BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT, CRONISTA OFICIAL DE XIXONA.
Ahora que nos ha visitado la borrasca Filomena es importante conocer que pasó durante la gran nevada o la nevá grossa que afectó a nuestras tierras entre el 25 y el 27 de diciembre de 1926. Señalaba El Luchador cómo “desde el Benacantil se divisa en toda su extensión la copiosa nevada. Desde el Garbinet hasta Aitana, pasando por Puig Campana, el Maigmó y la Carrasqueta, todas las montañas aparecían con mantos de armiño blanco”. Un resumen de lo acontecido en Alicante y Alcoy lo tenéis en https://bgarrigos07.wordpress.com/2021/01/08/la-nevada-de-las-navidades-de-1926-i-alicante-y-alcoy/
Parece ser que la nevada en la ciudad de Xixona se produjo el mismo día de Navidad, al igual que en Alcoy. El temporal de nieve vino acompañado por fuertes ráfagas de viento que provocaron incluso el derribo de numerosos postes del tendido eléctrico dejando a la ciudad sin servicio de alumbrado público hasta la noche del 3 de enero de 1927.
La nieve cubrió todas las calles de la ciudad. Según algunos medios de comunicación, la nieve alcanzó el metro y medio, cifra que parece excesiva y cayó durante 36 horas, es decir los días 25 y 26 de diciembre.
También sabemos que en la tarde día 29 de diciembre volvió a nevar en la Carrasqueta. La nieve en esta montaña alcanzó cotas impensables: “En la hondonada de la Carrasqueta de Jijona la nieve ha llegado a tener una altura de cuatro metros”. El día 29 de diciembre algunos trabajadores de la compañía telefónica informaron que: “hay ventisqueros que imponen, que dan horror mirarlos, que tiene más de dos metros de nieve”. Incluso se decía el 2 de enero, una semana después de que cayera la nieve, que los automóviles podía llegar a la Venta Teresa, sin embargo a partir de este punto era imposible seguir porque: ”las masas de nieve con una altura de noventa y cinco centímetros”. Ello se debía a que nevó más días que en la propia Xixona. Sabemos que a las tres de la tarde del día 29 volvió a precipitarse la nieve.
La prensa estaba preocupada por la gran cantidad de nieve que cayó en la Carrasqueta. Se temía que se pudieran haber producido algunas muertes, porque algunos pastores estuvieron varios días incomunicados y porque los blancos copos pillaron de improviso a algunos viajeros: “ha quedado al descubierto el toldo de un carro oculto por la nieve, ignorándose la suerte que hayan corrido sus conductores, ocupantes y caballerías”. Incluso desde las páginas de El Luchador se llegó a pedir a las autoridades que partiera algún avión hacia La Carrasqueta en búsqueda de supervivientes. Lo cierto es que no conocemos ningún caso de fallecimiento por la nevada en la Carrasqueta.
Evidentemente ante tan sumo desastre las autoridades no estaban lo suficientemente preparadas. En este caso la prensa provincial no se puso de acuerdo en valorar la actuación del consistorio municipal, puesto que mientras El Luchador acusaba al alcalde de cierta pasividad, El Diario de Alicante elogiaba su rápida actuación. Lo que sí que es cierto es que sorprende el escaso tratamiento que se le dio a este asunto en los órganos directores de la ciudad: el pleno y la comisión municipal permanente, puesto que sólo se trató en la sesión del 30 de diciembre de 1926 de esta última comisión y únicamente se aprobó la relación de gastos ocasionados por la retirada de la nieve y la compra de productos de primera necesidad.
La actividad del consistorio estuvo encaminada en una doble actuación: retirar la nieve de la calzada y atender a los más necesitados.
Los días 25 y 26 de diciembre el consistorio contrató a un total de 40 personas que estuvieron limpiando las calles, aunque posiblemente la fuerza del temporal hizo que no consiguieran despejar por completo de nieve todas las calles, como así se desprende de una información facilitada por El Luchador, cuando el día 27 se dirigió a Xixona un periodista con “el magnífico Studebacker de don Francisco Ayela” y no pudieron seguir: “Pero una vez en Jijona, pasado su puente y al llegar a la primera plazoleta de la fuente, no hubo otro medio que, a grandes esfuerzos dar la vuelta y desistir del empeño regresando a Alicante.
Los inconvenientes hasta el pueblo fueron vencidos. Pero en Jijona, dentro del pueblo, no quiso o no pudo el Alcalde dejar expedita siquiera la calle principal y era de ver cómo los vecinos asomados a sus ventanas contemplaban nuestra llegada asombrados de tal arrojo. Toda la carretera estaba mejor que la calle del pueblo. ¡Qué honor para aquel alcalde!”.
Los trabajos para retirar la nieve continuaron del 27 al 31 de diciembre de 1926. La relación de jornales que se pagaron durante estos días es la siguiente, el lunes 27 se pagaron 15 jornales; el martes, 23 jornales; el miércoles 23 jornales y medio; el jueves 3 jornales y medio y el viernes 2 jornales y 2 medios jornales. Se sufragaron un total de 1.016 pesetas a los trabajadores que retiraron la nieve desde el 25 al 31 de diciembre.
El 3 de enero ya se podía circular sin ningún inconveniente por todas las calles de la ciudad.
El ayuntamiento repartió raciones de comida entre los más necesitados y la Cruz Roja atendió a los más desvalidos de las zonas altas de Xixona. El Ayuntamiento compró el 29 de diciembre 50 kg de patatas a Francisco Garrigós Morant, vendedor de frutas y hortalizas, especialidad en uva Valensí. Desconocemos si junto a las patatas se sirvió algún alimento más.
La caída de la nieve normalmente se asocia con sus efectos beneficiosos sobre la agricultura, como así nos lo recuerda el refrán: Año de nieves, año de bienes; sin embargo, la gran cantidad de nieve y sobre todo el fuerte temporal de lluvia y viento que la acompañó provocó pérdidas en los cultivos, como así destaca la prensa provincial: “Los daños causados en las viñas y hortalizas de Jijona son importantísimos”.. Otra pérdida afectó al sector ganadero. Francisco Riera, carnicero de Jijona tenía un ganado lanar en su finca de la Peña Redona. La noche anterior a la copiosa nevada mandó encerrarlo en su casa de campo. Tras finalizar la tormenta intentó en diversas ocasiones llegar a su propiedad para suministrar pasto al ganado y comprobar que los pastores se hallaban bien. A pesar de sus esfuerzos, el día 29 de diciembre, 4 días después de la gran nevada, aún no lo había podido hacer, por lo que temía que el ganado hubiera perecido y “habrá perdido con su desaparición, más de 4.000 duros”.
La nieve también tiene una cara bondadosa y en la actualidad cuando caen algunos copos en la Carrasqueta, esta se convierte en una especie de imán turístico respecto a los habitantes de la capital, quienes, casi en peregrinación, toman la CV 800 y se dirigen al puerto para disfrutar de ella durante algunas horas.
Este fenómeno ya se producía en 1926. Conocemos que el día 27 de diciembre un periodista de El Luchador con el magnífico Studebacker de don Francisco Ayela abandonó la capital provincial y se dirigió rumbo a la Carrasqueta a contemplar el fenómeno meteorológico. Ya pudo contemplar la nieve a las afueras de Muchamiel y poco a poco se fue haciendo más difícil el viaje puesto que la nieve cubrió el asfalto y sólo se podía avanzar siguiendo las huellas de otros vehículos hasta llegar a las cercanías de Xixona. Allí salió a su encuentro el señor Guillen Tato, para advertirles de la imposibilidad de continuar, puesto que el mismo se hallaba bloqueado por la nieve. También se había quedado parado el vehículo del doctor Montesinos. Tras ayudarles a sacar sus automóviles de la nieve comprobaron la imposibilidad de continuar: “Pero una vez en Jijona, pasado su puente y al llegar a la primera plazoleta de la fuente, no hubo otro medio que, a grandes esfuerzos dar la vuelta y desistir del empeño regresando a Alicante”. Cuando regresaban a Alicante observaron como se había formado una caravana de intrépidos excursionista que se encaminaban hacia la Carrasqueta y que seguramente corrieron la misma suerte que ellos.
En domingo día 2 de enero volvieron los turistas alicantinos que en esta ocasión llegaron hasta la “venta de Santa Teresa” donde ya no pudieron pasar con sus vehículos, pero eso no los hizo desistir pues: “Se formaron numerosos grupos de alpinistas que ascendieron por la cumbre nevada”.
Poco a poco los jijonencos fueron recuperando la calma y según manifestaciones realizadas por el alcalde al periódico El Luchador el día 31 de diciembre de 1926 se volvía a la normalidad: “El grave trance que le hizo pasar la nevada se ha esfumado sin consecuencias irreparables”. Sin embargo, la comunicación terrestre a través de la Carrasqueta tardaría en producirse como así se indicaba en el periódico El Luchador el 10 de enero de 1927.