JOSEP CATALUNYA ALBERT, CRONISTA OFICIAL D’ALGAR DE PALÀNCIA
Algar tenía, y continúa teniendo, una parte importante de sus propiedades agrícolas a la otra parte del río Palancia, en su margen izquierda, razón por la cual era, y es, necesario cruzar el mismo para poder realizar las labores necesarias y la recolección de las cosechas, especialmente de algarrobas, uvas, almendras y olivas, y ahora también cítricos. Históricamente, ello obligaba a los propietarios de las tierras de la margen izquierda a tener que construir por su cuenta periódicamente un frágil y rudimentario puente, denominado popularmente como el “ pont de rames “ que, dadas las frecuentes avenidas del río (normalmente, eran años más lluviosos y todavía no se contaba con ninguna presa o embalse en el cauce del río), era arrastrado por la corriente, siendo necesaria cada vez su reposición, teniendo que pernoctar más de una vez los campesinos en los corrales o casetas de montaña, al otro lado del río, al no poder cruzar este al volver a sus casas cuando tenía lugar una repentina crecida del caudal que daba al traste con el puente.
Los poderes públicos hacían caso omiso de las peticiones de los vecinos de Algar para la construcción de un puente seguro y duradero. En el año 1768, los vecinos decidieron realizar las obras por su cuenta y se inició la construcción de un puente de piedra de un solo arco, puente que no fue terminado ya que una fuerte riada arrancó la obra de carpintería y lo derribó, obligando a tener que volver al viejo sistema del “pont de rames”.
Y así transcurrieron más de cien años hasta que, puestos de acuerdo en junta general, los propietarios de tierras del otro lado del río decidieron afrontar la construcción de un nuevo puente, esta vez de hierro. Según consta en Acta de 23 de mayo de 1890, tuvo lugar en la Sala Capitular del Ayuntamiento, siendo alcalde Francesc Gascó i Molina, una reunión de varios vecinos, los cuales propusieron la realización de las obras que fuesen necesarias hasta dejar terminado un puente sobre el río Palancia, en las afueras del pueblo, a la parte norte, de suficiente resistencia, altura y capacidad para el tránsito de personas, caballerías y carruajes sin peligro alguno.
El protocolo notarial 384, de 17 de agosto de 1890, del Notario de Sagunt, D. Francisco Gonzálbez y López, y el protocolo número 25572 del Archivo del Reino de Valencia, nos ofrecen información detallada sobre la realización de la obra. Tal como se constata en dicha documentación, el día 17 de agosto de 1890, tuvo lugar en Algar una reunión ante el citado Notario, a la que asistieron ciento cincuenta y tres vecinos del pueblo, firmándose un convenio para la construcción del referido puente, en el que se contienen los diversos aspectos concernientes a su llevada a cabo.
En el Archivo Histórico Municipal de Algar existe un documento en el que consta el “repartimiento general” para pagar todos los gastos ocasionados por la construcción del puente. Dicho reparto contiene la relación nominal de los 232 propietarios de tierras del otro lado del río, con el importe detallado de la cuota a satisfacer por los mismos, que oscilaba entre un mínimo de 10 pesetas y un máximo de 677,21 pesetas. El importe total de la obra ascendió a 20.025,34 pesetas. Entre los propietarios contribuyentes, además de los que eran residentes en Algar, figura 1 de Albalat dels Tarongers, 14 de Alfara de la Baronia, 10 de Algimia de Alfara, 9 de Barcelona, 1 de Quart de les Valls, 5 de Sagunt, 2 de Soneja, 2 de Sot de Ferrer, 1 de Requena, 19 de Valencia y 1 de Cirat, entre todos los cuales abonaron un total de 1.268,25 pesetas. La partida de gastos más cuantiosa fue la relativa al pago del hierro necesario, transportes y colocación del puente, que ascendió a la suma de 16.000 pesetas.
Lamentablemente, poco tiempo pudo disfrutar el pueblo de Algar de esta importante mejora. En el año 1896, el río Palancia tuvo una importantísima crecida y el nuevo puente quedó totalmente destruido. Sus vigas de hierro se usaron para la construcción del techo de la antigua cisterna.
Y de nuevo los vecinos de Algar tuvieron que acudir al recurso del “pont de rames” para poder cruzar el río, transcurriendo los años hasta que, por fin, en 1929-1930, previa solicitud del Ayuntamiento, se terminaron las obras, a cargo de la Diputación de Castellón, del actual puente sobre el río Palancia, cuestión que merece que le dediquemos próximamente un comentario especial.