TRAS LAS HUELLAS DE BERLANGA EN CASTELLÓN

NOELIA MARTÍNEZ

La conexión del cineasta Luis García Berlanga (1921-2010) con Castellón, cuando se conmemora el centenario de su nacimiento en València (este 12 de junio), va más allá del rodaje de tres de sus películas. El flechazo con la luz mediterránea de Peñíscola la convirtió en protagonista de su icónica Calabuch (1956), tras un cásting de localizaciones por toda la costa de la Comunitat, de norte a sur, con su equipo de asesores. La playa de las Viudas al sur de la Ciudad en el Mar y un sinfín más de rincones repitieron escena 43 años después durante el rodaje de París-Tombuctú (1999). Pero el primer plató provincial de Berlanga fue Benicàssim, con Novio a la vista (1954), comedia rodada en las playas de Benicàssim y en el hotel Voramar. Un rodaje que le tocó el corazón, pues se prendó también de la vecina Orpesa, donde fijaría su residencia de verano.

Su arroz marinero favorito

Uno de los más eruditos y próximos a Berlanga en su paso por Castellón es el CRONISTA OFICIAL DE PEÑÍSCOLA, JOAN B. SIMÓ. Publicará este próximo julio un original libro, Conversaciones con Berlanga en Calabuch, resultado de horas de charlas tras los rodajes y a posteriori. Cuando se filmó Calabuch, –pueblo mediterráneo donde se vive con el humor y la amistad por bandera–, Simó recuerda que «apenas tenía siete años. Era un niño y participé como extra en una escena donde salimos corriendo». Pero años más tarde, en 1986, coincidió en una entrevista en la radio con Berlanga y le conoció personalmente. «A Berlanga le fascinó Peñíscola. Su luminosidad. Y su singularidad, el casco antiguo, la Serra d’Irta, el castillo, su historia…En el primer rodaje no había hoteles y en el segundo se hospedó en la Hosteria del Mar. Disfrutaba en Casa Jaime, restaurante que aún conserva en su carta un plato marinero en su honor: el Arroz Berlanga», relata Simó. Ahora, en el marco de las acciones conmemorativas, la Agencia Valenciana de Turismo prepara una guía y una ruta turística para julio, sobre los municipios donde rodó y vínculos con la gastronomía.

Berlanga mantuvo el contacto con Peñíscola, como presidente honorífico del festival de cine; y le rindieron homenajes, como en Benicarló. Simó recuerda cómo en uno de sus encuentros coincidió con Berlanga y el actor Manuel Alexandre en la Hosteria del Mar. «Nos tomo una foto el productor José Luis Olaizola, el ángel protector de Berlanga. A Alexandre lo escogió Berlanga para Calabuch, como el pintor de las S en la barca Esperanza (evitando la censura); y 43 años más tarde le dio otro papel en París-Tombuctú como pintor de un rótulo en un almacén (se rodó en Vinaròs), la palabra Casino, otra vez con la S subliminal», explica Simó. Si algo salía mal durante la jornada de trabajo solía decir: «Esto es una cagada». «Y eso es lo que detecté en el libro Bienvenido Mister Cagada. Memorias caóticas de Luis García Berlanga, del autor Jess Franco. No cita a Peñíscola y la confunde con Benicàssim. Lo hablé con el propio Berlanga. Es una de las anécdotas que recopilaré. Trato de historiar. El libro será un análisis crítico de todo y ahondará en las maravillas de Peñíscola, uno de esos territorios que pasa del silencio al huracán (en plena campaña turística)», destaca el peñiscolano.

¿En qué escenarios rodó? En Calabuch sale el portal de Sant Pere, el museo, el faro o la plaza de Armas con la iglesia de la Ermitana. Y en París-Tombuctú repite la playa sur –con los desfiles de Moros y Cristianos encabezados por la actriz Concha Velasco–, el faro y la plaza de Armas. De hecho, el protagonista va hacia Tombuctú pero a mitad camino para en un pueblo del Mediterráneo, llamado Calabuch.

Guiños al toro y un doblador

El guionista y director era también un aficionado taurino y eso se notó en su filmografía. Convirtió la playa sur de Peñíscola en una plaza de toros. El presidente de la Federación de Bous al Carrer de la Comunitat, Vicente Nogueroles, rememora que «el padre de Alberto Ramírez, empresario de la plaza de toros de Castelló, el conocido matador castellonense Pepe Luis Ramírez, dobló al actor José Luis Ozores en las escenas con la vaquita en Calabuch». «Unió su afición a su profesión. El mundo del toro es protagonista en varias películas, de las más importantes, como La Vaquilla», citó. En su honor, el eslógan de la feria de la plaza de toros de Castelló de este año es Una feria de cine. Y el Circuit Taurí Fundació Satine se engloba en el Año Berlanga. «Comenzó en Vinaròs con una exhibición taurina en la plaza; y seguiremos este verano en otros tres municipios de Castellón, en recintos cerrados. Estamos negociando. La idea es llevar una exposición de fotos y un documental por los pueblos», reseña.

Agenda para rendir culto

El Ayuntamiento de Benicàssim prepara un ciclo de cine durante el evento Belle Époque (del 30 de agosto al 5 de septiembre). Orpesa también le rendirá culto al elaborar un documental y proyectarlo en l’Espai Cultural; una exposición en la Torre del Rey y un concurso de esculturas en el 2022. Lo organiza el consistorio y la antigua directiva del Centro de Iniciativas Turísticas, cuyo miembro, Julián Moreno, recuerda cómo gestaron en la década de los 80 la Semana del Cine y Vídeo de Berlanga. «Le pedimos permiso para que llevara su nombre, le pareció buena idea y asistió a pases. Era un lujo para Orpesa tenerle cada verano. Seguro que en su casa de vacaciones se le ocurrió alguna idea para sus películas. Es admirable cómo esquivó a la censura». Moreno explica que «mandó construir una casa en una cala apartada por Oropesa la Vella, con vistas al mar (y con los años, al puerto deportivo, lo que le restó privacidad y sus descendientes la vendieron a una familia de Vila-real)».

La actriz y comisionada del Año Berlanga, Rosana Pastor, coincide en la aportación de Castellón «a un cineasta nuestro y reconocido internacionalmente. Veraneó en Orpesa y rodó en Peñíscola y Benicàssim». Tras las proyecciones en Castelló capital, se prevén charlas y exposiciones, con implicación del Institut Valencià de Cultura, ayuntamientos o Diputación. Para el 17 de octubre se prevé la lectura dramatizada de El Verdugo en el castillo de Peñíscola; cine de verano al aire libre en pueblos pequeños; material didáctico para colegios e institutos; un concierto de bandas y una adaptación teatral. Ya circula un sello de Correos y no se descarta un espectáculo pirotécnico. Y otra sorpresa, póstuma, es la que ha dado el propio Luis García Berlanga, con uno de los tesoros que custodiaba la caja acorazada del Instituto Cervantes, abierta esta semana: el guión de Viva Rusia.

Fuente: https://www.elperiodicomediterraneo.com