BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT, CRONISTA OFICIAL DE XIXONA.
Una de las fiestas más arraigadas en nuestra Xixona, sin lugar a dudas ,es la de la Candelaria. Esta festividad tiene en la actualidad una significación profundamente cristiana.
La Festividad de la Candelaria marca el fin de un ciclo y el inicio de otro, tanto para la tradición cristiana, como para el mundo mistérico anterior , como para el ciclo de la naturaleza. Para la tradición cristiana esta festividad supone el límite entre el Jesús en el pesebre y el Jesús niño, para la naturaleza este día marca el fin del invierno y relacionado con este hecho existen una serie de ritos de fertilidad y renovación de carácter antiquísimo
Para la Iglesia católica la fiesta de la Candelaria conmemora el acto de la purificación de la Virgen María después del parto de Jesús y el de la presentación de éste en el templo.
La Ley de Moisés prescribía que cuando una mujer había tenido un niño varón debía considerarse impura durante siete días, estando obligada a ir al templo para ser purificada, lo que no podía hacer hasta treinta y tres días después de cumplido aquel septenario. Si el nacido era niña, el tiempo que debía transcurrir hasta ir la madre al templo a purificarse era doble, o sea de sesenta días.
La madre al presentarse en el templo debía llevar un cordero y un palomo o una tórtola para sacrificarlo, pues este era el medio para limpiarse de la mancha del pecado. Si la mujer era pobre, le bastaba con ofrecer dos pichones o dos tórtolas. Hecha la ofrenda, el sacerdote rezaba una oración por la mujer, y así quedaba esta purificada. María se encontró en este último caso. María se sometió a ley mosaica presentando a su hijo al sacerdote, y Dios aprovechó aquella ocasión para que pudieran contemplar al Mesías prometido.
El origen de esta fiesta se pierde en el comienzo de la vida. Esta festividad hay que relacionarla con el transcurrir de las estaciones, ya que sin dudarlo esta fecha el 2 de febrero es considerada popularmente como el final del invierno.
La adopción de esta fiesta de orígenes paganos por el mundo cristiano remontan a los tiempos primogénitos del cristianismo. La Iglesia de Jerusalén en la primera mitad del siglo IV celebraba esta fiesta con una procesión hacia la basílica de la Resurrección de Constantino. De allí, se propagó por todo el orbe católico. En todo el Imperio de Oriente fue introducida por Justiniano I en 542. En occidente fue el papa Gelasio I(492-496)quien introdujo esta celebración para abolir los excesos y las supersticiones de los romanos, que con el nombre de Lupercales eran celebradas en el mes de febrero. La procesión con luces se la encuentra sin interrupción desde principios del siglo V en el Oriente como parte de la fiesta.
El nombre de esta celebración procede de que durante la celebración de la misa se bendecían y entregaban a los fieles unas candelas o velas. Las pequeñas se repartían entre los fieles y las grandes entre el clero, autoridades y aquellas personas que daban una limosna. Después de la bendición se procedía a realizar una procesión en el interior del templo.
Las candelas tenían una triple función; pues servían para: alejar las tempestades y el granizo y las brujas y malos espíritus; para recuperar la salud cuando había caía enfermo y para impedir que el mal y las enfermedades pudieran atacar al ganado.
Las candelas representan la luz y la claridad de Jesús. Tienen que hacerse con cera virgen, ya que simbolizan la pureza virginal de María.
Existía la costumbre de que las mujeres embarazadas, especialmente si están en avanzado estado de gestación, asistieran a la procesión. Ya que creían que podría asegurarles un buen embarazo y un buen parto. Si durante el curso de la misma se les apagaba la candela era señal de que tendría un niño muerto, si llevaban dos candelas encendidas en lugar de un hijo tendrían gemelos. Las mujeres que habían tenido un hijo muerto tenían gran interés en asistir a la procesión; ya que pensaban que su hijo, desde el limbo, veía la lucecita de la candela que su madre llevaba en la mano.
Hasta el día de la Candelaria no se consideraba que las fiestas navideñas habían terminado, ya que las mismas duraban 60 días, desde el 8 de diciembre festividad de la Purísima hasta dicho día. Era también el último día en que se tenía expuesto el belén. Este día se aprovechaba para celebrar una fiesta casera, consistente en cantar las últimas canciones al nacimiento y durante dicha celebración un adulto se daba cuenta que la figura del Jesusito había desaparecido, entonces los niños de la casa se dedicaban a buscarla afanosamente. Transcurrido un cierto tiempo el adulto comentaba que esta figura se había ido del Belén y se había escondido en el bolsillo del niño más pequeño. Entonces, éste rebuscaba en sus bolsillos y encontraba la figura. En este momento se les explicaba que ese día se había calzado a Jesús, que era ya un hombrecito, y que podía cuidarse sólo; por eso se había escapado del Belén. Desde aquel día había que adorar a Jesús no ya como un niño sino como un hombre y por eso ya nos podíamos deshacer del Belén y ponerlo en los altares.
Relacionado con la suposición de que este día marcaba el fin del invierno y el inicio de la primavera está una creencia muy antigua y común a muchos pueblos europeos , que dice , que en el día de la Candelaria el oso, que ha estado todo el invierno durmiendo dentro de su cueva, se despierta. Saca la pata fuera de la cueva y si llueve o hace mal tiempo sale de su cueva y hace vida normal; pero si hace buen tiempo, se vuelve a acostar y duerme durante cuarenta días más. El oso simboliza el genio de la naturaleza, que pasa como dormida los fríos del duro invierno y que revive con el buen tiempo, representado por la lluvia fecundadora y vivificadora. En la literatura popular existen una serie de refranes que apoyan esta suposición ,como:
”Quan la Candelera plora, // l’hivern ja és fora, // i si no plora, // ni dins ni fora”.
“Quan la Candelera plora, // el fred és fora; // quan la Candelera riu; // el fred és viu; // tant si plora com si riu // ja ve l’estiu”.
“Si per la Candelària neva, trenta dies mes estarem en ella”.
Otras tradiciones relacionadas con este día son las siguientes. Cuando la Virgen María iba a presentar a Jesús al templo, la lechuza desde la cima de un árbol, al verlos pasar, y para expresar su admiración y alegría hizo: u,u,u,u,u,u,u,u, y el niño se asustó y comenzó a llorar. María la maldijo y la condenó a volar sólo de noche y poder salir durante el día y a rondar por los cementerios. Durante este trayecto la Madre de Dios se sintió cansada y se sentó al pie de un granado, el cual bajo sus ramas para hacerlos de dosel y abrigarlos. La Virgen , en agradecimiento , lo bendijo.
Hoy es el día en que florece el romero. Según la tradición la Virgen lavaba la ropa de Jesús todos los sábados. Al ir a tenderla todas las plantas se encogieron, para que la humedad no les perjudicara debido al frío intenso de aquella época. El romero, generoso, extendió a un si cabe más sus ramas y llamó a María para que pusiera sobre él la ropa de Jesús. La Virgen le concedió el don de poder florecer en cada una de las cuatro fiesta de la Virgen María. Por su parte el sol salía cada sábado para así poder secar la ropa del niño Jesús. De aquí procede el refrán:
“No hi ha dissabte sense sol, // ni viudeta sense dol, // ni donzella sense amor, // ni pena sense dolor.
También se pensaba que en el día de la Candelaria se casaban los pájaros y que por tanto era pecado salir a cazarlos.