Arxiu diari: 13 de maig de 2020

LOS GRANDES MISTERIOS DE LA VIDA PRIVADA. 3. EL CUPÓN PRIMA, ABUELO DEL CUPÓN REGALO

FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA

Seguro que los mayores recuerdan el Cupón Regalo Comercial, un sistema de promoción de ventas que funcionó en Valencia entre los años cuarenta a sesenta del siglo XX. Un león, una hucha ahorradora y sobre todo el aspecto imponente de la “Finca de Hierro”, en la calle de Xàtiva, daban solidez y garantía a un sistema por lo demás sencillo: las compras efectuadas en unas tiendas abonadas a la red, reportaban cupones a los clientes; que a su vez, cuando tenían ya pegados los cupones en libretas especiales, podían canjearlas por regalos compensadores.

Sin embargo, tras profundas investigaciones, hemos llegado a la conclusión de que el Cupón Regalo Comercial no fue el primero en trabajar ese sistema de alicientes al consumo. Es más, podemos demostrar, y demostramos, que en el año 1902 empezó a trabajar en Valencia un antecedente que se llamó el Cupón Prima.

En efecto, en la página 4, la página comercial de “Las Provincias” del 21 de mayo de 1902, encontramos un gran anuncio que pregonaba la puesta en marcha e inauguración, el día siguiente, de un servicio comercial revolucionario y remunerador. “Un buen porvenir para Valencia”, decía un titular a ocho columnas bajo el que se explicaba que la Compañía Parisiense de Cupones Prima Mercantiles se había establecido en Barcelona, en la Ronda de la Universidad, 22, para abrir sucursal en la calle de Zaragoza, números 28 y 30, donde las puertas estaban abiertas al público.

El modelo de incentivo de ventas era el que después siguió el Cupón Regalo de los años cincuenta. Un grupo de voluntariosas señoras habían repartido libretas por toda la ciudad y una larguísima lista de comercios, cuya relación llenaba la página, estaban adheridos al sistema. Ahora se anunciaba la apertura de puertas del establecimiento de la calle de Zaragoza, donde se podía ver la infinidad de objetos que se cambiarían por libretas. Todo visitante que llevara ya una libreta recibiría 25 cupones como obsequio promocional.

Librerías, chocolaterías, restaurantes, perfumerías, sombrererías y ferreterías; tiendas de música, de guantes, abanicos, salazones, artículos de regalo, mantas y zapatos; grandes, pequeños y medianos comercios, figuraban en el cuadro del anuncio, que es por sí mismo una estupenda guía comercial de la ciudad. Más de cincuenta ultramarinos, las mejores relojerías, las tiendas de fotografía… Desde la novísima calle de la Paz a la plaza de San Francisco, desde la calle de San Vicente a la calle de Serranos, toda la Valencia comercial de principios de siglo estaba dispuesta a participar y ofrecía un cupón por cada dos reales de compra efectiva. Y no se olvidaba, ni mucho menos, la participación del Grao: los mejores establecimientos de una población incorporada a la ciudad hacía no más de cinco años, estaban en la lista.

La calle de Zaragoza era la calle comercial por excelencia de la Valencia tradicional. No existe ya, porque fue embebida por la ampliación de la plaza de la Reina. Pero llevaba directamente a la Puerta de los Hierros de la Catedral desde la encrucijada de San Vicente con la calle de la Paz. Servida por numerosas líneas de tranvía, esa calle angosta, de toldos enormes, ofrecía de todo a toda clase de públicos y era el punto de paso obligado entre la plaza donde se decía que se iba a levantar un nuevo Ayuntamiento y la plaza de la Constitución o de la Virgen.

En esa calle estaba la moderna tienda de gramófonos de Antonio Mercado, que ocupaba los números 13 y 15 y siempre tenía chiquillos mirando en el escaparate. Pero en el edificio de los números 3 y 5 atraía mucho más el Bazar Viena, donde todas las novedades esperaban al cliente: juguetes y artículos de regalo, objetos para el hogar y detalles personales, lo popular y lo sofisticado encontraba hueco, en lo que era punto de cita de la última moda europea y, sobre todo, vienesa. Porque demás del nombre, la familia propietaria, los Goerlich, procuraban traer de Centroeuropa lo más nuevo, hasta ser un punto de proyección, según se ha escrito, del modernismo decorativo y artístico que estaba naciendo por aquellos años en Europa.

En los números 28 y 30, los almacenes de J. Prat, fueron la base sobre la que descansó el proyecto valenciano del Cupón Prima. Tenían de todo, sobre todo para el hogar y la cocina, y todo se baremó para que pudiera ser canjeado por las libretitas de cupones que le clientela pegaba.

En la calle de la Lonja esquina a la plaza del Doctor Collado, la cedacería Luna e Hijos de Enrique Saboya, estaba adherida a la promoción comercial, al servicio de una popular clientela procedente de los pueblos de la huerta. Herramientas y utensilios del hogar, pozales y azadas, capazos y cedazos… La famosa tienda, compañera inseparable de la Lonja, ha cerrado hace poco, ya en el siglo XXI, tras decenas de años de servicio. Con ella hemos perdido mucho paisaje, mucha  historia de la ciudad…

Fuente: https://fppuche.wordpress.com/

FALLECE DON LUIS, EL MÉDICO

Mª CARMEN RICO NAVARRO, CRONISTA OFICIAL DE PETRER

El 6 de mayo de 1975, hace hoy 45 años, falleció repentinamente, Don Luis Sempere Berenguer, tras cuarenta y tres años ejerciendo como médico en Petrer. El día de su despedida todo el pueblo acudió a dar el último adiós a quien tantas veces había entrado en sus casas para darles consuelo, a cualquier hora del día y de la noche.

Don Luis nació en Alcoy el 7 de mayo de 1907, ya que su madre, María, era natural de esta ciudad. Vivió su infancia en Elda, de donde era su padre, José. Posteriormente se trasladó a Alicante para estudiar el bachiller en los Hermanos Maristas, y allí conoció a su esposa Isabel. Estudió Medicina en la Facultad de Cádiz. Llegó a Petrer en 1933, ganando por oposición la plaza de médico de Asistencia Pública Domiciliaria del Ayuntamiento de Petrer, siendo también médico de cabecera que era como se llamaban por aquel entonces. El pago era por igualas, es decir un recibo semanal o mensual. En 1935, junto con su esposa Isabel Bernabeu Guillén, natural de Alicante, se trasladó a vivir al nº 11 de la calle Antonio Torres. En la planta inferior de la vivienda se instaló la consulta, que estuvo funcionando hasta su muerte. Petrer, por aquellos años, era un pueblo pequeño con grandes carencias sanitarias en una época difícil. El médico del pueblo se tenía que enfrentar diariamente con todos los problemas que podían surgir sin ayuda de especialistas, ni hospitales, ni todos los medios sofisticados de que hoy dispone la ciencia. Asistía a partos sin condiciones, ni agua, ni luz, etc., careciendo a veces hasta de lo más elemental, las medicinas. Los médicos de hoy en día contemplan aquella época con gran respeto y admiración.

Fue un hombre con gran sentido vocacional, que ayudó incluso a quienes no podían pagarle más que con el agradecimiento. Tras de sí dejó la semilla de su profesión en su hijo Luis y en su nieto Leopoldo Navarro. A principios de los años sesenta, fue fundador y primer presidente de la Asamblea de la Cruz Roja Española en Petrer, cargo que mantuvo hasta su muerte, haciendo de esta institución, junto con otras personas, una realidad al servicio del pueblo. En resumen, fue un hombre bueno, entrañable, tolerante, humano, familiar. En él no cabía el rencor y mantuvo durante toda su vida una entera dedicación a su trabajo.

El Ayuntamiento de Petrer aprobó el 27 de diciembre de 1984 que se sustituyese el nombre de la calle General Moscardó por el del Médico Don Luis Sempere Berenguer en reconocimiento a sus valores, su profesionalidad y el cariño incondicional a “su Petrer”, al que dedicó toda la vida de su dilatado ejercicio médico.

Hoy, más que nunca, nuestros profesionales de la sanidad tienen el respeto y la consideración que merecen por cuidar de nuestra salud y nuestro bienestar. Quiero que estas líneas sirvan para mostrar nuestro agradecimiento hacia ellos. No olvidaremos a médicos como Antonio Payá, padre e hijo, Pepita, “la comare” y otros profesionales de la sanidad que tendrán su espacio en estos retazos que pretenden rememorar nuestra historia.

Fuente: https://www.valledeelda.com

LA LLETRA C CONFINADA

LLUÍS MESA, CRONISTA OFICIAL D’ESTIVELLA

En estos dies, els corredors i corrals (tots dos amb la C inicial) s’han transformat en el millor aliat per a la realització del necessari exercici físic. El fet de gastar intensament eixos espais genera la sensació que sempre estem en el mateix lloc. Eixe cercle viciós em fa tornar, per tercera vegada, a la lletra C; encara que des d’una visió distinta. És impossible, després de superar la quarantena, no sentir-se reclòs ni tindre la necessitat d’escriure de la C com a capçalera de l’estat emocional en el qual vivim. El confinament i el tercer element de l’abecedari, doncs, són novament protagonistes de la secció.

La C es troba confinada, com nosaltres, i alhora confitada. Ara els dos adjectius conviuen junts en les cases. El rent i les receptes dolces han passat intensament a les nostres vides. És una via escapatòria que fa oblidar per instants el sentiment de tancament. En la cuina ens sentim més lliures, quan deixem volar el sentit creatiu de la rebosteria.

Però, més enllà del matís llépol de la paraula, el confinament produïx sobretot sensacions d’estrés i limitació. La falta psicològica d’aire es demostra perquè som conscients que ni les cases luxoses ni les precàries estan generalment preparades per a nosaltres. Les meravelloses habitacions infantils i els pisos supercomplets de les parelles jóvens són més gelats del que semblaven. Els falta llum o elements que ajuden a sentir-nos còmodes moltes hores seguides.

La major finestra per a eixir del confinament es troba en la televisió, però no sempre. Els comunicats d’esta guerra moderna s’hi seguixen diàriament. A l’hora del dinar es manifesten les màximes autoritats. Ens lleven la llibertat de menjar relaxadament perquè els discursos són prou buits i extensos. Cal esperar al final perquè anuncien el que han volgut dir. A voltes, és gràcies a les preguntes dels periodistes. Unes altres, els seus preguntats són tan extensos com els discursos presidencials. Així que el televisor perd el valor terapèutic i potencia el sentiment de confinament, en escoltar polítiques i polítics.

En definitiva, tenim motius per a no oblidar la lletra C. El mes passat anunciava el coronavirus. Hui encapçala el confinament en el qual ens trobem. Davant d’ell, sols queda resignar-se perquè la convivència siga el menys nociva possible. L’himne d’Estivella acaba dient «units en llibertat». Ara ens toca estar units a casa per a creure que tornarem a ser persones lliures. Tinguem en compte que l’esperança obri la porta a la llibertat.

Fuente: https://www.levante-emv.com

OIGO PATRIA

ANTONIO GASCÓ, CRONISTA OFICIAL DE CASTELLÓ

He recibido por wasap, como tal vez muchos de los que hayan a bien leer este fondillo, una hiperbólica oda precedida por el siguiente párrafo: esta poesía de José de Espronceda (Almendralejo, 1808-Madrid, 1842) retrata un momento de la historia actual. ¡¡¡Espronceda vive!!! El poema que sigue a continuación, de un valor literario, preceptiva y rima más que discutibles, comienza de esta guisa: «Oigo patria tu aflicción / y no entiendo por qué callas / viendo a traidores canallas / despedazar tu nación». Tras este primer cuarteto, sigue una exaltada arenga patriotera y romanticoide, rimbombante y ostentosa, que pone de chupa de dómine al gobierno, respecto de su actuación política en la actualidad. No voy a entrar en la invectiva que los versos hacen del ejecutivo, a la que estimo respalda derecho de libertad de expresión. Donde sí que voy a entrar es en la atribución a Espronceda de una obra que no le pertenece en absoluto. De este aliento heroico, el autor de El diablo mundo escribió entre otros poemas, la Oda al dos de mayo, ¡Guerra! y A la patria. Pues bien, del primero y con el mismo nombre, hubo un remedo, algunos años después, que principia así: «Oigo patria tu aflicción / y escucho el triste concierto / que forman, tocando a muerto / la campana y el cañón», del que era autor Bernardo López García, un contemporáneo con alientos revolucionarios, que pasó por el parnaso literario de la época con más pena que gloria. Y esto es lo que indigna al autor de esta columna. Que se utilice, ya no el nombre del escritor al que se ha plagiado el primer verso y el recurso estilístico, sino el de un gran poeta, gloria de las letras, para darle visos de categoría a la composición, cometiendo un fraude intencionado con propósito de reclamo. Flaco favor le hacen a Espronceda, que sin duda vive (¡no ha de vivir!) en el parnaso de las letras españolas, pero por el valor de sus propias obras y no por parodias engañosas de pluma ajena.

Fuente: https://www.elperiodicomediterraneo.com

CASINOS: PRIMER SÁBADO DE MAYO COSTUMBRES ROMÁNTICAS

JOSÉ SALVADOR MURGUI. CRONISTA OFICIAL DE CASINOS

Hay pueblos que celebran los mayos, otros hacen fiestas de otra forma, y en otros se hacían fiestas que con el tiempo han desaparecido. Una de las costumbres del mes de mayo de Casinos, era el primer sábado después que acababa el baile, la verbena, ir a hacer enramadas a las chicas, a la vez que obsequiarlas con dulces serenatas que rompían el silencio de la noche primaveral.

Es una tradición por llamarle de alguna forma que con el tiempo se ha ido diluyendo hasta desaparecer. Las enramadas eran la esencia romántica del amor, era la forma de un chico obsequiar a su pretendida, novia, amiga… habían enramadas rumbosas de rosas, otras de arbustos aromáticos seleccionados en el campo,(que hay quien descargaba el remolque cargado de murta y romero), otras remontándonos a años de las décadas de 1950 o anteriores que se hacían con peladillas, o incluso otras que se obsequiaba a la novia con una joya.

Hay algún caso que se ha comentado en el pueblo, de estar el novio a la puerta de la casa de la novia, esperando el amanecer de ese primer domingo de mayo, para que la chica, se asomará a la puerta a ver la alfombra floral, y ofrecerle una joya, con la exclamación valenciana de “la enramá se fa en la má”, y darle en ese momento, un anillo, una pulsera o un collar… Costumbres románticas y de poderío, desaparecidas.

Si algún varón se sentía ofendido por la actitud de alguna dama, al no ser correspondido, o haber recibido alguna “calabaza” sentimental, ese primer sábado de mayo, también era el momento adecuado para la venganza: la sorpresa era al abrir la puerta de casa de la señorita, al amanecer del domingo, esperando la enramada, con el consiguiente desaliento encontrarte con un palo de pitera. La “Pitera” la Real Academia Española, la define como “pita (planta)”, y es una planta muy común en los campos de nuestro término, que florece una vez al año produciendo una inflorescencia terminal de unos ocho o diez metros de altura y una anchura superior a los diez cm. de diámetro, terminando con pequeñas ramas en forma de panícula abierta. Esa sorpresa no era muy agradable para quien la recibía.

Por otra parte las enramadas iban acompañadas de las serenatas, los cantos románticos de la Tuna eran la música de fondo en las noches de mayo: “Despierta dulce amor de mi vida, despierta, si te encuentras dormida… escucha mi voz vibrar bajo tu ventana…” o aquella que decía: “No sé res de la tristesa, que hi ha dintre del teu cor, aixua els teus ulls a l´aire, mira que clara és la nit. Perquè no vull que plores mes, per un amor perdut, quan la nostra guitarra, ja comença el seu cantar. No oblides mai aquests moments, i allunya tota tristesa, escolta la nostra cançó, somia des d’ara amb l’amor. La veu de la tuna se’n va, però el nostre cor es queda, i pensa que per sempre més recordarem aquesta nit.

Era una fiesta con guitarras, bandurrias, panderetas, voces, orden y alegría, las canciones se superponían, se pasaba de la tuna a los Panchos: “que bonitos ojos tienes debajo de esas dos cejas… Casinera, salerosa….”, tampoco podían faltar temas jamás olvidados de “Los Brincos”: “Nunca te podré olvidar, porque me enseñaste a amar. Con un sorbito de champán brindando por el nuevo amor, la suave luz de aquel rincón, hizo latir mi corazón. Es tan fácil recordar, siempre que vuelvo a brindar,¡ Con un sorbito de champán, brindando por el nuevo amor…! Y entonces, fue cuando te besé, de tu mirar, yo me enamoré…”

Las noches eran largas, no faltaban las garrafas de mistela y vino dulce, y hasta había chicas tan generosas, que nos abrían la puerta y nos obsequiaban con un ágape a altas horas de la madrugada. Noches en vela, noches divertidas, pasionales de bondad, sin hacer daño a nadie, únicas. En otros tiempos cuando empezaron a existir los tocadiscos, los cassettes, y los discos de vinilo, se hacía la música con aquellos aparatos, había que llevar un “ladrón de bombillas” que lo enroscaban en la puerta de la casa, que en casi todas había un porta-lámparas para iluminar la entrada, y con un cable alargador se podía enchufar el aparato para hacer la música, tecnología puntera de los años sesenta.

Pero la tradición hizo que ser recuperaran los cantos a viva voz que tanto han alegrado las “Noche de ronda, qué triste pasa, qué triste cruza, por mi balcón. Noche de ronda cómo me hiere, cómo lastima m i corazón… Luna que se quiebra, sobre la tiniebla se mi soledad… A dónde vas”, íbamos recorriendo cual peregrinos las calles de Casinos, hasta que nos sorprendía el amanecer de las cálidas noches de mayo, junio… hasta agosto en fiestas; despedidas de solteros, felicitaciones a las novias, comuniones de los hijos… en fin una larga nebulosa que empaña el acontecer.

Diario de la vida, diario del 2020, mayo del 70, del 80, del 90, del 2000… “Palmero sube a la palma y dile a la palmerita… quiero que te pongas la mantilla blanca, quiero que te pongas la mantilla azul…” la noche nos envuelve, tengo que poner fin a esta crónica de recuerdos que se la dedico al más insigne “Tuno”, al gran maestro y profesor Manolo Murgui (otro Murgui, somos tantos, y tantos años) que tanto positivismo y maestría aporto a esas noches largas, de recuerdos a cada minuto, de realidad al sonar el bordón y entonar la canción…

“Termina la feria esta noche sin luna, terminan los cantos, con suspiros de amor. Tranquilo está el parque, esta noche estrellada, las almas ocultan alegrías y llantos dentro del corazón. ¡Ay, ay, ay ay, ya no suenan las guitarras, ni los bajos guitarrones. Ya se secaron las flores que adornaban tu balcón! Ay, ay ay ay, ya no hay fuegos de colores ni mariachis, ni canciones y a lo lejos por el bosque se va yendo mi canción.”

Así nos va pasando la vida, así vamos dejando las ilusiones, así se acaban las tradiciones… Como se decía en uno de los diálogos de la función de teatro “Sanc Valencina”: “Hoy mi vida es otra, mi vida es nueva, sin una sombra siquiera, que emborrone mi pasado, por muy triste que este sea…” El pasado no se emborrona, se revive, hoy brindo estas letras a todas esas personas que a lo largo de la historia las vivieron con pasión.

Fuente: https://www.elperiodicodeaqui.com