El otro día volví a ver una película de los 60, época más
gloriosa de Hollywood, sobre la vida de Miguel Ángel con tres excelentes
actores: Charlton Heston, Rex Harrison y Diane Cilento. Se trataba de El
tormento y el éxtasis, un film basado en la novela de Irving Stone y dirigido
por Carol Reed, cuyo argumento hacía referencia a la realización de las
pinturas del techo de la Sixtina. Precisamente al volver a visualizar en la
cinta los frescos de la bóveda de la capilla papal, recordé recientes estudios
sobre el tema, que no dejaron de asombrarme. Así, las nueve escenas, desde la
creación del universo hasta la embriaguez de Noé, se acomodan en una proporción
de espacio arquitectónico, en la misma formulación cabalística de las
dimensiones del Templo de Jerusalén. Otra de las sorpresas fue el epítome de
fisiología humana subrepticio en las pinturas: El tronco cerebral en la glotis
de Dios, en la disociación de la luz de las tinieblas. La separación entre las
aguas y la tierra, precisada en el perfil del manto del creador, como la
silueta de un riñón, referencia de la disparidad de lo líquido y lo sólido. Los
ignudi flanqueros del último papel con Noé ebrio, arrebujados bajo el contorno
de un hígado, siendo el segundo cirrótico. Los ángeles cubiertos con el manto
de Yahvé en el insuflo de la vida a Adán, que suponen la sabiduría del
engendrar y conforman la morfología del corte axial de un cerebro. Digamos que
el artista llevó a cabo muchas disecciones en Florencia y Bolonia, para
estudiar la anatomía. Pues bien, el prodigio de este conocimiento le supuso
saltar de la carnalización del cuerpo humano a su universalidad. Neoplatonismo
analógico en vena: El microcosmos fisiológico, que refiere el macrocosmos
astral. Leonardo también era feligrés de esa creencia. Ahhhhh, de paso
recomiendo la película.
FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA
Esa portada, la de ‘The New York Times’ del domingo último,
conmociona y conmueve con su dolorosa simplicidad; la lista de mil muertos que
llena la página, nombres y un par de datos personales, ha pasado a la historia
del periodismo en un minuto y le ha dado al presidente Trump una bofetada para
la eternidad.
«Todas las noticias que merecen ser publicadas», dice el
lema editorial del diario. Antes, el 10 de mayo, ‘O Globo’ de Río de Janeiro
había sido pionero a la hora de hacer una portada con fallecidos; fue un
desesperado guantazo al presidente Bolsonaro, más negacionista aún que Trump.
Pero este domingo, el diario brasileiro ya iba por otros rumbos: las
confesiones apesadumbradas de los médicos que tenían que seleccionar pacientes
y decidir -¡qué reportaje el de Paco Ricós, en nuestro periódico del domingo!-;
y también el escándalo de las franquicias de chocolate de un ex asesor
presidencial, que en dos años ha acrecentado un 860% su negocio.
De las fosas comunes de Brasil te enteras por la portada del
mejicano ‘La Jornada’; pero de los muertos en Tijuana, del caos hospitalario de
Acapulco, los que informan son los periódicos de California. Esta es una
epidemia global pero conviene leer las portadas de los países vecinos, como
cuando en Europa se hablaba de «gripe española». Un solo tema para miles de
diarios, una sola angustia en todo el planeta. En ‘Los Ángeles Times’ andan
trabajando sobre el consumo de animales «insólitos» en Oriente: por ejemplo, el
mercado de la carne de perro en Indonesia. La prensa de México, sin embargo,
dice que al país le faltan «insumos», por lo que te acabas enterando de que es
una palabra preciosa que quiere decir «bienes de producción». «Rabia detrás de
la máscara. Se discuten las ayudas del corona», dice el ‘Frankfurter’. ¿Para
hablar de la batalla entre sus lander y el gobierno federal o de la guerra
entre Merkel y Macron? Da igual, es lo mismo. Los surfistas de California le
han puesto mascarilla al monumento del inventor de la tabla y la palabra
terraza se hace internacional y se consagra como mito. La mitad norte del
planeta abre librerías, ensaya comer al aire libre y pisa de nuevo la playa;
pero la mitad sur ve llegar el invierno con mucho más que prevención: «La
cuarentena va a durar lo que deba durar», dice el presidente argentino en la
portada de ‘La Nación’. Y ante una afirmación así hay que caer rendido y
aceptar que, mires donde mires, (excepto en China, claro) el juego de la
epidemia es idéntico y se repite: se enteraron tarde, lo estamos pasando mal y
el gobierno tiene la culpa.
Para que el lector entienda este término debemos comprender
cuál era el sistema castellano de rangos municipales. El sistema valenciano
estuvo vigente desde el siglo XIII hasta principios del siglo XVIII, momento en
el que se unificó la administración de todo el estado.
En el rango valenciano estaban clasificados de menor a mayor
“Lloch” (Lugar); “Universitat”; (Comunidad vecinal);
“Vila” (Villa) y finalmente la “Ciutat” o Ciudad. El rango
castellano utilizado en las tierras valencianas en la época que estudiamos era:
Aldea, Villa y Ciudad.
Según la Academia de Autoridades, dependiente de La Real
Academia Española en 1739 nos define en su primera entrada el término
“Villazgo” como: “Calidad o privilegio de villa”.
El término villa tiene básicamente una sola acepción, si
bien con alguna variante producto de matices históricos. Una villa es un núcleo
de población de una cierta entidad. Se trata de una gracia concedida, a menudo
como respuesta positiva a una petición de la población interesada. En el ámbito
de la organización administrativa, una villa es una población con un tamaño
intermedio entre una aldea y una ciudad, dotado de una economía que comienza a
tener cierta importancia.
¿Cuál es la definición de aldea y pueblo? Una aldea, es un
asentamiento humano comúnmente localizado en áreas rurales. Es generalmente de
tamaño y población menor que un pueblo. Las aldeas han sido la unidad
fundamental de las comunidades humanas en la mayoría de las áreas del mundo a
lo largo de la historia. Se mantienen en zonas de población dispersa. El pueblo
(del latín populus) es el conjunto de personas de una nación, aunque también
puede entenderse como el de parte de un país, el de una región o el de una
localidad, o incluso asimilarse al mismo concepto de país o de localidad
(especialmente para una población rural). Según la Academia de Autoridades,
dependiente de La Real Academia Española en 1739 nos define en su segunda
entrada el término “pueblo” como: (Del lat. popŭlus).”Población
de menor categoría”.
¿Por qué Casinos solicita el villazgo?
A la vista de las anteriores definiciones y si nos
remontamos al origen de nuestro municipio debemos advertir que Casinos comenzó
siendo una pequeña masía (más de Casinos) antes de la llegada de Mosén Juan
Murgui y la construcción del ermitorio y el pozo. A partir de éste momento y
debido al crecimiento demográfico que se inicia a finales del siglo XVII a
nivel del Reino de Valencia, comprobamos como se instalan un buen número de
familias en lo que es el Más de Casinos y alrededores que crean un núcleo de
población nuevo.
¿Cómo se produce esta proyección poblacional? Después de la
expulsión de los moriscos en 1609, hecho que produce un vacío demográfico -un
tercio de la población valenciana fue expulsada-ocasionó una crisis económica y
demográfica que ha venido a denominarse la “Crisis valenciana del siglo
XVII” aunque realmente estamos ante una reestructuración de la población.
De ahí que tierras que posiblemente estuvieran ocupadas marginalmente por
población morisca (Orán, Charco del moro, Ceuta…) en este momento pasan a ser
trabajadas por nuevos pobladores.
Lo que ocurre en Casinos en este momento puede parecer un
hecho un tanto insólito, porque tras la citada expulsión morisca y después de
la recuperación poblacional que se produce a lo largo de los siglos XVII y
XVIII el modelo poblacional cambió a favor de una mayor concentración
demográfica. Casinos muestra el modelo contrario de ahí su excepcionalidad. Por
una parte se trata de un pueblo creado “ex novo” y sin precedentes más
allá del seiscientos y por otra es el ejemplo de un modelo de disgregación
poblacional.
Estamos ante un hecho probado de cómo aumenta el censo en el
Mas de Casino, también vemos cómo crecen las diferentes ramas familiares unas
más acomodadas que otras y sobre todo a través de los diferentes pelitos
detallados en otros estudios sabemos los enfrentamientos globales entre ambos
municipios el primero llamado Liria y el segundo el emergente e imparable
Casinos, así como otros frentes conflictivos.
¿Qué impulsa a los vecinos del Más de Casinos a dar ese paso
adelante? Sencillamente pienso que el motivo que más puede justificar esta
voluntad es el sentirse un pueblo independiente, un pueblo que puede
autogobernarse. De hecho los diferentes pleitos ocurridos y narrados con todo
detalle en “Casinos del Siglo XVII a 1815” nos hacen ver el mal trato
que recibe el “más” de su pueblo matriz Liria, y de algunos sectores
y órdenes eclesiásticas. Por eso una vez la vida comienza a desarrollarse con normalidad
en Casinos, es cuando aquellos moradores comienzan a moverse para conseguir la
independencia y ser un pueblo autónomo.
Según Benedict Anderson nos explica en su libro “La
comunidad imaginada” (1983) que una nación o pueblo es una comunidad
construida socialmente. Es decir, imaginada por las personas que se perciben a
sí mismas como parte de este grupo. Esta definición, salvadas las distancias y
la época nos sirve para explicar lo que ocurrió en Casinos.
¿Cuál es el primer paso que se da en firme?El Arzobispo de
Valencia Francisco Fabián y Fuero atiende las necesidades de esta
“familia” de vecinos y funda la Parroquia, dando así un primer paso
en aras a conseguir la pretensión. 1788 Fundación de la Parroquia; Damián
Fuster. Primer Vicario. Vicente Adsuar (Vicario perpetuo). Y ya lo manifiesta
en los escritos fundacionales con estas palabras:
“Aldea, que se compone de ciento cincuenta vecinos y su
localidad y terreno fructífero facilitaron, en pocos años, su población y
aumento considerable anual, por lo que, aquel Arzobispo, convencido de los
perjuicios que experimentaban de estar sujeta a la parroquia de Liria, la
constituyó en parroquia y dotó un cura, causa por la que han sufrido toda clase
de vejaciones de dicha villa de Liria, que haciéndose intolerable para redimirlas
y poner término a ellas, adoptaron el único y más suave medio cual fue el de
solicitar el privilegio de villazgo.”
El más de Casinos, busca ser la Villa de Casinos y de mano
de Juan Rocher y la familia de Andrea Murgui Muñoz, consiguen llevar a puerto
el buque insignia bautizado con el nombre de Casinos.
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