FRANCISCO PÉREZ PUCHE, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA
En un viaje oficial a Alemania, lo primero que me preguntaron los periodistas que trabajaban para el Ayuntamiento de Mainz (Maguncia) era si en España se podía conducir borracho. Les expliqué que no era conveniente, pero ellos insistían: sabían de buena tinta que en España no había entonces una ley concreta que delimitara la tasa de alcohol en sangre, sabían que la policía española no tenía detectores de alcohol, y lo que querían era mi confirmación, para que los dos incrédulos del grupo quedaran convencidos de lo que los otros dos pensaban: que a falta de ley, norma, organización, estructura y medios, España era lo que en realidad los cuatro soñaban desde adolescentes: un paraíso para los bebedores, un oasis permisivo en medio de la Europa reglamentada. Porque todo alemán –o así lo vi yo entonces– es un ser nacido para obedecer pero lleva dentro un caballo dispuesto a desbocarse en las exóticas praderas sin reglas del sur.
Los periódicos empiezan a llevar estudios donde se puntúa la gestión de la crisis del coronavirus en los países europeos. Se intenta saber quién estuvo más atento, quién estaba más preparado, quién tomó antes medidas eficientes para combatir la pandemia. Y sale lo que era de esperar: Alemania es la mejor puntuada, seguida de Suiza, Austria y los bálticos; y los peor puntuados, Italia y España, somos los de ese sur edonista y anárquico donde la gente habla a voces y tiende ropa de un lado a otro de la calle.
Son los tópicos, siempre acuñados desde una realidad sobradamente demostrada. Es el sentido de la obediencia y la colectividad, la renuncia al individualismo, la abnegada aceptación del sentido de Estado que es, también, sentido de batallón, de escuadra, y gusto por el desfile exhibicionista.
¿Hay leyes en España contra los conductores bebidos? En aquel momento, expliqué, todavía no había una estructura preparada para hacer soplar a los conductores a la salida de una boda; pero eso no implicaba que España fuera la selva, como ellos pretendían. No hubo manera de hacerme entender: se necesita que haya una ley y que esté desarrollada a través de ordenanza, reglamento, horario, organización y equipo material de aplicación a los casos de infracción… El resto, ay, es ese dorado anarquismo del sur que en el fondo persigue todo alemán… para probarlo al menos un par de veces antes de llegar a viejo.
Colectivismo e individualismo. Organización y pequeño caos. China, Singapur, Corea, Japón, Taiwán, al otro lado del mundo, reproducen con facilidad modelos colectivistas que en esta parte comparten Finlandia, Noruega, Austria y Alemania. Viene de lejos, de muy lejos. Viene del carácter, de las formas religiosas, del concepto de libertad y burguesía, de lo que se escucha en casa y se aprende en la escuela. Y todo eso, ahora, configura el ambiente con el que Europa tiene que elaborar un plan destinado a salir de la peor crisis a la que se ha enfrentado desde que la última gran guerra.
El liderazgo lo va a tener Alemania, como es de temer y desear. Francia se ha quedado atrás y, una vez más, es la anticipación, la preparación, la previsión organizada de los alemanes la que se presenta con fuerzas y recursos para hacerlo. Y como es normal, lo hará imponiendo sus reglas y controles.
En el año 1918, cuando los médicos valencianos empezaron a trabajar en serio en el problema de una gripe que se extendía, se dieron cuenta enseguida de que el bacilo que estaba causando estragos era “el de Pfeiffer”. Es decir el que había descrito en 1892 Richard Pfeiffer para las enfermedades gripales y respiratorias: el “Haemophilus influenzae”. Pfeiffer –¿les suena ese nombre asociado a medicamentos?– había sido el mejor alumno del profesor Robert Koch, el mejor estudioso de Alemania y el que detectó el origen de la tuberculosis. Es decir que si el carácter colectivo configura un perfil y la organización estatal genera un sistema, basta con dejar que los científicos desarrollen sus cualidades investigadoras con el debido apoyo financiero. Si uno tiene en su tradición científica a Pfeiffer y a Koch tiene mucho adelantado…
Fuente: https://fppuche.wordpress.com/