REFORMA DE EDIFICIOS PÚBLICOS EN LA DÉCADA DE 1780


Carrer Trinquet donde se ubicaba el trinquete para el juego de pelota y el matadero.

BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT. CRONISTA OFICIAL DE XIXONA.

Don Juan José Pérez, corregidor de Xixona, quien ocupó el cargo entre el 17 de marzo de 1784 y el 2 de agosto de 1786, llevó a término algunas obras públicas y planteó una serie de actuaciones a realizar en edificios públicos de la localidad.

Al llegar a la ciudad había encontrado la iglesia parroquial “llena de humedades, de inmundicias y hedor, que retrae a la gente de la concurrencia, por efectuarse en la misma todavía los enterramientos, y muy superficialmente”.

El templo jijonenco se hallaba en obras debido a que se había acordado en fechas anteriores construir la Capilla de la Comunión, situada entrando a mano izquierda, hacia el Este, donde existía un pequeño cementerio junto a la iglesia. Este espacio estaba limitado al norte por la floración de la peña en la confluencia de las calles Fossar y Galera. Estas obras no finalizarían hasta el inicio del siglo siguiente.

Para solucionar este grave problema había comenzado a sustituir el pavimento de tierra por otro de ladrillo sufragando este gasto con las donaciones realizadas por diferentes particulares: “fiando su coste a la limosna propia (de la Iglesia Parroquial) y a la que se recogiese de los vecinos y que, en efecto, con los cavalleros regidores, síndicos y escribano que están presentes y en compañía del cura párroco, que antecedentemente se havia puesto de acuerdo, se havía precedido ya, como era notorio, a dar buelta por la ciudad y recogidos en ella algunas limosnas” . El corregidor en su informe de final de mandato indicaba que en la iglesia ya se encontraban las baldosas necesarias.

También proponía la necesidad de construir un cementerio y dejar de enterrar a los muertos en la iglesia parroquial. En aquel tiempo era costumbre de soterrar a las familias pudientes en los templos: iglesia vieja, que estaba casi colapsada; el convento de Nuestra Señora de Orito y la iglesia parroquial. Junto al espacio en el que se construía la capilla de la Comunión existía un pequeño cementerio. Entrando a la derecha junto al campanario estaba la entrada al Vas de les Animes, en que se continuaban enterrando.

La idea de construir un cementerio a extramuros de la ciudad debió ser premonitoria puesto que un año después de abandonar Xixona, el 3 de abril de 1787 Carlos III publicó una Real Cédula para incentivar la construcción de cementerios y evitar los enterramientos en los lugares sagrados. Esta orden fue analizada por los regidores municipales en su sesión del 30 de abril, aunque no se pudo satisfacer hasta muchos años después .

Uno de los objetivos prioritarios que marcó el corregidor era la reedificación del Ayuntamiento, situado en el espacio que ocupa actualmente la plaçeta de la presó y parte del edificio Gran Sol, y la mejora de las cárceles utilizando el solar que ocupan el antiguo edificio, las carnicerías y la prisión. La visión que el corregidor nos presenta de las cárceles situada en los sótanos del consistorio es demoledora: “consisten en un pequeñísimo e inmundo calabozo subterráneo y en otra pieza chica y poco segura; ambas prisiones sin ventilación, sin comodidad y desahogos, más propias para afligir y acabar con la vida de los reos que para custodiarles”.

El hospital de transeúntes se hallaba posiblemente al final de la actual calle Trinquete y en parte de la calle San Pascual. Fue construido en la edad media y junto a él estaba el matadero y una carnicería. Su estado era bochornoso: “Su edificio, pegado al matadero, participa de sus hálitos poco saludables. Por ser antiguo y mal dotado, sólo sirve para cubierto de los pasajeros, que, por tenerlo sin coste, quizá con malicia, lo prefieren a la comodidad de toda posada o para recoger a algún enfermo de aquellas, sin que aproveche para los de la ciudad, quienes, en parte por horror a la miseria que presenta, y en parte por preocupación, rehúsan el que se les asista en él”. El corregidor postulaba su desmantelamiento y, en su solar, instalar el matadero y la carnicería municipal.

El corregidor proponía la realización de obras en la iglesia parroquial y en el hospital porque estaban bajo el patronazgo del ayuntamiento, y era este quien debía correr con los gastos de mantenimiento.

Para dar la atención sanitaria proponía la construcción de un nuevo hospital en la zona de los Andadores destinando alguna de sus salas para la atención sanitaria de los pobres y otras para las escuelas de niños y niñas.

Desafortunadamente muchas de estas proposiciones quedaron en un cajón o su ejecución se demoró muchísimo en el tiempo.

Fuente: https://bgarrigos07.wordpress.com