ELISABET FERNÁNDEZ
La lápida de Manuel Jarrín Pérez (A Pobra de Trives, 1847), fallecido en 1927, le recuerda como “el fundador de las peladillas”. Este ourensano desconocido no lo es tanto en Casinos (Valencia), una localidad que debe su fama a este dulce de almendras típico de estas fiestas y que habría elaborado el trivés en el siglo XIX, aunque su gesta no se hizo popular hasta hace unos años. Allí, en la comarca del Camp del Túria, Jarrín tiene hasta una calle a su nombre. JOSÉ SALVADOR MURGUÍ, CRONISTA LOCAL DE CASINOS y miembro de la Real Academia de Cultura Valenciana, es quien rescató la historia de este ourensano, “un guardia civil que llegó al pueblo con 31 años y terminó casándose con la nieta del primer alcalde constitucional de esta localidad”. Entonces, en torno a 1884, Manuel Jarrín dejó su puesto de la Guardia Civil y acabó aprendiendo el oficio de los turrones que sabía hacer un viejo artesano de la zona. Aquel hombre, que no tenía descendencia, enseñó a Jarrín a hacer las famosas peladillas navideñas que, un siglo después, tienen reconocimiento internacional. “Han tenido peladillas de Casinos los tres últimos Papas de la Iglesia”, presume MURGUÍ al otro lado del teléfono.
FÁBRICAS DE PELADILLAS
El CRONISTA OFICIAL DE CASINOS también ideó una Feria del Dulce para poner en valor la gesta de Jarrín y el oficio de peladillero, del que apenas resisten dos o tres fábricas en la zona. Todas son de descendientes de Jarrín o de personas próximas a su entorno. “Aprendió a hacer peladillas y dejó la guardia civil, montó una fábrica de dulces que fue la primera y de ahí nacieron las demás. También era una gran persona, porque fue juez de paz”, dice MURGUÍ.
Otro de los datos que pudo averiguar el cronista local sobre este ourensano, gracias al relato de un nieto que encontró hace años, es su procedencia exacta. “Nació en Junquera, en A Pobra de Trives, y sus padres fueron Francisco y María, una familia de ganaderos. A su padre lo mató un toro, que es un dato muy curioso”, dice MURGUÍ, que en la actualidad investiga la genealogía de la mujer de Jarrín, ya que del ourensano escasean los datos en los archivos de la Guardia Civil al no haber ejercido apenas la profesión.
“Él deja la Guardia Civil cuando aprende a hacer peladillas y turrones de este hombre mayor que no tenía descendencia. Decide montar una fábrica para hacer estos dulces en Casinos, que era un pueblo de paso. Pero una vez construido el puente, los artesanos empiezan a instalarse en la carretera para fomentar la venta de peladillas. Todos los fabricantes son descendencia o familia de Jarrín”, asegura el CRONISTA LOCAL DE LA LOCALIDAD DE CASINOS.
FAMOSO TRAS MORIR
Precisamente en la lápida de Manuel Jarrín está otro de los datos relevantes que hacían desconocido a este ourensano que falleció a los 80 años, el 14 de octubre de 1927. “Es relevante porque estuvo muchos años sin que se le pusiera una lápida. Este hombre se ha hecho famoso después de muerto”, señala EL CRONISTA LOCAL. De hecho, la calle a nombre de Manuel Jarrín en el centro de Casinos no se colocó hasta los años ochenta del siglo pasado, cuando se empezó a saber sobre la figura de este ourensano. Tirando del hilo, el CRONISTA LOCAL rescató un poema publicado en 1916 por un médico agradecido con el regalo de unas peladillas de Casinos. El doctor agradecía al “confitero Jarrín” tal manjar.
LEGADO
“Gracias a él, Casinos tuvo tantas fábricas y más de cien clases de turrón que conocen en todo el mundo. Manuel Jarrín trabajó y dejó un legado importantísimo sin darse cuenta”, recuerda JOSÉ SALVADOR MURGUÍ. También realiza una invitación a Ourense y, especialmente, a Trives: “Deseo que se conozca la figura del fundador de las peladillas de Casinos, sería un revulsivo importantísimo”.
Fuente: https://www.atlantico.net