
J.V. CALATAYUD CASES, CRONISTA OFICIAL DE RIBARROJA
LA PERIPECIA
Entre los contados papeles recuperados del archivo del Cronista Salvador Cerveró quien fue también apoderado del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico en los años cincuenta del siglo veinte se encuentra una copia del Acta levantada a propósito del derribo de la caseta de acceso a la cisterna del pueblo que fue puesta en funcionamiento en 1762 bajo los auspicios de Juan Francisco de Güemes y Horcasitas, primer conde de Revillagigedo.
En el Acta levantada el tres de octubre de 1953, en el ayuntamiento, figura que se reúnen el alcalde Salvador Martí Pedrosy el propio SalvadorCerveró Ferrer, ante los que comparece Vicente Folgado Martí, maestro albañil, a propósito de quién le había ordenado el mencionado derribo, manifestando éste que fue doña Milagros Sanz Monzó quien lo hizo cuando trabajaba para ella en setiembre de 1949, pero que se hizo con autorización escrita del ayuntamiento y que se había limitado a sacar una serie de grandes piedras y rellenar de escombro el acceso bajo cota de calle, dejando fuera dichas piedras y estando ya derruido el tramo superior de la bóveda de la escalera de acceso, según manifestaba. Del acta levantada se dio traslado al delegado regional del Patrimonio Artístico Nacional.
En un informe adjunto fechado el mismo día tres y mecanografiado por el propio señor Cerveró, se detalla como él mismo y Salvador Ruiz Ballester, a la sazón concejal del ayuntamiento y maestro de obras municipales se personaron en la calle Horno Viejo para revisary retirar las piedras que habían sido apartadas allí, tratándose de un escudo de piedra, unas piedras de cierto tamaño que conformaron los escalones y una lápida de dos metros treinta y ocho por cincuenta y cuatro centímetros. Por su peso y tamaño las piedras, una vez inventariadas, quedaron arrimadas en el mismo lugar.
El informe mencionado dedica la primera páginaa la descripción del escudo que en ese momento media 80 x 60 x 20 cm., habiendo sufrido posteriormente la pérdida de algunos trozos en el continuo trasiego al que fue sometido desde esa fecha. No vamos a copiar aquí la descripción puesto que el cronista Cerveró al no tener conocimientos de heráldica hace un relato de lo que cree ver, siendo algunos motivos correctamente descritos y otros no.
A continuación describe las piedras de los escalones y la lápida, que en aquel momento estaba integra aunque, como le sucedió al escudo que ha ido perdiendo pedazos, los diversos trasiegos originaron que acabase partida en dos y con una ligera pérdida en la línea de rotura, no nos ocupamos de ella en este estudio, pero Cerveró comenta que la lápida debió estar como dintel en la caseta de acceso a la cisterna y el escudo encima, aunque sabemos ahora que el escudo se labró para otro lugar siendo ambos de fecha distinta (1762 y 1897 respectivamente)
Con el paso del tiempo se perdió la memoria de la antigua cisterna y de las piedras, llegando casi a olvidarse la existencia de aquella y el paradero de estas. Años después, estando las escuelas parroquiales en la plaza del ayuntamiento, Salvador Silvestre Larrea, maestro en las mismas, en una salida con alumnos hacia el casco viejo se fijó en las piedras cerca del Pou de Baixy viendo los dibujos del escudo decidieron ingeniárselas para subirlo hasta la escuela; en el año setenta y uno las aulas de las escuelas parroquiales se trasladaron al Instituty el escudo de piedra quedó arrinconado en el edificio que pasó a ser utilizado como Club Juvenil parroquial.
Sin tener mucha idea en aquellos momentos de lo que el escudo representaba pero considerando por su apariencia que debía evitarse su pérdida o abandono en vistas de que iba a producirse una rehabilitación del edificio para dedicarlo a Casa Abadía lo comuniqué al ayuntamiento que en Comisión Permanente de veintiuno de mayo de 1980 aprobó solicitar al cura párroco autorización para recoger “el escudo de la villa que está en las escuelas parroquiales” y que se recogieran y se buscase el “aprovechamiento de todos los sillares de carácter histórico local”
Escudo y lápida volvieron a dormir el sueño de los justos durante quince años hasta que presenté un informe el veinte de octubre de 1995 para que el ayuntamiento lo reservara y dejara de servir de soporte de un panel a la entrada del consistorio; en ese momento ya se indicaba que podría tratarse del escudo que según la documentación que Enrique Jarabú y yo habíamos consultado en el archivo parroquial y según un escrito de Salvador Cerveró, “Batejat soc en ta Pila” se habría hecho labrar en 1897 para colocar en el presbiterio de la iglesia parroquial.
El veintidós de abril de 1997 presenté un nuevo informe como consecuencia de haber localizado en el archivo municipal copia de los escritos de Cerveró que he mencionado al principio; el escudo acabó en un almacén municipal donde sirvió de mesa de improvisados almuerzos y aparador de polvo así como cenicero mientras seguía deteriorándose dada la fragilidad de la piedra caliza.
Finalmente en marzo de 2010 se inauguró la rehabilitación de la cisterna y se reconstruyó la caseta de acceso situando sobre la puerta la lápida, quedando el escudo sobre la escalera de acceso frente a la entrada desde la calle.
LAS FIESTAS DEL CENTENARIO Y EL ESCUDODEL PRESBITERIO
Según las notas tomadas por Enrique Jarabú en octubre de 1995, en el escrito redactado por Salvador Cerveró Ferrer en julio de 1933con el lema “Batejat soc en ta Pila”con información obtenida en el archivo parroquial se menciona cómo el trece de enero de 1897 se había producido una junta general a la que asistieron el señor cura, representantes del ayuntamiento y de la junta de fábrica así como de los principales contribuyentes en la que el señor cura propuso nombrar al señor conde de Revillagigedo como clavario mayor de unas fiestas que se celebrarían el diez de octubre de ese año con ocasión del centenario de la Traslación y que
por lo enlazado que va su nombre con la historia de la villa, de la cual ha sido dueño y señor y por la parte principalísima que siempre ha tenido desde el principio hasta la terminación de este templo parroquial, por lo cual ha merecido que su escudo condal se esculpiera en la parte culminante del altar mayor…
el señor conde aceptó la invitación y ofreció mil reales para los festejos y dos mil parala terminación de la obra que seestaba haciendo en la iglesia.
Hace unos años el ayuntamiento de Riba-roja tuvo la ocasión de contactar de nuevo con la casa de los condes de Revillagigedo y, gracias a los contactos habidos, don Álvaro Armada y Barcáiztegui, conde de Güemes en aquel momento tuvo el gesto de aportar un copia de los rollos de microfilm que contenían buena parte de la documentación del archivo Revillagigedo referida a la baronía de Riba-roja, que pudo digitalizarse con su autorización. En dicha documentación y en el legajo once, número dos,se encuentra la carpeta que recogeel episodio del nombramiento mencionado.
Pese a que la documentación recuerda las notas obtenidas en el archivo parroquial su singularidad reside en que contiene la correspondencia original firmada por Francisco Poquet, cura ecónomo, Joaquín Pedrós, alcalde y Salvador Peydró, secretario; la carta es del siete de enero y aclara que la Junta tuvo lugar el día uno y se hizo pública “desde el púlpito” el día seis. En la carta se menciona que “agradecida a tanto desprendimiento ha puesto sobre el altar mayor el escudo de su señor y dueño Excmo Sr. conde de Revillagigedo”.
La carpeta contiene una carta del apoderado, Tomás Sebastián, en la que informa del cursode asuntos de las baronías de Benilloba y Riba-roja, empezando por ésta en relación a la marcha de las obras para el centenario en la iglesia en el mes de mayo; así menciona obras en el presbiterio, la terminación de la segunda torre, el enlucido de la fachada y la donación de una estatua del Sagrado Corazón por el señor Pastor, así como del apostolado completo a costa de diversos devotos y terratenientes, de los que cita a Fernando María Pastor (colegio y asilo convento), Ibáñez de Lara (Mas de Escoto) y Nocedal(masía de Poyo).
Se mencionan también otra serie de donativos, pero lo que nos interesa saber en resumen que un escudo de los condes de Revillagigedo labrado en piedra estaba ya efectivamente colocado en algún lugar preeminente en el presbiterio sobre el altar mayor el uno de enero de 1897, así como que los doce apóstoles, estaban colocados en sus nichos en la iglesia a mitad de dicho año, por lo que veremos más adelante.
EL ESCUDO LABRADO EN PIEDRA
Tenemos por tanto que en Riba-roja existe un escudo de piedra localizado actualmente a la entrada de la cisterna y reputado como que había estado situado allí en la fachada de acceso original al menos en 1949 y, por otro lado, que en 1897 había un escudo labrado en piedra en algún lugar del presbiterio “sobre el altar mayor” y que no existe en la actualidad sin que se sepa que sucedió con ély donde pudiera encontrarse.
Por suerte hay documentación escalonada en el tiempo que nos permite aventurar conclusiones respecto al escudo que “se puso” sobre el altar mayor:
a)Los planos originales de Vicente Gascó de finales del siglo XVIII. En el perfil cortado que permite ver la propuesta para el presbiterio se aprecia el altar tridentino, sobre él el sagrario, a continuación el nicho para la imagen titular, una cenefa corrida sin más y sobre el ánditodos grandes figuras de ángeles tenantes con el escudo mariano coronado.
b)Una foto presuntamente datada en el momento del centenario, lo que parece cierto por determinados detalles como la suntuosa sillería del altar mayor y otros;en todo caso lo interesante es que la foto es anterior a la guerra civil española. También es importante que se trate de una foto de una calidad envidiable para la época por el campo que abarca en el interior y porque permite una ampliación apreciable (trabajando con copia de copia) sin pixelarse, lo que deja apreciar ciertos detalles.
En la foto se puede comprobar que se han seguido los planos con bastante fidelidad en la parte del presbiterio, están los ángeles pero en el centro de la cenefa hay ahora un escudo, cuyos detalles no se aprecian por lo que habría que tratar de contrastar sus medidas para versi podría corresponderse con el que conocemos en la actualidad.
c)Lo anterior puede compararse con fotos posteriores a la guerra; así en otra foto de los sesenta se pueden apreciar cambios importantes, se ha colocado la mesa del altar separada del fondo siguiendo las nuevas normas del Concilio Vaticano II, la cenefa tiene un adorno central pero de tamaño ajustado al resto y no es un escudo, los ángeles siguen allí pero observando la foto con atención se observa que no son como los originales, aparentando haber sido voluntariosamente “recompuestos” pero sin mucha pericia.
En la iglesia también han desaparecido las estatuas de los apóstoles. Actualmente los ángeles han sido suprimidos por su estado y por ocultar parte de las pinturas murales de la bóveda cuando fueron restauradas.
Lo anterior permite conjeturar que el escudo de piedra que “se puso” sobre el altar mayor en 1897, estuvo en el centro de la cenefa sobre el altar, bajo el ándito y desapareció de allí probablemente durante la guerra, como sucedió con los apóstoles y como parece fueron mutilados los ángeles de la bóveda y si se mantuvo durante la contienda, en todo caso había desaparecido de su lugar al menos antes de 1949 cuando apareció enla cisterna, puesto que parece evidente que se trataría del mismo escudo; queda la cuestión de cómo pudo llegar desde su lugar original al suelo porque tratándose de piedra caliza, aunque tiene desperfectos, de haber sido arrancado se habría destrozado al caer de tanta altura.
Y ya hemos dicho que en la foto del altar mayor de 1897 aparece en la cenefa un escudo, lo que ha sido confirmado por testimonios orales de gente de avanzada edad, si bien ni la foto ni los testimonios pueden aclarar sus detalles; actualmente no hay base documental para pensar que hubiera dos escudos de piedra similares porque en la documentación ni en el archivo Revillagigedo ha aparecido mención alguna.
Teniendo en cuenta que el escudo labrado en piedra se colocó en 1897 siendo conde de Revillagigedo (VI) don Álvaro Armada Fernández de Córdoba y no se corresponde con sus apellidos, y pese a que los dos primeros cuarteles son los de Güemes y Horcasitas el todo tampoco corresponde al primer conde de Revillagigedo, siendo el detentador del escudo don Álvaro Armada y Fernández de Córdoba queda por analizarlas distintas ramas familiares para poder entender cómo se gestó el escudo que actualmente está en la cisterna y cuáles son los motivos que justificarían dicho escudo de armas por los linajes representados de acuerdo a los emblemas heráldicos y ornamentos exteriores que contiene.
LOS LINAJES
Don Álvaro Gonzalo Juan Fernando Tristán Sancho Antonio Rodrigo Diego Pelayo Rainiero Mendo Nuño Gabriel García Raimundo Jaime de Armada, Fernández de Córdoba, Valdés y Güemesnació en Gijón (Asturias) el ocho de febrero de 1843. […]
VI conde de Revillagigedo(R.C.S. de 5 de agosto de 1871), Grande de España, VII marqués de San Estebandel Mar de Natahoyo(R.C.S.de 17 de febrero de 1890), IV condede Güemes(desde 1871), XVII Adelantado Mayor de la Florida, marqués de Canillejas (que cedió a su hermana Isabel), Caballero de la Orden de Montesa (1897) y de la Orden de Carlos III (1899). Caballero de la Real Maestranza de Valencia (1833). Gentilhombre de Cámara de S.M. con ejercicio y servidumbre. Coronel honorario de Artillería, con uso de uniforme. Senador vitalicio de Gijón. Diputado a Cortes.[…]
Casó […] el 29 de mayo de 1872 con doña Maríadel Carmen Rafaela Ignacia Romana Lopa Josefa Petra Antonia Luisa Fernanda de los Ríos Enríquez, Miranda de Grado, Valdés y Valdés. […]
Don Álvaro falleció en Deva (Gijón) el 23 de setiembre de 1907.
El texto anterior representa literalmente la primera parte de la contraportada del libro “Las noticias sobre la familia Armada. Los protagonistas. Condes de Revillagigedo” cuya autoría (figura como anónimo)es de uno de sus descendientes recientes y fue publicado en Madrid en 2002. En él hemos marcado en negrita elementos que intervienen en el desentrañamiento de diversos elementos del escudo que se encuentra actualmente en la Cisterna de Riba-roja. A estos elementos cabría añadir la mención de sus abuelos paternos y de sus padres, marcando igualmente en negrita los elementos clave; el abuelo fue Juan Antonio Armada Ibáñez de Mondragón y Guerra siendo la abuela María del Rosario Benita Fernanda Valdés-Inclány Ramírez de Jove; a su vez los padres fueron Álvaro José María Benito Armada Valdés-Ibáñez de Mondragón y Ramírez de Jove y María Manuela de la Paciencia Fernández de Córdoba y Güemes.
La familia es Armada pero en nuestro caso intervienen cinco ramas, los Armada, Valdés, Ramírez de Jove, Ríos Enríquez y Güemes(Revillagigedo).
Fuente: http://www.ribarroja.es