta la Edad Media que es donde más documentación se tiene.
¿Se sabe exactamente cómo surgió este municipio?
Se sabe que en la época musulmana, allí habían dos alquerías
y eso es algo que me llamó mucho la atención porque digamos que Gilet no es el
nombre del pueblo sino del lugar, una de las alquerías se llamaba Alfarella,
que es lo que ahora es el actual núcleo urbano, y la otra se llamaba Toliu que
estaría en lo que ahora conocemos como el Valle del Toliu que es la zona de
Santo Espíritu donde está el convento. Una alquería de la época no es un edificio
como tal, una alquería árabe era como un conjunto de casas.
¿A partir de todos estos descubrimientos comenzó a escribir
su primer libro?
A raíz de todo esto comienzo a escribir el libro y, por
ello, le llamo el lugar de Gilet porque siempre se denomina a Gilet como un
lugar, nunca llega a ser una villa ni nada parecido. El título de ese primer
libro es en valenciano antiguo, Lo Lloch de Xilet. Con este libro empiezo
también a indagar las familias nobles que han regido el pueblo. Encuentro quién
es el primer señor del pueblo, que era de la familia Catalá, una familia que
viene del norte del Reino de Aragón que ayuda al rey Jaume I en la campaña que,
a cambio de los caballeros que vienen a ayudarle en la conquista, le dona
tierras por luchar junto a él. A este caballero, Catalá de apellido, le dona
las dos alquerías del lugar de Gilet como demuestra un documento que existe en
latín. Luego, llega un momento, a finales del siglo XIV, principios del siglo
XV, que él muere y se queda como señora de Gilet su mujer que es Jaumeta de
Poblet que es la que negoció con los franciscanos la fundación de
Santo Espíritu. Aquellas tierras eran de los Catalá y una de sus hijas se casa
con un caballero que era Llançol de Romaní de apellido, este matrimonio permite
que se consolide la familia Llançol en Gilet, que es una familia ilustre que
llega incluso a tener parentesco con la familia Borja.
A raíz de sus investigaciones, ha llegado, incluso a que le
nombren cronista oficial de Gilet.
Todo esto que yo recopilo empiezo a contárselo a la gente
del pueblo y se quedaban fascinados. Todos coincidían en que tenía que
recopilar toda esa información y escribir un libro, entonces, eran las fiestas
de Gilet y decido autofinanciarme este primer libro con una tirada de cien
ejemplares costeados por mí que vendo en un mes más o menos. Luego, la
Fundación de la Obra Social de La Caixa, se interesaron por mi libro y me
editaron cien más y pude hacer una presentación oficial en la que invito al
alcalde, a cronistas de la comarca y demás autoridades. A raíz de esto, el
ayuntamiento de entonces decide nombrarme cronista porque, hasta entonces, no
existía esa figura en el pueblo. Valoraron que me había encargado de recopilar
toda la historia del pueblo.
¿Qué supuso para usted este nombramiento?
Que el Ayuntamiento me tuviera en consideración y que
tuviera aceptación, porque al final es un cargo honorífico, para mí fue una
satisfacción. El nombramiento de cronista se aprueba en un pleno. A partir de
ahí ya puedes hacer otro tipo de tareas en colaboración con el ayuntamiento
como publicaciones; además voy como representante de Gilet cuando hacemos los
encuentros comarcales de cronistas e investigadores. También he recuperado, por
ejemplo, el escudo original del pueblo, que lo presenté al ayuntamiento y se ha
quedado ahí la cosa así que creo que esto es algo que tengo pendiente, que se
recupere este escudo.
¿Cómo surge la posibilidad de hacer su segundo libro
Genealogía de Gilet. Sus linajes y familias?
Empiezo a interesarme por la genealogía cuando empiezo a
estudiar mis raíces, empiezo a hacer mi árbol genealógico y empiezo a ver que
en Internet hay muchas fuentes donde buscar esa información; entonces, a la par
que estaba buscando la mía, empiezo a hacer la de Gilet. Con un software de
genealogía empiezo a grabar datos y nombres. Comencé con documentos municipales
del archivo histórico del Ayuntamiento de Gilet donde empecé a sacar padrones
municipales de los años 30, de 1900, hasta los más antiguos que hay en el
consistorio. Entonces empiezo a grabar a todos esos individuos, con sus padres,
hermanos y demás familia y llega un momento que, en estos diez años que ha
durado la investigación, he recopilado más de 7.000 personas en el libro. Llega
un momento que, en Gilet, hay una ausencia importante de información dado que
los Quinque Libri, que son los libros que utiliza la Iglesia desde el siglo
XVII en los que se registran nacimientos, matrimonios y defunciones, fueron
destruidos durante la Guerra Civil. En otros pueblos sí que tienen esos
documentos y el trabajo de genealogía es mucho más sencillo que el que he
tenido que hacer yo en Gilet porque, prácticamente desde que se repobló el
municipio tras la expulsión de los moriscos coincidió con las fechas en las que
se obligó a todas las iglesias y parroquias a registrar a las personas que se
bautizaban con el nombre de sus padres y sus abuelos. Es un trabajo un poco de
rompecabezas, de ir enlazando piezas, y he conseguido algunos linajes de Gilet
hasta 1611 que es cuando se repobla. Ahora mismo hay apellidos en Gilet que aún
perduran desde hace 400 años.
¿Cómo ha conseguido plasmar todos estos datos en su nuevo
libro?
Me ayudó mucho un libro que se hizo en Algímia d’Alfara que
se llama Les famílies d’Algímia que presentaba la información por orden
alfabético, entonces decidí utilizar este mismo orden, con un índice al
principio del libro con todos los apellidos que contiene este libro. Creo que
esta manera es una forma más fácil de buscar y encontrar la información. En
cada apellido lo que se hace es decir el nombre del primer individuo que llegó
a Gilet con ese apellido, su lugar de procedencia, si tenía alguna profesión
destacada, y cual fue el motivo por el que vino. También se puede ver la
procedencia de cada uno de los apellidos que se encuentran en el libro y se
ilustra con los árboles genealógicos gracias al software que he comentado antes
y que me ha permitido el poder realizarlos. Además, también se ha ilustrado con
fotografías, a color, de personas con ese apellido.
¿Por qué ha decidido colorear las imágenes antiguas que
aparecen en el libro?
La inteligencia artificial ha avanzado mucho y encontré una
web en la que, automáticamente, en cuestión de segundos, te coloreaba
fotografías en blanco y negro. Como me gusta el diseño, me gusta manejarme con
el software de edición de imágenes, empecé a trastear y me pareció interesante
usar estas imágenes en el libro porque me di cuenta de que las fotografías en
blanco y negro, cuando las coloreas le das una vida que no tienen en blanco y
negro. Hay gente que va a poder ver en este libro fotografías de sus ancestros
a los que no llegaron ni a conocer y han visto imágenes de ellos solamente en
blanco y negro.
¿Cómo ha podido recopilar las más de 500 fotografías que se
incluyen en el libro?
Este libro tiene más de diez años de trabajo pero, por
cuestiones laborales no he podido ofrecerle toda la dedicación que requería y
ha habido épocas en las que prácticamente no lo trabajaba. Pero, llega la
pandemia, nos encierran en casa y horas y horas de aburrimiento me hacen
retomar esta investigación; además, aproveché que todo el mundo estaba en casa
para pedir las fotografías de sus familiares, cuánto más antiguas mejor, y como
la gente estaba en casa pues se entretuvo en buscarme imágenes y a colaborar
conmigo de forma masiva. En Gilet, a pesar de ser un pueblo grande, nos
conocemos todos y cuando empezaba a investigar un apellido pues conocía a gente
con ese mismo apellido y entonces les pedía que me buscaran fotografías que me
las pasaban con el nombre de la persona que aparecía en ella. La gente colaboró
muchísimo conmigo. El libro va a permitir a mucha gente recordar a personas que
ya no están con nosotros.
¿Cuál es el objetivo que ha perseguido con este libro?
Esto al final engancha, nunca puedes dar por hecho que todo
en la historia está descubierto. He intentado exprimir hasta el máximo el
tiempo para que puedan aparecer en este libro todas las familias que han vivido
o viven en Gilet con un mínimo de tres generaciones y estoy contento porque ese
objetivo lo he conseguido. Además, la importancia de la genealogía no es solo
conocer tus raíces, si no la importancia de la vida puesto que, para que
cualquiera de nosotros esté vivo hoy en día, solo en 200 años han tenido que
unirse 64 personas pero es que, si continúas 400 años atrás, tuvieron que nacer
antes 4.096 personas
Este libro, además, tiene un componente emotivo para la
gente de Gilet.
Claro. Este libro, el prólogo, por ejemplo, se lo he pedido
a un histórico de Gilet como es José María Catalunya porque es una persona que,
desde un principio, cuando yo he investigado sobre algo del pueblo es el
primero que me ha echado una mano, tanto con aportes fotográficos como de forma
orientativa. Precisamente en su prólogo habla de que, este libro, en el momento
en el que esté en manos de las familias de Gilet van a venir muchos recuerdos
de las personas que no están pero también mucha gente se va a sorprender de
dónde proceden porque muchos de ellos no lo saben.
¿Qué es lo que más le ha impactado al llevara cabo esta
investigación?
Lo que más me ha impactado a la hora de conocer la
procedencia de los apellidos es que Gilet y Petrés tienen un vínculo total. En
el siglo XVII, que es cuando expulsan a los moriscos de la localidad, el pueblo
se queda vacío y se repuebla de nuevas gentes. Llegamos al siglo XVIII y
prácticamente todas las familias, la gran mayoría, incluso del siglo XIX, son
de Petrés, de Albalat que está más cerca apenas hay familias.
Otro dato curioso que he encontrado a lo largo de esta
investigación es que en el siglo XVII los individuos que vienen a repoblar
Gilet llegan aquí porque tiene profesiones especiales. Cuando Felipe III decide
expulsar a toda la población morisca de España, el Reino de Valencia era
distinto pues el señor feudal era cristiano pero la gran mayoría de sus
vasallos eran moriscos, en la comarca pueblos cristianos solamente estaba Sagunto,
Canet d’en Berenguer, Torres Torres y Faura, el resto lo habitaban moriscos. Su
expulsión causó una crisis tremenda en Gilet, entonces el señor de Gilet hace
una oferta por lo que a la gente que venía a vivir aquí se le hacía un
contrato, llamada Carta Puebla, en la que se decía que a las personas que
venían se les iba a dar una casa pero, a cambio, tenían que tener un oficio
para que, entre todos pudieran subsistir, además de hacer algunos regalos en
fechas señaladas al señor feudal.
También me sorprendió que en el siglo XX vino a vivir mucha
gente a Gilet de fuera de Valencia. Han llegado a venir al municipio gente
proveniente del norte, asturianos, muchos manchegos, murcianos, malagueños,
etc…, sobre todo tenemos a mucha gente, por ejemplo, que proviene de personas
que llegaron a Gilet de un pueblo que se llama El Jardín que está en Albacete.
Hay una cosa que pasa en Gilet que no pasa en otros
municipios y es que se ha conseguido una integración total de toda la gente que
ha venido de diversos lugares.
¿De su propio linaje ha encontrado algún dato curioso?
Realmente mi familia en Gilet está tres generaciones por mi
línea materna. Mi abuelo es uno de los que vino en los años 50 desde El Jardín
y mi madre ya es nacida en Gilet. Por parte paterna, mi padre vivía en Alfara
de la Baronia y nacido en El Cabanyal. Pero de mi apellido, Soriano, he llegado
a localizar a mi ancestro más antiguo que es del año 1500 y era de Casas
Ibañez.
¿Está recibiendo apoyo para la publicación de este nuevo
libro?
De momento, el Ayuntamiento de Gilet es el único que me ha
dado respuesta para ayudarme en cuanto a la financiación de este libro con una
compra masiva de ejemplares cuando ya esté publicado. Soy consciente de que
éste es un libro que no va a trascender más allá del nivel local dado que está
muy circunscrito a la genealogía de Gilet, entonces sé hasta dónde puedo
abarcar. Es un libro que tiene muchos años de trabajo y sí que me gustaría
tener alguna ganancia por las ventas del mismo. Por ello me gustaría buscar más
financiación.
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