Arxiu diari: 1 d'abril de 2021

HAGAMOS LA VISTA GORDA

Francisco Perez Puche. Foto de Juan J. Monzó

FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA

Venimos a Valencia a disfrutar», dicen los turistas que aterrizan en Manises, después de darse un madrugón y hacerse más ‘peceerres’ que un futbolista para salir de París, de Frankfurt o Bristol con la maletita a cuestas. Cuando los veo y los oigo, me da un subidón, aunque me entra al mismo tiempo congoja: qué mal, que rematadamente mal tienen que estar en su tierra; y qué bien se supone que estamos aquí, aunque no nos estemos enterando de la estupenda estrategia de combate que aplican las tres damas que tengo en mi altar, doña Ana, doña Mónica y doña Gabriela. Esto es un disfrute…

Sí, incluso en la Alemania de doña Ángela está el bicho rebelde y no dan con la clave de vacunar deprisa y bien, como en Estados Unidos, donde todos los de mi quinta tienen ya las dos banderillas en un antebrazo que empiezan a exhibir al sol. Lo de siempre, una Europa pensatriz y una América resolutiva, vuelve a quedar claro. Por la tierra de Lincoln, vacunan en los aparcamientos, aún a riesgo de francotiradores; por los pagos de Carlomagno, hay que sortear barricadas de protesta para llegar al ambulatorio…

Turistas, turistas. Venga, haremos la vista gorda: ese papel en inglés que exhibe el viajero de la gorra parece que pone que tiene un barco en Denia y que toca ponerle el aceite de verano. Bienvenidos seáis, amigos de la mochila, si dejáis euros, aquí y allá, como las miguitas del cuento: tenemos las botellas a enfriar desde hace más de seis meses. Y como a nosotros no nos dejan comer juntos en casa a dos parejas, ni siquiera padres e hijos, lo más probable es que nos veamos en Terrazalandia. En cualquier sitio, desde Torrevieja a Morella, habrá ocasión. Porque las sombrillas con setas de butano se extienden desde l’Olla hasta Aitana y desde Burriana a Olocau del Rey, que no hay más que elegir, quitar la escarcha y sentarse.

Los americanos ya andan intentando recobrar aquella reserva en Cerdeña que quedó inútil hace un año. «Siamo ancora chiusi…», dicen desde una Italia acantonada ¿Y la Selva Negra? Buf… imposible. Pues habrá que esperar un poco más. Nos aguantaremos las ganas de ver la catedral de Reims, o la locura de Luis II de Baviera, aunque docenas de franceses y alemanes que tampoco han visto lo que tienen se empeñen en meterse en un apartamento de Cullera. El ser humano es imprevisible y una de sus virtudes es ese empeño en cambiar el culo de sitio sin el que América estaría todavía por descubrir.

– Mi tener casa propia en Mallorca… Con grande piscina.

Pues no se hable más. Pase y aligere, que a las dos, en el canal ‘Viajar’, ponen un documental sobre el Rin y sus castillos.

Fuente: https://www.lasprovincias.es

ESPARDENYADES

ANTONIO GASCÓ, CRONISTA OFICIAL DE CASTELLÓ

Castellón en los inicios del siglo XX era una ciudad agraria y su hábitat, perteneciente en una amplia mayoría al sector primario, hablaba en valenciano. El funcionariado, los militares, la iglesia… utilizaban como idioma vehicular el castellano, que gozaba de un prestigio, entre los naturales del terreno, mucho mayor que el de la lengua propia. De hecho muchos castellonenses, con el fin de alcanzar cierta prosapia, trataban de expresarse en ambas, pero la falta de práctica y su poco nivel cultural (casi el 50 % de la población era iletrada) les llevaba a decir auténticos desbarros ( espardenyades ) al expresarse en el lenguaje estatal.

La empleada de hogar de la casa de mis abuelos, la tía María la Rioja , vernácula de pies a cabeza, era uno de esos prototipos. Oí decir a mis mayores que, en cierta ocasión, fue «a la catastro» por una cuestión de su vivienda y volvió muy preocupada, refiriéndole el asunto a mi abuela Consuelo . Contó que los oficinistas la hicieron pasar, de mesa en mesa, preguntándole todos lo mismo: donde vivía. Al escuchar el nombre de la vía pública, indefectiblemente, arrancaban en sonoras carcajadas. Sin inmutarse, la buena mujer contestaba que «al carrer mascle i femella». Su preocupación era el no entender el porqué de las risas. Y la razón era que su domicilio estaba en la calle Vázquez de Mella. Ítem más.

Cuando iba a la iglesia, al cantar el Tantum ergo , en las exposiciones del Santísimo, sustituía el « genitori genitóque, laus et jubilátio » latino, por «que li toque, que li toque, la jubiiiiiilació». Y esta última es todavía peor: en la Salve a la Virgen del Lledó suplantaba la estrofa «Con viva fe y efusión» por «Con vida y fue defunsión (sic)» en una mezcla de castellano y valenciano, bastardeando las dos lenguas. H

Fuente: https://www.elperiodicomediterraneo.com