JAVIER NOMDEDEU
El primer lunes de Pascua siempre es uno de los días grandes en l’Alcora. Aunque, por segunda vez consecutiva, la pandemia ha obligado a hacer menos multitudinario este evento marcado en el calendario, las restricciones no evitaron ayer que los vecinos celebraran, con la máxima responsabilidad posible, la Festa del Rotllo y demostraron que sigue muy viva pese al covid. Al no haber confinamiento como en el año pasado, algunos padres no dudaron en vestir a los más pequeños de angelitos como marca la tradición e incluso se acercaron a hacerse fotos en lugares simbólicos como el calvario.
Por mucho que el Ayuntamiento no sufragara los miles de rollos como cuando reinaba la normalidad antes de la irrupción del coronavirus, prácticamente todas las panaderías amasaron igual y vendieron numerosos ejemplares de estos dulces tan típicos, al igual que monas de Pascua, para no fallar a la cita y facilitar que las familias que atavian a sus hijos de angelets pudieran realizarse la foto con el popular rotllo en l’Alcora.
Buscan una mayor catalogación para la fiesta
Así, este lunes se volvió a demostrar que ni el covid puede con una de las tradiciones más queridas y arraigadas en la capital de l’Alcalatén, declarada de interés turístico provincial desde el 2009. El alcalde, Samuel Falomir, luchará para conseguir una catalogación superior y anunció que pedirán al Consell que sea elevada a fiesta de interés turístico autonómico de la Comunitat. Una vez más, el CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA, JOSÉ MANUEL PUCHOL, será el encargado de preparar el expediente para lograr esa distinción.