JOSEP CATALUNYA ALBERT, CRONISTA OFICIAL D’ALGAR DE PALÀNCIA
El sacerdote valenciano Enrique Reig i Casanova fue nombrado obispo de Barcelona el 28 de mayo de 1914 y, años después, arzobispo de Valencia, en la que hizo su entrada como tal el 27 de junio de 1920. El papa Pío XI lo nombró cardenal el 11 de diciembre de 1922, pasando tres días después a ser arzobispo de Toledo y cardenal primado, si bien permaneció en Valencia hasta mediados de 1923, pudiendo coronar antes a la Virgen de los Desamparados en mayo de este último año. En Valencia, como sabemos, le ha sido dedicada una importante calle, la Avenida del Primado Reig.
Como arzobispo de Valencia, el día 2 de noviembre de 1920, Reig i Casanova realizó una visita pastoral a la parroquia de Nuestra Señora de la Merced de Algar.
El prelado llegó en tren a la estación de ferrocarril de Algar ( a un kilómetro del casco urbano) acompañado del arcipreste del distrito, Juan Bautista Vidal Climent, su capellán, Francisco Vidal Soler, y el secretario, Joaquín Belda. En la propia estación fue recibido por el juez municipal de Algar, Pío Gascó Dasí, y por una comisión de concejales, con la banda de música de Alfara de Torres-Torres ( el municipio de Alfara de la Baronia se llamaba entonces “Alfara de Torres-Torres”) que interpretó la Marcha Real, protocolo al parecer obligado en honor de los arzobispos, acompañándole después todos en carruajes previamente dispuestos hasta la entrada del pueblo, donde esperaba el Ayuntamiento en corporación, el señor cura párroco, Miguel Martín Polo, revestido de capa pluvial y cruz alzada, los misioneros del triduo preparatorio de la vista arzobispal, las asociaciones religiosas locales y el vecindario, que le recibió, tal como se reseña en el Acta de la visita, con vivas y aplausos. Hay que decir que dos cosas llaman nuestra atención: por una parte, que la centenaria banda de música de Algar no estuviese en este acto de bienvenida, y, por otra parte, que en el Acta de la visita, redactada por el secretario del arzobispo, no se mencione al alcalde de Algar, Emilio Meliá Mora, ignorándose los motivos (¿ Estuvo realmente presente el alcalde, y se omitió este dato, o es que el mismo no asistió al acto porque no pudo o no quiso estar presente por sus convicciones personales ?).
Según consta en el Acta de la visita pastoral, que se conserva en los libros sacramentales de la parroquia, el arzobispo,
“ revestido de pontifical en el altar preparado al efecto, después de adorar el
Lignum Crucis, que le presentó el citado Sr. Cura, organizose la comitiva, en
ordenada procesión, que se puso en marcha en dirección a la Iglesia Parroquial,
cantándose el Benedictus alternando con la música.
En la entrada del templo se observaron las ceremonias de la rúbrica, entonándose
el Te Deum, mientras continuaba S.R. bajo palio hasta llegar al altar mayor
donde se recitaron las preces y oraciones del Ritual, dando la bendición. Leído
seguidamente desde el púlpito el Edicto de la Santa Visita, dirigió el Rmo. Prelado
la palabra al pueblo allí reunido, agradeciendo a todos el solemne y entusiasta
recibimiento que le había dispensado, exhortando a todos a unirse con Jesús por
el sacramento de la Eucaristía e invitándole a la asistencia a cada uno de los
actos de la Santa Visita, especialmente a la Misa de comunión general que se
celebrará el día siguiente; terminando tan solemne acto con la publicación de las
Indulgencias concedidas y la solemne bendición pastoral “.
La visita continuó el día siguiente. Alas 7,30 horas, el arzobispo celebró una misa, comulgando 133 personas (Algar tenía entonces una población de 603 habitantes) ; también procedió a la confirmación de 72 personas, 41 varones y 32 mujeres ( hacía 10 años desde la última confirmación) siendo padrino de la misma el juez municipal, Pío Gascó Dasí, y madrina la esposa del alcalde, Adela Aguilar Sebastián.
El arzobispo tomó razón de los libros sacramentales de la parroquia, que comprenden el Racional, Cuentas de Culto y Fábrica, Matrícula Parroquial, Boletín, Asociaciones, Inventario y Quinque Libri -bautizos, defunciones, matrimonios, confirmaciones y excomuniones-, todos los cuales se conservan en su integridad desde el siglo XVII, en que tuvo lugar la expulsión de los moriscos y la repoblación del pueblo con 26 familias de cristianos viejos, aunque actualmente los originales se encuentran en el Archivo Diocesano de Valencia. Se hizo constar, no obstante, que las inscripciones no se hacían por duplicado, tal como se establece en el canon 470 del Código de Derecho Canónico, requiriendo al párroco para su debido cumplimiento.
Reig i Casanova visitó igualmente la Casa Abadía, que se encontraba en buen estado de conservación, y el huerto anexo a la misma, llamado de San Antonio, de una superficie de una hanegada y tres cuartones, plantado de naranjos, con la obligación del párroco de invertir el producto líquido en la celebración de misas rezadas.
No pudo faltar, como es lógico, una visita a las Escuelas Públicas de niños y niñas, en la que estos ofrecieron una pequeña velada literaria. Por último, el arzobispo se entrevistó con representantes de las asociaciones religiosas locales, la Cofradía de Nta. Sra. de la Merced y la Asociación de Hijas de María, concluyendo con ello los actos relativos a esta visita pastoral.