Arxiu diari: 1 de setembre de 2020

PATRIMONIO VIARIO

MIGUEL APARICI NAVARRO | CRONISTA OFICIAL DE CORTES DE PALLÁS

No hace tanto que empezó a admitirse el atrincheramiento y los nidos y los bunkers como ‘castellología’ militar; iniciando su aparición en folletos excursionistas, como los de la línea XYZ republicana. También nos sorprendió la primera ‘Ruta de los hornos de cal’; que vimos referida a las tierras de Fontanars dels Alforins. Así que no se sorprendan si les propongo la recuperación memorística de nuestro patrimonio viario; el valenciano, claro. Les voy a exponer algunos hitos.

DE ÁRBOLES. Si revisamos películas en blanco y negro, de nuestra postguerra, junto a las avenidas nuevas de un Madrid hoy irreconocibles hallaremos imágenes de una Castilla plana y seca; en la que destacan líneas de arboledas, flanqueando los caminos. Marcaban rutas en la distancia, fijaban márgenes, daban sombra en los mediodías quemantes a los no raros caminantes o arrieros entre pueblos vecinos y distantes.

Un día, alguien dijo que los ‘seiscientos’ se estrellaban contra ellos y se mataba la gente. Más tarde, fueron las ampliaciones de calzada los verdugos ecologistas, que no supieron o quisieron retranquear alamedas y choperas. De aquello queda poco, pero algunos vestigios (porque ahora tienen ‘biondas’ por delante…) pueden hallarse. Y es un gozo, para la vista, encontrarse esos tramitos sombrajeados por los caminos valencianos del interior; aunque llevemos el aire acondicionado puesto.

DE HECTÓMETROS. De los hitos kilométricos mejor no hablar. En el menos malo de los casos, los han amontonado en rotondas. Pero los hectómetros… a algunos les resultarán entrañables; porque están, prácticamente, desaparecidos. Queridos marcadores de nuestra juventud dominguera, que nos indicaban los cien metros recorridos y que íbamos contando por la ventanilla aireadora.

‘Ladrillazos’ enanos, redondeados por la cabeza e incrustados en el suelo, pintados de blanco; con una grafía en negro de trapa, dividida por línea horizontal, que montaba centenas cambiantes sobre el kilómetro común denominador.

Es hoy una sorpresa buscarlos como setas en la carretera que sube hacia el Marines viejo; donde una nueva inmatriculación metálica los ha sustituido. Curioso y raro camino, con hectómetros repuestos. ¿Será un experimento?. Pero si buscan reliquia casi secular: sigan el tramo Alpera-Carcelén (Albacete), cuando se abomba entrando en el término de Ayora. Allí sigue la ‘mano incorrupta de Franco’.

DE QUITAMIEDOS. Los de bloques acementados, claro. Las bandas metálicas de ahora, y sus suplementos anti-cizalla moteros, tienen escaso interés. Los sucesivos, decimos, con aperturas economizadoras de material por las que no cabía a precipitarse un turismo al abismo. Los que servían para sentarse, un momento, a los andariegos. Los que preservaban del pánico a los alevines conductores, en las zigzagueantes cuestas barranqueras. Les confieso que mi número ‘diez’ está en el tramo desde ‘Puente Alta’ (río Turia) a Calles, donde el viejo asfalto terraplenero -cuasi abandonado- muestra el ejemplar de museo que componen la hilera de pilares estrechos y altos que une una vieja tela metálica, antaño, pintada.

DE PUENTES. Aquí sí que hay posibilidades de verdadero catálogo. Arco o arcos. Pretil. Carenamientos de bases laterales. Sobre ríos, barrancos o vaguadas. Cada curso con su salto o libramiento. Algunos, sin nada que envidiar a la fama de los de Madison. Estos en piedra, picapedrada de maestro, almohadillada de aspecto. En revueltas aparcadas por rectificaciones del itinerario. En entradas de pueblos, sobre el barranco local de antaño lavar las mujeres. En gargantas de ‘puenting’. ¿Han detenido alguna vez su vehículo, para bajar a admirarlos?. Les recomiendo un ‘top ten’, entre Aras y la rinconada de Ademuz. Arco volado sobre el Guadalaviar. Vale la pena ir al lugar, a almorzar (con vino del ‘Alto Turia’).

Lástima, como siempre, de ‘autoridades pertinentes’. Las que no saben, o no quieren, explanar aparcaderos y poner carteles.

DE CASAS DE PEONES CAMINEROS. Merecerían mucho más espacio, pero hasta estas líneas son finitas. Iguales, familiares, a tramos de seis kilómetros y anunciadoras sobre paneles yeseros esquineros (altitud sobre el mar, distancias a…). Y tapiadas y abandonadas. ¡Pobre patrimonio vial de la Diputación Provincial!. Tomen un día su coche y empiecen desde Picassent. Llegarán hasta Alborache, pasando por Turís, descubriéndolas y contándolas. Diviertan a los niños. Háganles fotos, antes de que -pese a su recia estructura- perezcan. Si…, vía Macastre y embalse de Forata y masía de Quinete, quieren llegar hasta la última: tomen dirección a la Fuente de la Chufa y al altiplano de El Oro. Lleven neverita, con cervecita fresca; ya que el monumental manantial es, ahora, sólo un irreconocido patrimonio viario.

Fuente: https://www.lasprovincias.es