DE CASINOS A BENAGUASIL: MONASTERIO CISTERCIENSE DE SANTA MARÍA DE GRATIA DEI

JOSÉ SALVADOR MURGUI, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS

De Casinos a Benaguasil: Monasterio Cisterciense de Santa María de Gratia Dei.EPDA. De Casinos a Benaguasil: Monasterio Cisterciense de Santa María de Gratia Dei.EPDA.

Agosto es un mes que invita a pensar y hacer “otras cosas”, unos años leo el Quijote, otros escribo, visito algún lugar diferente, o me quedo cerrado en casa. Ya hace tiempo contacte con el Monasterio del Cister de Benaguacil para visitarlo, pensando que podía ser motivo para una de las clases que cada año ofrezco de modo altruista en la R.A.C.V., lo cierto es que pasan los días y la cita no se cristaliza.

Por fin llegó el día que pude llegar al Monasterio. La primera sorpresa fue encontrarme con el espacio abierto, limpio, sereno, con frondosa vegetación que lo separa de la carretera de Vilamarxant que une esta ciudad con Benaguacil. No hizo falta el GPS, ya que los indicadores te van acercando al destino. El silencio envuelve el tiempo.

Al llegar pude aparcar con facilidad, estaba solo, oía el canto de los pájaros, el leve rumor de las hojas de los árboles, me deleite contemplando la sombra de la cruz que está en lo alto de la blanca torre y el ciprés de la cerrada casa rectoral. Avisé de mi presencia, y la puerta se abrió. Estamos ante un edificio de la mitad de los años 1960, cuando esta comunidad Cisterciense, tuvo que abandonar la Zaydia de Valencia, para instalarse en esta amplia llanura del Camp del Turia.

“-Lo va a recibir la Madre Abadesa.” Fue lo primero que escuche, efectivamente, una mujer con el hábito de  la Orden de San Benito, y con mascarilla en rostro, me recibe con una enternecedora mirada cargada de afecto y profundidad. Tuvieron la amabilidad de preparar un sencillo refresco, nos pudimos sentar en torno a una espaciosa mesa, rodeada de arte, de la biblia, y de las más modernas aplicaciones técnicas, como un proyector y equipo de megafonía.

¿Cómo se llama? Pregunté: -Encarna, era su nombre, y  a partir de ese momento la conversación fue tan fluida que se nos pasó más de una hora, hablando y escuchando como está el mundo de hoy y cuantos son los peligros que corremos los humanos. La Madre llevaba una mascarilla, el complemento de los años 20  del siglo XXI que adornan y esconden nuestros rostros. En esa mascarilla solo se veía sobre un fondo azul, una medalla que llevaba dibujada la Cruz del Patriarca San Benito.

Ese momento marcó un antes y un después en la conversación. La dulzura de la Madre Abadesa a la hora de explicar el porqué de esa cruz, las letras de la orla, los cuatro ángulos y sus efectos, produjeron una consecuencia de actualidad. Yo recuerdo que cuando estudie Bachiller, en el siglo pasado y hablábamos de las Órdenes religiosas, el distintivo de los Padres Benedictinos era “Ora et labora”, frase muy socorrida, que he pronunciado muchas veces a lo largo de mi vida.

Cuando penetras en la esencia de esta Orden y descubres que el fundador de los Benedictinos, San Benito, patrón de Europa, nació en el municipio italiano de Nursia (Perugia) en torno al 480 d. C, y fue definido por el ex Papa San Gregorio Magno como “un astro luminoso” en una época marcada por una grave crisis de valores, comparas  que su mensaje siga siendo tan actual y aplicable a nuestros tiempos, y no puedes hacer otra cosa, que penetrar en “mi” miseria humana y respetar lo que la historia con celo ha mantenido a través de los siglos.

¡Que conversación tan intensa y a doctrinante, como repleta de sencillez! Aquí también entra en juego mi curiosidad, ¿-Cuántas hermanas son? ¿-Qué hacen? Los temas iban fluyendo con naturalidad: “-tenemos campos de naranjas, de diferentes variedades y ahora tenemos también campos de membrillos… aunque nuestra jornada monástica se basa en la “lectio divina” la liturgia y el trabajo”, volvía a volar sobre mi mente el <ora et labora>.  Los horarios son extensos: empiezan a las  cinco horas Vigilias y oración; a las siete treinta Laudes y Eucaristía, a las nueve cuarenta y cinco la hora Tercia; a las trece quince la hora Sexta; a las quince cuarenta y cinco la hora Nona; a las dieciocho treinta Vísperas y exposición del Santísimo y a las 20,30 Completas, siendo esos horarios los del día a día. La Exposición del Santísimo es todos los domingos integrada con el rezo de vísperas, de las 18:00h a las 19:00h. El primer domingo de cada mes, la Exposición de 16:30 a 19:00h. Por si alguna persona quiere acudir al Monasterio, a encontrarse con Dios a través de la oración.

Queda claro que la “Lectio Divina” o lectura orante de la Sagrada Escritura es el fermento y fomento de la de fe de las hermanas en Dios. Escuchar la palabra es fuente de oración, en la que estas hermanas tan cerca y alejadas del mundo dialogan con el Padre eterno a corazón abierto. Seguramente la paz que transmiten es el fruto de ese silencioso diálogo.

Me sorprenden los claustros que habitan estas  hermanas. Como dista la idea que se puede tener desde fuera a lo que en realidad se vive dentro de un monasterio. Hay una palabra mágica que define esta clase de vida, esa palabra es la LIBERTAD, libertad plena de vivir, libertad plena de amar, y libertad verdadera de trabajar por los demás, ¡cuántas oraciones durante el día y la noche por aquellos que ignoran que “alguien” está rezando por ellos. Esa es la libertad de las rejas de la clausura.

Esa libertad unida al trabajo, hace que nuestras hermanas cistercienses de Benaguacil, hagan Iconos, manualidades para que las personas puedan acercarse y conocer a Dios, y lo más importante ofrecen exquisitas mermeladas de diferentes sabores, así como cremas naturales para aliviar dolores y cuidar la piel.

Esa vida cisterciense, abre sus puertas al mundo, se puede participar en la liturgia, asistir a los momentos claves de la oración, y modestamente y con todas las comodidades alojarse en la hospedería que existe en el mismo Monasterio.

Es una primera impresión de la solemne visita a un remanso de paz. La visita al Monasterio y a la Masía, sería motivo de otra crónica; acabo la presente con mi encuentro en la iglesia y su coro, donde veo una lápida que  reposan los restos mortales de la Reina doña Teresa Gil de Vidaure, fundadora del Convento y  tercera esposa de Jaume I Conquistador.

Un caminar por la historia, entender un legado que abraza desde el romanticismo hasta la oración, para hacer comprender al mundo que la vida monástica, está repleta de vida, que es tan necesaria para todos como el aire que respiramos, y aunque para mucha gente sea desconocida, personalmente pienso que en el siglo XXI es la gran asignatura pendiente que nadie quiere estudiar por lo incomoda que puede resultar vivirla.

Hay palabras que hoy pueden resonar tan increíbles como irreales, y vuelvo al principio de la entrevista con la Madre Abadesa, la que me obsequia con la medalla de San Benito y un amarillento papel en el que leo las cinco gracias, que Dios concedió a San Benito: 1- “Tu orden ha de durar, hasta el fin del mundo” estamos hablando del año 480, hoy es agosto del 2021.  5- “Todos los que amaren tu religión, tendrán buen fin”… ¡Cuantas veces pienso en tantas muertes sin sentido! ¡Que tributo tan caro estamos pagando al progreso!…

La medalla de San Benito entre otras, lleva esta inscripción: “Vade Retro Satana: Numquam Suade Mihi Vana: Sunt Mala Quae Libas: Ipse Venena Bibas”. Una de las devociones más difundidas, y no solo por la influencia de los monasterios benedictinos, es la Cruz de San Benito, especialmente en forma de medalla, que es la más frecuente. La medalla presenta, por un lado, la imagen del Santo Patriarca, y por el otro, una cruz y en ella y a su alrededor, las letras iniciales de una oración o exorcismo, que dice así (en latín y castellano):

 CRUX SANTI PATRI BENEDICTI  (Cruz del santo Padre Benito)

CRUX SACRA SIT MIHI LUX (Mi luz sea la cruz santa)

NON DRACO SIT MIHI DUX (No sea el demonio mi guía)

VA DE RETRO SATANA (¡Apartate, Satanás!)

NUMQUAM SUADE MIHI VANA (Nunca sugieras cosas vanas),

SUNT MALA QUAE LIBAS (Pues maldad es lo que brindas)

IPSE VENENA BIBAS (Bebe tú mismo el veneno).

Así nos despedimos, con un conversación cargada de fuerza e ideas nuevas… paso por la tienda veo la multitud de trabajo realizado por las hermanas y me llevo para degustar varias mermeladas, me sorprende el buen sabor de la mermelada de limón, disfruto de un paisaje cargado de paz y naturaleza y mi acompañante me recuerda que este sábado día siete de agosto,  por la tarde hay una visita guiada al Monasterio y posterior degustación de productos monásticos que hacen las hermanas en la Masía. Si alguien quiere reservar para hacer la visita lo pueden hacer llamando al número de teléfono: 622307544 o email: infocisterva@gmail.com

Del “ora et labora” a encontrar la paz en los campos de Benaguacil, y me dice la Madre Abadesa al despedirnos: “Me agrada mucho que dé a conocer la medalla de San Benito y lo importante que es perpetuar su presencia en el mundo actual tan necesitado de una interioridad profunda y verdadera.”

Fuente: https://www.elperiodicodeaqui.com