LA SENDA DELS VIVONS

MIGUEL APARICI NAVARRO, CRONISTA OFICIAL DE CORTES DE PALLÁS

Se nos va la memoria, la verdadera memoria histórica; según nos vamos yendo nosotros también… Y se nos pierde la Valencia recorrida y su huerta vivida. Camí del Caminot, Voravall, Entrá del Colero, Alquería de Palmera, Senda dels Vivons… ¿Qué será de los nombres casolanos y de las gentes ordinarias, cuando nos muramos quienes los recordamos?.

Pensando esto, me he propuesto servir de botón de muestra animador y dejar aquí escrita la memoria existencial de un topónimo que ya ha dejado de tener territorialidad.

La ‘Senda dels Vivons’… ya no existe. La trituró el desarrollismo sobre l’Horta Sud. Pero, si les llama la curiosidad, les ofrezco una fotocopia amarillenta.

Esta comunicación iba desde La Punta a Nazaret. Se iniciaba en el solar de mis antepasados: Casa ‘El Rol’ (mi hermano y yo aún somos ‘Pepito y Miguelín, els Rolets’). Nombre que nos venía por tener en la era un ‘roll’ o compuerta de aguas desde la amplísima acequia de El Valladar a otra menor (un ‘partidor’, vamos).

El Valladar era un mundo. Pues por su ‘pontet’ o estrecha losa de piedra, pasábamos todos. Incluso los mendigos, alguno de los cuales llegó a caerse y sólo vino ‘La Pepa’ a recogerlo; ya ahogado. O el preso escapado de Monteolivete, seguido por los soldados y que, ya exhausto, cayó al saltar por su parte más ancha y fue sacado de ella; sólo para fusilarlo sobre la pared umbría de la vecina casa de ‘El Arrosser’, espectáculo que mi madre me evitó de un empujón.

Iniciado el tránsito por la senda, en dirección a Levante, el caballón terroso (milagro entre campos de hortalizas), alcanzaba las primeras de las casas: de ‘Buserany’, mitad alquerías, mitad barracas.

Hogar de mis vecinos Vicente y Cristóbal (Vivó, claro). Dos maestros nacionales, casados con dos maestras. Que tenían la mejor ‘cebera’ o barraca cebollera de la zona. Y cuya tía Conchín, largamente soltera, acabó casando con un viudo. Lo que dio lugar a multitudinaria ‘senserrá’ (cencerrada) y jolgorio cada atardecer hasta que, deviniendo súper famosa, tuvo que intervenir la Guardia Civil.

El siguiente núcleo (aquello se asemejaba a ‘villas romanas’) lo constituían dos viviendas con el apodo de ‘El Casaca’, uno de cuyos miembros había trabajado en Francia; por lo que, en los juegos (con Manolo, Miguel, Vicente ‘El Negre’ y ‘La Nena’; Vivons, claro), pudimos ver allí objetos y publicaciones que por aquí no circulaban. Es más, disfrutábamos los niños con sus actuaciones en la iglesia de la partida rural; ya que era el ‘campaner’ y, al mismo tiempo, el ‘coeter’. Tan atrevido, que una vez le explotaron todos los cohetes que llevaba metidos en el pecho.

Tras otro tramo senderil, esta vez compartido con una pequeña acequia de la que rompíamos los hielos invernales y donde acabábamos mojados al resbalar por los barros tras las lluvias, estaba el núcleo que centraba Casa Boro (donde nació Don Rafael, el cura que levantó la iglesia de Chirivella).

Y su hermano Salvador, que ha dejado -al fallecer- toda una saga de nietos guardias municipales de Valencia y de suboficiales músicos del Ejército. Ya que fue un pluriempleado (motorista y clarinetista), que igual regaba los campos que cobraba los recibos a plazos de Muebles ‘El Filero’.

Poco más adelante, en la margen contraria, estaba Casa ‘Bonorache’, donde también tuve amigos de mi edad (Vicente y Jaume). Pero sobre todo donde, con bajar un escalón, bebíamos del chorrito de la fuente freática de su era; que ostentaba un retablo de azulejos con San Rafael. Casi frente a la cual, partía la sendita a Casa ‘Faba’ y al horno campiñero de Rafaelet.

Y, al final, el ultimo ‘bloque’. Con la Casa de la Tía Pura, la Casa de ‘La Nana’ y la Casa de ‘El Sastre’ (del Tío Pepe, mi padrino de acristianar). Ya haciendo límite con la acequia de ‘El Burro Mort’, el camino viejo de Nazaret, el inmenso transformador de luz eléctrica para toda la zona y el ‘pontet’ sobre el famoso ‘El Canal’ del Turia a la Albufera; que, aun en los 60, mostraba barcas arroceras varadas o semihundidas.

Fuente: https://www.lasprovincias.es