ZELIM ALMANZOR Y LA REBELIÓN MORISCA DE ESPADÁN

JOSEP CATALUNYA ALBERT, CRONISTA OFICIAL D’ALGAR DE PALÀNCIA

Aunque en otras publicaciones ya hemos tratado la revuelta morisca de Espadán acaudillada por el algarí Garbau, queremos, siquiera brevemente, referirnos  a este hecho histórico a través de la revista de l’ Associació de Cronistes Oficials del Regne de València.

                Durante el reinado de Carlos I de España y V de Alemania tuvo lugar en el reino de Valencia una rebelión armada, conocida como Guerra de las Germanías. Según nos narran los historiadores Empar Pons y Josep Herrero, los gremios se armaron  y se adueñaron de las villas y ciudades más importantes del reino, todo ello motivado al parecer por la tiranía de los nobles y ante el temor de un desembarco pirata musulmán en las costas valencianas. Durante la guerra, los agermanados, como así eran llamados los sublevados, llevados de su odio hacia los musulmanes a quienes consideraban aliados de los nobles, les obligaron a bautizarse en aquellos lugares en que se hacían con el poder, bautizo forzoso que, según cuenta Gaspar Escolano, era una auténtica ignominia ya que el bautizo se realizaba muchas veces con escobas y ramos de murta mojados en una acequia y no con hisopo, siendo también frecuentes los robos y asesinatos sufridos por los moriscos. A todo ello, había que añadir la falta de protección de los moriscos de parte de sus señores y las medidas tomadas por Carlos I y los primeros monarcas de la Casa de Austria en contra de los mismos, así como por gran parte de la iglesia católica, en aras, se decía, entre otras cosas, de conseguir la unidad religiosa de España.

                A finales de 1525 fueron cerradas las mezquitas de la Sierra de Espadán y sus habitantes musulmanes obligados a convertirse al cristianismo, convirtiendo en esclavos a quienes se negaron a ello, siendo forzados a llevar una media luna azul en el turbante, a oír los sermones de los predicadores cristianos, a descubrirse ante el paso del santísimo sacramento, a no practicar el islam y a entregar sus armas.

                En este contexto histórico tuvo lugar la rebelión morisca de la Sierra de Espadán, en la que sublevaron miles de musulmanes, muchos de ellos procedentes de las aljamas y morerías de los valles del Palancia y del Mijares. Los moriscos de Espadán eligieron un caudillo y el nombramiento recayó sobre un morisco de Algar llamado Garbau, que era el alamín del pueblo, es decir, el responsable de las pesas  y medidas oficiales y el juez de riegos. Garbau, el cual  estaba casado, tenía dos hijos y era tuerto, aceptó el nombramiento, adoptando el nombre de guerra de Zelim Almanzor.

                Según Ruy Villar, Zelim Almanzor organizó un ejército de unos cuatro mil hombres y mandó construir trincheras, parapetos y fortificaciones en la sierra . El duque de Segorbe, Alfonso de Aragón, al frente de las tropas cristianas, reunió un número similar de soldados, contando con la ayuda de varios nobles valencianos. Zelim Almanzor, con sus seguidores, grandes conocedores de la abrupta Sierra de Espadán,  derrotó en más de una ocasión a las tropas del duque de Segorbe, ocasionándoles muchas bajas.

                Llegados a este extremo, y ante la imposibilidad de vencer a Zelim Almanzor, el duque de Segorbe pidió ayuda al propio rey, Carlos I, el cual dispuso que un regimiento de 3.000 soldados alemanes (los llamados lasquenetes) que, casualmente, se econtraban en Valencia para embarcar hacia Italia, se uniera a las tropas del duque de Segorbe. Tuvo lugar una batalla muy sangrienta en el lugar conocido como “Barranc dels morts”, en alusión  a la gran cantidad soldados muertos. Los moriscos fueron derrotados, dejando más de 2.000 muertos.

                Zelim Almanzor pudo huir junto con sus dos hijos e intentó esconderse en Segorbe, pero se metió en la boca del lobo. El historiador Pardo Molero nos  dice que los hombres del duque de Segorbe no tardaron en encontrarlo y hacerlo prisionero. Se le instó un juicio sumarísimo y fue condenado a muerte. La justicia fue terrible, Garbau y sus dos hijos y uno de sus capitanes subieron al cadalso ante los vecinos de Segorbe. El botxí castigó primero al capitań, al que cortó las manos y los pies, Después troceó a Garbau y a sus dos hijos. Así nos lo confirma el Libro de la Seo de Segorbe: “ El duque de Segorbe sentencia en su ciudad a Caravau (Garbau), alamín de Algar, que era el principal de la montaña, y manda (a) un otro capitán cortarle las manos y los pies, y manda hacer quartos a los otros”.

                Este fue el final de la rebelión morisca de Espadán y el triste destino del hijo de Algar, el morisco Garbau o Zelim Almanzor.